Ya está en marcha el Campeonato Mundial Pokémon: cómo una pasión puede convertirse en una carrera.

ANAHEIM, CALIFORNIA. Brilla el sol, el aire es cálido pero no sofocante, y la brisa marina lo hace todo más llevadero. Afuera del Centro de Convenciones, el ambiente es el de una gran ocasión. Algunos llevan orejas de Eevee con naturalidad, otros agarran una Nintendo Switch como si fuera un sable de luz, y otros repasan estrategias en una tableta con la mirada fija de quienes saben que todo está en juego. Al fondo, un mosaico de idiomas diferentes, todos impulsados por una pasión universal: Pokémon.
Bienvenidos al Campeonato Mundial Pokémon 2025 , el campeonato mundial que celebra el máximo nivel de competición de la franquicia, que ha abarcado generaciones, continentes y consolas durante casi treinta años. Para muchos, Pokémon es un fragmento de la infancia: las cartas coleccionables, la canción de la tele, el cartucho de Game Boy. Pero quienes están en Anaheim no están aquí por nostalgia. Aquí es donde la cosa se pone seria.
Durante tres días (del 15 al 17 de agosto), el centro de convenciones de California acoge a la élite mundial en las cuatro categorías competitivas oficiales: TCG (juego de cartas), VGC (videojuego), Pokémon GO y Pokémon UNITE. Para llegar allí se necesita algo más que buen instinto: hay que competir durante toda una temporada, que incluye torneos regionales mensuales y tres torneos internacionales en Europa, Sudamérica y Norteamérica. Solo los 125 mejores europeos de cada categoría reciben la codiciada invitación.
Una invitación que, seamos claros, no incluye vuelos ni hoteles. Para la mayoría de los jugadores, participar es una inversión en sí misma: dinero, tiempo y energía. Y eso no es todo: en el pabellón D del centro de convenciones, la mercancía oficial se convierte en una auténtica trampa para coleccionistas. Peluches exclusivos, tarjetas promocionales, pins, mochilas, ropa y ediciones limitadas: aquí, muchos asistentes desembolsan miles de euros solo para llevarse un recuerdo (o más). Al fin y al cabo, comprar Pokémon es un arte.
Dentro del Centro de Convenciones, el ambiente es el de unas mini Olimpiadas geek: partidos transmitidos en vivo en varios idiomas, gradas abarrotadas, árbitros, luces, locutores y cosplayers que se alternan entre las gradas. Cada partido es el resultado de meses de preparación: cálculos matemáticos, gestión de recursos, conocimiento del metajuego, la capacidad de leer al oponente y, ¿por qué no?, una pizca de compostura.
Entre las estrellas italianas de este año se encuentra Alberto Conti, de Bérgamo, número 1 en Italia y número 2 en Europa en el TCG. Con ganancias totales cercanas a los 26.000 dólares, ha decidido dar el salto: "Dejé mi trabajo y ahora vivo solo de Pokémon. Este año he conseguido mantenerme, y no solo eso: en el Campeonato Mundial del año pasado conocí a una alemana, y ahora estamos comprometidos". De la mejor manera al final feliz.
En la VGC, quien enarbola la bandera azul es Luca Ceribelli, apodado "Ceree", el vigente campeón mundial. Ganó el título en 2024 y ha acumulado más de 42.000 dólares en premios. Graduado y a punto de comenzar un máster en estadística, vive en Bérgamo con sus padres, pero su futuro parece estar en otro lugar. "¿Lo mejor? La gente. La comunidad Pokémon es realmente única: inclusiva, global y llena de conexiones auténticas", afirma. Su objetivo es claro: defender el título.
Completando el trío está Federico Camporesi, de 20 años y natural de Forlì, alias "FedeCampo". Se le considera uno de los favoritos absolutos al título mundial de la VGC. Ya ganó el Campeonato Internacional de Norteamérica de 2025 y varios regionales. Aún vive con sus padres, pero gana más que ellos gracias a los premios en metálico, y tiene objetivos muy claros: "Lo único que falta es el Campeonato Mundial. Nadie ha conseguido ganar los Campeonatos Regional, Internacional y Mundial en la misma temporada. Quiero ser el primero". Sin embargo, su sueño se hizo añicos en la fase eliminatoria: Federico fue eliminado, pero sigue siendo una de las caras más prometedoras del panorama competitivo europeo.
El sol californiano acompaña los desafíos más importantes del año, mientras que en el centro de convenciones se entrecruzan ambiciones personales, carreras prometedoras y pasiones de la infancia. Para algunos, como Alberto, Pokémon ha transformado sus vidas; para otros, como Luca y Federico, representan un trampolín hacia metas aún mayores. Pero para todos, lo que está en juego es lo mismo: subir al escenario, alzar el trofeo y dejar una huella imborrable en la historia del Pokémon competitivo.
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