Los científicos han descubierto el impacto de los episodios maníacos en la temperatura de la piel.

El calor corporal indica trastorno bipolar
Un nuevo estudio ha descubierto que las personas con trastorno bipolar experimentan una temperatura cutánea significativamente elevada durante los episodios maníacos. Este marcador fisiológico, registrado mediante dispositivos portátiles, podría ser clave para la monitorización objetiva de la salud mental y la detección temprana de recaídas.

Banner de prueba debajo de la imagen del título
El trastorno bipolar, que afecta aproximadamente al 2,4 % de la población mundial, ha sido durante mucho tiempo un diagnóstico subjetivo: los médicos se basaban en encuestas a pacientes y observaciones clínicas, lo que dificultaba un diagnóstico y seguimiento precisos. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por especialistas del Hospital Clínic de Barcelona podría cambiar este enfoque. Los científicos han descubierto que, durante los episodios maníacos, la temperatura de la piel de los pacientes aumenta de forma constante aproximadamente 0,8 grados Celsius en comparación con los períodos de estado de ánimo estable o depresión. Este efecto desaparece por completo una vez que la afección se normaliza, lo que indica que está directamente relacionada con el estado mental y no con características corporales crónicas.
El estudio incluyó a 139 adultos, incluyendo 104 pacientes con trastorno bipolar y 35 controles sanos. Los participantes usaron un dispositivo de pulsera durante 48 horas que registraba la temperatura de la piel y los niveles de actividad física. Los pacientes con episodios maníacos mostraron una temperatura diurna promedio de 33,61 grados Celsius, significativamente más alta que la de los otros grupos. Sin embargo, la temperatura nocturna mantuvo un ritmo circadiano normal y la amplitud de las fluctuaciones no varió, lo que sugiere un episodio maníaco específico y no un trastorno general de la termorregulación.
El autor del estudio, Diego Hidalgo-Mazzei, explica que el aumento de temperatura podría estar relacionado con una mayor actividad mitocondrial, que genera más calor durante los episodios maníacos. Una hipótesis alternativa sugiere alteraciones en los sistemas hipotálamo-troncoencefálico, que regulan tanto el estado de ánimo como la temperatura corporal. Curiosamente, no se observaron cambios significativos en la temperatura de la piel durante los episodios depresivos, lo que sugiere diferentes mecanismos para estas afecciones.
A pesar de estos hallazgos, los investigadores advierten que la temperatura de la piel por sí sola no puede servir como único criterio diagnóstico, ya que está influenciada por la actividad física, el entorno, la medicación y las características individuales. Sin embargo, al combinarse con otros biomarcadores, como la variabilidad de la frecuencia cardíaca y la actividad eléctrica cutánea, podría formar parte de un sistema de monitorización multimodal. Los científicos buscan desarrollar un dispositivo que los pacientes con trastorno bipolar puedan usar, similar a los monitores de glucosa para la diabetes, que alerte de episodios inminentes.
Como enfatiza Hidalgo-Mazzei, la tecnología no sustituirá la relación terapéutica, pero puede complementarla con datos precisos, ayudando a millones de personas en todo el planeta.
