Las armas de Haroldo Conti

Cómo pensar la fibra esencial en una obra literaria cuando fue interrumpida por un hecho tan determinante como la última dictadura militar? A 100 años de su nacimiento (25 de mayo de 1925) y 49 años de su secuestro y desaparición (4 de mayo de 1976), Emecé inaugura la Biblioteca Haroldo Conti con 10 cuentos esenciales.
La selección y el prólogo son de Juan José Becerra: “El principio de arbitrariedad al que responde, que no puede compensar las injusticias del caso, intenta detectar el repertorio completo de las máscaras literarias de Conti ordenadas por un formalismo del silencio: del lenguaje que falta, restaurado por el lector a nivel de las sensaciones, y que tributa primero a la belleza y luego a la política.” Y agrega: “Lo que aparece en esas operaciones es, por extensión introspectiva, la línea de máscaras del propio Conti (adivinadas en sus personajes), para quien la vida era un ‘borrador’. La vida no es original ni copia sino Work in Progress”.
De esta manera, el ingreso a estos cuentos no es meterse en un sector menor del proyecto Conti, sino que pueden percibirse como una parte importante de su obra, que alcanza picos notables de maestría y relevancia. Ahí está “La causa”, casi una novelita, uno de los mejores textos de literatura política que se pueda leer. O también el encanto de “Ad Astra”, donde un pequeño territorio se ve conmocionado ante la certeza de que hay un hombre que vuela.
O el bloque brutal, porque así es la naturaleza, que forman “Mi madre andaba en la luz” y “Perfumada noche”, en donde se relata cuestiones tan profundas como este comienzo: “La vida de un hombre es un miserable borrador, un puñadito de tristezas que cabe en unas cuantas líneas. Pero a veces, así como hay años enteros de una larga y espesa oscuridad, un minuto de la vida de un hombre es una luz deslumbrante”. O “Marcado”, una historia de habitantes de río que, junto con “La balada del álamo carolina” y “La espera”, se puede vincular con su obra maestra Sudeste.
O “Cinegética”, que guarda en su interior algo del tono despiadado (es decir: sin adornos) de la novela En vida. El último cuento es “Bibliográfica”, quizás una anomalía, por lo tanto valioso en este corpus, en un autor como Conti, que no estaba interesado en hacer literatura sobre escritores, ya que lo suyo pasaba más por ingresar en esas mentes y cuerpos que no se definen por las palabras sino por las acciones o por lo que se calla.
Estos 10 cuentos esenciales dan cuenta de una voz y un pulso narrativo que trasciende a su propia generación y su momento histórico de publicación (da sus primeros pasos a finales de los 50 y su último cuento está fechado el mismo día de su secuestro) para ser leído en la actualidad y mostrar que es una prosa que sigue generando encantamiento: nos habla de un mundo ido con un tono en el que cada palabra logra su propio peso específico en la página.
Es así como se alcanza a comprender que la materia y sustrato de estos textos tiene que ver con ciertos rastros de la eternidad en la tierra: el río, los silencios, la naturaleza, lo imprevisto, el tiempo. Haroldo Conti escribe con una economía apabullante aquello que hace presión en la existencia y no se termina de resolver.
10 cuentos esenciales, Haroldo Conti. Selección y prólogo de Juan José Becerra, Emecé, 264 págs.
Clarin