Ciudadanía: ¿Escuchará el Gobierno la Consulta Pública?

La consulta pública sobre la nueva Estrategia Nacional de Educación para la Ciudadanía y Aprendizajes Esenciales para la Ciudadanía y el Desarrollo concluyó la semana pasada, y es hora de decidir qué hacer con ella. Se realizó un esfuerzo largamente esperado para revisar y estructurar la disciplina y hacer que la estrategia y el aprendizaje sean más claros y rigurosos.
Estos documentos reconocen acertadamente la importancia de la disciplina para responder a los complejos, diversos y dinámicos desafíos de las sociedades contemporáneas. Sin embargo, si no identificamos ni delineamos estrategias concretas para abordar estos desafíos, corremos el riesgo de incumplir una vez más nuestro compromiso de convertir esta disciplina en un catalizador del pensamiento crítico y el desarrollo de una ciudadanía activa.
Al analizar en detalle la Estrategia y los Aprendizajes Esenciales aún en desarrollo, nos damos cuenta de que la falta de claridad va más allá de los temas que dejan sin abordar, y estos no se limitan a la sexualidad. Es importante aprovechar la oportunidad: el DGE también tiene la oportunidad de contribuir a una implementación más relevante y estructurada de la disciplina, promoviendo el desarrollo estudiantil y garantizando la preparación del profesorado, valorando e integrando la retroalimentación recopilada durante la consulta pública.
Nombrar es garantizar la ejecución
Que un tema sea complejo de abordar no significa que no deba discutirse en la escuela, especialmente si contribuye a la formación de los estudiantes y refleja realidades cercanas a ellos. Si estuviéramos hablando de termodinámica, estaríamos de acuerdo. Si el tema es complejo, requiere una cuidadosa consideración de las ciencias (naturales y sociales) y la normativa vigente.
Tras la publicación de estos documentos, surgió una indignación generalizada por la omisión de la educación sexual en el currículo de la asignatura, que ni la declaración del ministro Fernando Alexandre, que afirmaba que "sería un gran retroceso si la educación sexual abandonara las escuelas", ni la nota explicativa posterior lograron apaciguar. Si bien se menciona que la sexualidad está incluida en la Ciudadanía, esta inclusión no es clara. Proteger a los jóvenes requiere abordar tabúes, no ocultarlos tras líneas ambiguas en el currículo —con el riesgo de que los estudiantes pierdan aprendizajes fundamentales— y abordar temas recomendados por expertos, como la sensibilización sobre el consentimiento en la intimidad o la identificación de conductas abusivas. En un país con 30.086 delitos de violencia doméstica en 2024, donde el 66,3 % de los jóvenes ha sufrido violencia en el noviazgo y donde se registraron 1.600 nacimientos de madres adolescentes el año pasado, es imposible no abordar este tema, por complejo que sea. Estos temas, entre otros, son fundamentales para promover la responsabilidad individual, el respeto por los demás y las relaciones positivas. En este caso, nombrar significa garantizar la implementación: la educación sexual debe mencionarse explícitamente, no implícitamente, en el aprendizaje esencial.
¿Preparándose para la ciudadanía adulta mientras todavía está fuera de la escuela?
El gobierno dio el importante paso de introducir el tema de Educación Financiera y Emprendimiento, un desarrollo alineado con las necesidades de los estudiantes y el contexto portugués, que se encuentra a la vanguardia europea en este ámbito. Educar a los ciudadanos también significa prepararlos para las nuevas responsabilidades de la adultez temprana, por lo que aún faltan algunos temas. Por ejemplo, es importante educar a los estudiantes sobre las obligaciones tributarias, el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), las cuentas corrientes y de ahorro, los derechos y deberes laborales, la preparación del currículum vítae, los tipos de contrato y la diferencia entre salario bruto y neto. Es una oportunidad para optimizar el uso de servicios como las Unidades Federales de Salud Familiar (USF), los hospitales, el IEFP (Instituto de Educación), la Agencia Tributaria, la Seguridad Social o la Tienda del Ciudadano (Loja do Cidadão) y para promover la cohesión territorial con las entidades locales. Todos hemos experimentado el proceso de descubrir cómo funcionan estos procesos, a menudo guiados por un miembro de la familia, pero la escuela es el único lugar donde todos los estudiantes, independientemente de sus antecedentes, tienen derecho a la misma preparación para una vida adulta independiente.
Rigor curricular y formación docente
El currículo, en su conjunto, y la descripción de los aprendizajes esenciales de cada tema deben ser tan rigurosos y específicos como en otras materias, definidos por expertos, y orientados al objetivo de que los alumnos alcancen el perfil que se espera de ellos al salir de la educación obligatoria.
La estrategia compartida sitúa a la Ciudadanía como un área transversal a varias áreas curriculares, lo que debería requerir una directriz para asignar un responsable de la coordinación científica, asegurando que la disciplina no esté claramente liderada por ninguno de los actores interesados.
Además, todavía parece faltar un acuerdo serio con la formación de docentes para la implementación pedagógica de la disciplina, a fin de asegurar que estén capacitados para enseñar los diferentes temas y evitar situaciones de incomodidad o no docencia por falta de preparación.
Para una mayor aceptación y reconocimiento de esta formación, es importante que forme parte de la formación continua y obligatoria del profesorado y que esté acreditada para la progresión profesional, valorando así su tiempo y trabajo.
Si no se cumplen estos puntos, podríamos enfrentarnos a una desconexión entre la ambición de la Estrategia y su implementación real. La escuela es el único lugar donde todos los niños, independientemente de su código postal, tienen derecho a la misma preparación para la vida adulta. La Estrategia va por buen camino. Es hora de otorgar a la Educación Ciudadana el peso que merece, con valentía política, claridad pedagógica y compromiso con la equidad.
observador