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Timor refuerza la vigilancia del trabajo infantil

Timor refuerza la vigilancia del trabajo infantil

En la capital timorense es común encontrar niños vendiendo comida para apoyar económicamente a sus familias, pero la situación está siendo controlada por el Instituto de Defensa de los Derechos del Niño, que pretende acabar con esta práctica.

“Creo que esta actividad comercial que involucra a niños es una gran preocupación y debe reconocerse como un riesgo significativo para ellos”, dijo a Lusa Dinorah Granadeiro, presidenta del instituto, en el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se celebra el jueves.

Este es el caso de João (nombre ficticio), de 12 años, y José (nombre ficticio), de nueve. Ambos venden huevos cocidos y fritos tradicionales en la capital timorense para mantener a su familia.

João explicó a Lusa que asisten a la escuela pero que muchas veces, después de vender sus productos, llegan a casa y ya no estudian porque están muy cansados.

“La situación económica les obliga a contribuir a cubrir las necesidades de la familia, aunque no sea su responsabilidad”, afirmó Dinorah Granadeiro.

El Instituto de Defensa de los Derechos del Niño (Indicca) identificó a 50 niños que trabajan como vendedores ambulantes en la capital timorense, principalmente en el circuito entre Timor Plaza (centro comercial de Díli) y Largo de Lecidere.

La mayoría de estos niños viven con sus familias y asisten a la escuela.

“Utilizan su tiempo libre para vender productos, pero esta práctica está prohibida por la Convención sobre los Derechos del Niño”, explicó.

Dinorah Granadeiro también explicó que el instituto ha realizado acciones de seguimiento regular para motivar e incentivar a los niños a seguir asistiendo a la educación primaria.

“Tienen derecho a acceder a la educación, es un derecho fundamental que no se les puede negar”, argumentó, aclarando que no detectaron niños siendo explotados con fines comerciales.

El presidente de Indicca destacó que, en este momento, el instituto está trabajando en alianza con el Ministerio de Solidaridad e Inclusión Social, las fuerzas de seguridad y organizaciones no gubernamentales para sensibilizar a los padres identificados sobre la importancia de los derechos de los niños.

“También tuvimos un apoyo financiero del Ministerio de Solidaridad e Inclusión Social para ayudar a las familias con niños que venden productos, lo que nos permitió ayudar a abrir pequeños kioscos para diez familias y evitar que sus hijos vendan en la calle”, explicó.

Dinorah Granadeiro dijo que ocho niños desplazados que vendían en las calles de Dili pronto regresarán con sus familias en Oecussi, un enclave timorense en el lado indonesio de la isla de Timor.

Se está coordinando con las autoridades locales su regreso para que puedan reintegrarse a sus familias y continuar sus estudios.

Dinorah Granadeiro hizo un llamado a los padres a no utilizar a sus hijos como trabajadores o responsables de atender las necesidades familiares.

Ese no es su papel ni su obligación. Si algunos de estos niños siguen vendiendo en la calle, pronto tomaremos otras medidas, sobre todo porque los padres ya han firmado declaraciones comprometiéndose a no permitir que sus hijos vendan productos, dijo.

observador

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