Bailando contra la corriente

En las últimas semanas, una actividad diferente se ha apoderado de una de las salas de la Escuela de Danza Grupo Corpo en Belo Horizonte. En lugar de llenarse de saltos y vueltas, el espacio ha dado paso a la cadena de montaje del nuevo trabajo de la compañía, "Piracema", que se estrenó el miércoles 13 en el Teatro Sérgio Cardoso de São Paulo y estará de gira por ocho estados brasileños entre septiembre y octubre.
La idea, propuesta por el director artístico Paulo Pederneiras, era forrar el escenario con tapas de latas de sardinas, concretamente 82.000, que cubrían el interior del escenario. En total, 30 técnicos se dedicaron a cortar las piezas, colocar las anillas y fijarlas, una a una, a 280 pantallas que, colgadas bajo la luz, se transformaban en un panel gigantesco, resplandeciente como las escamas del pez que evoca el título de la obra.
Artesanal y colectiva, la obra personifica el estilo creativo único de Grupo Corpo. Con bandas sonoras compuestas por reconocidos artistas de MPB como João Bosco, Gilberto Gil, Lenine y Arnaldo Antunes, y un estilo distintivo desarrollado por el coreógrafo Rodrigo Pederneiras, la compañía descubrió la fórmula del éxito y se convirtió en un referente indiscutible de la danza brasileña.
El inicio de esta notable historia, que celebrará su 50.º aniversario en 2025, se remonta a la década de 1970, cuando seis hermanos de la familia Pederneiras decidieron perseguir su sueño de vivir de este arte. En casa de sus padres en Belo Horizonte, cada hermano se encargaba de un aspecto diferente de los espectáculos. Su búsqueda artística era clara: exploraron un gesto y un estilo visual capaces de resaltar la riqueza cultural del país.
Esto dio origen a la performance con movimientos de cadera, que se destaca en el espectáculo 21 (1992). Este estilo de baile, con ondulaciones que reflejan las danzas folclóricas brasileñas, pero combinado con técnicas de danza codificadas, volvería a aparecer en todas las obras posteriores.
Fundada en 1975, la compañía debutó en 1976. Fue para este ballet que Milton Nascimento creó Maria, Maria, el título de la pieza. Dicho de otro modo, si no fuera por el esfuerzo familiar, una de las canciones más famosas de Milton podría no haber existido.
Quizás tampoco estuvo Xique-xique, composición de Tom Zé para Parabelo (1997) que se convirtió en la más bailada en la historia de la compañía y forma parte del programa de la gira de aniversario. O Mortal Loucura, de Caetano Veloso y José Miguel Wisnik, con versos de Gregório de Matos, que dio origen a una escena sublime en Onqotô (2005) y luego acabó en la banda sonora de la telenovela Velho Chico (2016).
En este proceso impecable, cada artista aporta piezas de un rompecabezas que solo cobra sentido cuando se ve en su conjunto. Por eso, cuando Paulo sugirió dar vida a una nueva persona para la pieza del 50.º aniversario, hubo cierta aprensión. Por primera vez, Rodrigo compartiría su papel con otra persona: en este caso, la coreógrafa Cassi Abranches.
La propuesta consistía en dividir el elenco en dos. Cada mitad interpretaría un ballet completo, con 11 bailarines, sobre una partitura original encargada a Clarice Assad, la primera mujer en componer para el Cuerpo de Bailarines. Con ambas piezas terminadas, ambos equipos se unieron para transformarlas en una sola obra.
Prácticamente no nos comunicábamos mientras trabajábamos. Al terminar y reunirnos, a veces lo que hacíamos se complementaba, y otras veces chocaba drásticamente —explica Rodrigo—. Mi movimiento es un poco más retraído, mientras que el de Cassi es más directo. Tuvimos que encontrar la manera de que todo encajara. Fue muy extraño, pero muy agradable.
Con bandas sonoras compuestas por nombres de renombre en MPB y en su propio idioma, la compañía descubrió una fórmula para el éxito.
El éxito de Cassi se vio impulsado por su talento local. Como bailarina, interpretó diversos repertorios de compañías durante 12 años. Entre ensayos y giras por todo el mundo, aprendió todo sobre el funcionamiento interno de una importante compañía, y cuando decidió dedicarse a la coreografía, se llevó estas lecciones consigo.
“Al principio de la producción, pensaba: 'Ahora seguramente esté pensando en usar a dos personas, así que pondré a cinco más'. Pero pronto me di cuenta de que necesitaba crear a partir de lo que había estudiado y desarrollado como línea de movimiento”, dice.
Tras una década produciendo piezas por encargo para diversos grupos en Brasil y el extranjero, incluyendo una etapa como directora del Ballet de la Ciudad de São Paulo, Cassi regresó a Minas Gerais por invitación de los Pederneiras para asumir el cargo de coreógrafa residente. Su llegada busca la permanencia del grupo, algo que también buscan otros movimientos.
Para diseñar el vestuario de Piracema, Paulo reclutó a los hermanos Susana Bastos, diseñadora de moda, y Marcelo Alvarenga, arquitecto. Fue alumno de Freusa Zechmeister (1941-2024), quien vistió a los bailarines durante cuatro décadas y contribuyó a consolidar la identidad visual del Cuerpo.
"A Freusa siempre le ha encantado el trabajo de Marcelo, lo cual es una gran señal. Fue una apuesta arriesgada de nuestra parte. Va a ser muy diferente a todo lo demás", dice Paulo, quien también es responsable de la iluminación junto con Gabriel Pederneiras, hijo de Rodrigo y esposo de Cassi.
La participación de las nuevas generaciones amplía el significado de Piracema. La palabra, de origen tupí, se refiere al cruce que realizan los bancos de peces contra la corriente del río para encontrar un lugar seguro donde desovar. De esta manera, aseguran su propia continuidad. El nombre, dice Cassi, es perfecto: "Después de todo, ¿quién lleva 50 años haciendo arte en Brasil sin nadar contra la corriente?".
Publicado en el número 1375 de CartaCapital , del 20 de agosto de 2025.
Este texto aparece en la edición impresa de CartaCapital bajo el título 'Bailando contracorriente'
CartaCapital