Más allá de Niza y Cannes: ruta por los pueblos más bonitos y desconocidos de la Costa Azul francesa

Ya sea en España o fuera de nuestras fronteras, una de las mejores maneras de viajar es disfrutando a nuestro aire de un viaje por carretera, con el placer de poder improvisar y sintiéndonos los dueños absolutos de nuestras vacaciones. Y a todos nos ha pasado alguna vez que en este tipo de escapadas acabamos descubriendo maravillosos lugares con los que no contábamos. Si te apetece disfrutar al volante de la costa sur de Francia, el plan es dejar de lado ciudades tan famosas como Niza, Saint-Tropez o Cannes, y hacer paradas en cinco pueblos idílicos y desconocidos, todos ellos con maravillosos paisajes entre el mar y la montaña para unas vacaciones que estamos seguros que te sentarán de maravilla.
Le Lavandou, playas y calas salvajes
Nuestra selección de mejores pueblos para visitar te permitirá también disfrutar de playas despejadas y destinos con mejores precios que los que se encuentran en los lugares más emblemáticos de la Costa Azul, que a nadie se le escapa que resultan realmente prohibitivos para la mayoría de los mortales. Y si quieres comenzar las vacaciones dándote un buen chapuzón, te proponemos como primera parada las calas salvajes o las extensas playas de Le Lavandou, donde además podrás disfrutar de un relajante paseo por su bonito puerto.
Collobrières
Dejamos por unas horas la playa atrás, camino del interior donde nos esperan sinuosas carreteras que atraviesan bosques de alcornoques y castaños. Nuestro próximo destino: Collobrières, un pueblito típicamente provenzal que se encuentra a solo 26 kilómetros de Le Lavandou y a 27 de Saint-Tropez. Te resultará un auténtico cambio de aires respecto a esta última glamurosa localidad frecuentada por los millonarios.
Situado en el corazón del macizo de Maure, Collobrières destaca por su exuberante vegetación y sus tranquilas calles empedradas. Entre los lugares más interesantes que te recomendamos están las ruinas de la iglesia de San Pons y la Cartuja de la Verne, un monasterio que se encuentra en medio de un impresionante bosque. Y como recuerdo de este destino, puedes llevarte un tarro de confitura de castañas locales, elaboradas de manera artesanal, y que incluso puedes tomarlas en forma de helado.

Continuamos en carretera disfrutando de las vistas más privilegiadas de la Costa Azul con destino al pueblo encaramado de Èze. Se encuentra a tan solo 12 kilómetros de la popular localidad de Niza y muy cerca de Menton. Sus estrechas calles en pendiente lo convierten en uno de los más bellos de toda la zona. Para acceder al pueblo hay que atravesar una doble puerta fortificada del siglo XIV. Y ya en el casco histórico hay dos visitas imperdibles: la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de fachada color ocre, y el Jardín Exótico, un jardín colgante a 400 metros sobre el nivel del mar que se alza sobre las ruinas del antiguo castillo medieval del pueblo. Es además el mejor mirador sobre el Mediterráneo.
Roquebrune-Cap-Martin
Tan solo 12 kilómetros separan Èze de Roquebrune-Cap-Martin, una de las joyas más preciadas de la Riviera francesa que por avatares históricos cambió de nacionalidad nada menos que cuatro veces. A lo largo de los siglos este bonito pueblo perteneció al Sacro Imperio Romano Germánico, al Reino de Piamonte-Cerdeña, a Mónaco y desde 1861 forma parte de Francia. Está situado entre Mónaco y la localidad costera de Menton y cuenta con una ubicación privilegiada en un promontorio rocoso, con maravillosas vistas del Mediterráneo. Además, también puede presumir de tener el árbol más longevo de Francia: un olivo milenario de más de 2000 años.
Recorriendo este bonito pueblo podrás apreciar ruinas medievales y elegantes edificios de la Belle Époque. Y después de recorrer sus laberínticas calles que conducen hasta los restos de un antiguo castillo con impresionantes vistas de la bahía, puedes tomarte un respiro y saborear su deliciosa cocina en alguno de los restaurantes de su centro medieval.

Dejamos la costa atrás para adentrarnos en el interior. A una hora de camino se encuentra Saorge, un pintoresco pueblo de los Alpes Marítimos que ha logrado mantener sus antiguas calles empedradas alejadas del turismo de masas. Rodeado de bosques y ubicado en la ladera de la montaña, cuenta con una arquitectura medieval excepcionalmente bien conservada y coloridas casas en cascada que ofrecen un auténtico retroceso al pasado. La iglesia de Saint-Sauveur y el monasterio franciscano (desde donde podrás disfrutar de las mejores vistas) son dos lugares que te recomendamos no perderte.
20minutos