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¿Qué es la hipnoterapia?

¿Qué es la hipnoterapia?

En primer lugar, es necesario explicar qué es la hipnosis. Es un estado en el que el funcionamiento cerebral se ralentiza y entra en un ritmo más tranquilo. No es el sueño, pero tampoco el estado de vigilia habitual en la vida cotidiana. Es, en esencia, un estado de tranquilidad mental, en el que la atención se dirige hacia el interior, es decir, hacia las sensaciones, emociones, imágenes y pensamientos. Según Alberto Lopes, neuropsicólogo e hipnoterapeuta, «es algo similar a la meditación, una combinación perfecta de relajación física y agudeza mental», creando un puente entre lo consciente y lo inconsciente, un canal de acceso que nos permite escuchar lo que normalmente permanece silenciado.

La hipnoterapia es el uso intencional y metódico de este estado de hipnosis con fines psicoterapéuticos . «Al facilitar esta inmersión interior, el terapeuta ayuda al paciente a acceder a experiencias, creencias y recuerdos que a menudo condicionan su vida sin que se dé cuenta», explica Alberto Lopes. De esta manera, es posible «escuchar el inconsciente para reestructurar patrones mentales y desbloquear emociones».

Es más fácil y natural de lo que uno podría pensar a primera vista, asegura el neuropsicólogo. Comparado con las experiencias cotidianas, es como perderse en la lectura de un libro o sumergirse profundamente en una película, olvidándose, por un instante, del tiempo y el espacio que nos rodean. Otro ejemplo: es como conducir durante largos minutos sin darse cuenta de la distancia recorrida.

No es una forma de controlar la mente que utilizan otras personas. Este es uno de los mitos más comunes y persistentes. La hipnosis no es un instrumento de control, sino un camino hacia la reconexión interior. La persona nunca pierde el control de sí misma y su mente tiene la oportunidad de reorganizarse.

Durante una sesión, se conduce al individuo, nunca se le fuerza, a un estado de profunda tranquilidad, donde la mente consciente se calma y permite que el inconsciente, este "sabio silencioso", se manifieste con mayor claridad, afirma el hipnoterapeuta. Por ejemplo, utilizada como técnica de regresión, permite comprender el pasado para no seguir afligido por él. "Porque, a menudo, la desproporción de una reacción emocional es el eco de un antiguo dolor sin resolver".

Cuando no se les da espacio a las emociones, encuentran otras maneras de manifestarse. De hecho, hay una pregunta frecuente en hipnoterapia: ¿adónde van las emociones cuando no podemos expresar nuestro dolor?

La hipnosis está especialmente recomendada para personas que viven con trastornos emocionales como ansiedad, depresión, ataques de pánico, fobias, adicciones, estrés postraumático, duelo prolongado, insomnio y trastornos de la autoestima.

Es una herramienta para acceder al inconsciente y trabajar directamente con las raíces emocionales de estos estados, donde, muchas veces, como señala Alberto Lopes, “se esconden viejos dolores, patrones repetitivos y creencias que condicionan la forma de vivir de una persona”.

En los trastornos de ansiedad, actúa en dos frentes: por un lado, calma el sistema nervioso, reduciendo la hiperactividad mental y física; por otro, permite acceder a las causas más profundas de este estado, es decir, creencias, experiencias pasadas, expectativas inconscientes.

En casos de pánico, ayuda a identificar el detonante emocional, preparando la respuesta automática al miedo. En casos de depresión, permite recuperar recuerdos de momentos positivos y liberar traumas para seguir adelante. Y en el caso de las adicciones, la hipnosis actúa no solo sobre la conducta compulsiva, sino también sobre el vacío emocional que a menudo la alimenta.

Sí, puede. Pero su utilidad va más allá de las emociones. También se utiliza en el manejo del dolor, tanto crónico como agudo, en procesos de recuperación física, en el control de hábitos compulsivos y en el tratamiento de adicciones.

En estos casos, no solo actúa sobre la conducta, sino sobre las raíces invisibles de la adicción. Toda adicción, ya sea a sustancias, juegos de azar, comida o incluso a las redes sociales, suele ser un intento inconsciente de escapar, un esfuerzo por llenar un vacío que la realidad no supo cómo o no pudo acomodar, afirma el hipnoterapeuta. Por lo tanto, permite acceder a un espacio interior, descubrir las causas profundas de la conducta compulsiva, desactivar los desencadenantes emocionales y ofrecer alternativas y equilibrio.

En estos casos, no. Es fácil entender por qué. La esquizofrenia es un trastorno mental complejo que afecta la percepción de la realidad y puede incluir delirios, alucinaciones, pensamientos desorganizados o cambios de comportamiento. Por todas estas razones, se debe evitar el uso de la hipnosis en personas con estas características clínicas.

La lógica es la misma: los trastornos psicóticos, como los episodios de psicosis aguda, también implican una pérdida significativa de contacto con la realidad. La hipnosis trabaja precisamente con la imaginación, con imágenes internas, recuerdos simbólicos y estados alterados de conciencia, a menudo similares a los estados oníricos.

Para una mente que ya tiene dificultades para distinguir lo real de lo ilusorio, como ocurre en estas patologías, la hipnosis puede no solo resultar ineficaz, sino incluso desorganizar aún más el pensamiento, agravando los síntomas existentes.

Sí. Porque su poder reside en su capacidad de trabajar directamente con el inconsciente, donde los miedos pueden cobrar fuerza. Las fobias comunes, como el miedo a las agujas, a los perros, a volar o a subirse a un ascensor, suelen resolverse en pocas sesiones, según los expertos.

No se trata de eliminar el miedo, sino de reprogramar la respuesta emocional asociada al estímulo que lo provoca. La mente aprende, en estado hipnótico, que puede reaccionar de forma diferente, con seguridad, calma y confianza.

Idealmente, sí, pero no necesariamente ni exclusivamente. Hay personas que buscan la hipnosis en momentos de dolor o crisis, cuando ya no encuentran soluciones. Y hay quienes la ven como un camino hacia el autoconocimiento, la expansión de la consciencia y el crecimiento personal.

Según Alberto Lopes, el verdadero poder de la hipnosis no reside en crear dependencia, sino en restaurar el control. «La mente es un territorio complejo, poblado de experiencias, creencias, traumas y emociones, y, como tal, requiere cuidado, ética y competencia».

En cuanto al número de sesiones, no hay una regla fija. Cada proceso es único. Algunos pacientes logran cambios en pocas sesiones, mientras que otros necesitan más tiempo para abrir puertas internas que han estado cerradas durante mucho tiempo.

Y sí, se realiza una evaluación rigurosa para comprender los síntomas, patrones emocionales y objetivos del paciente. Este primer paso es esencial, tanto para identificar la perturbación o el malestar que motiva al paciente a buscar ayuda como para reconocer los mecanismos de defensa y la posible resistencia que puedan surgir en relación con la hipnosis. «Una sesión profesional de hipnoterapia nunca debe comenzar con la inducción al trance, sino con una escucha atenta, como en una consulta de psicología clínica».

observador

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