Playas paradisíacas y fiscalidad favorable: Bali, el nuevo El Dorado para los influencers franceses

En Canggu, al sur de Bali, la apariencia está marcada por el género: los hombres lucen torsos desnudos y brillantes, mientras que las mujeres pasean con monos ajustados. Algunas ostentan bíceps prominentes, pechos tatuados y cabello engominado; otras, cinturas esbeltas y labios carnosos. Las calles de esta ciudad de 40.000 habitantes están repletas de salones de belleza, cafés de moda, gimnasios a montones, pizzerías dignas de Brooklyn y tiendas que venden pañuelos para perros. Bienvenidos al nuevo paraíso de los influencers.
Julien Mailly, de 25 años, es uno de ellos. Con un corte de pelo impecable y una barba bien recortada, este joven de la región francesa de Vendée ha acumulado cientos de miles de visualizaciones en sus cuentas de TikTok e Instagram. Nos recibe al atardecer, vestido completamente de negro, frente a Finns, el club de playa más de moda de la ciudad. «Llevo dos años viniendo de vacaciones, y el verano pasado decidí que no podía irme», comenta. Antes de establecerse en Bali, el terreno fértil para la influencia global se encontraba a más de 7000 kilómetros de distancia, en Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos. Rascacielos hasta donde alcanza la vista, coches de lujo, relojes ostentosos y cero impuestos sobre la renta: el emirato, hogar de unos 3,6 millones de extranjeros, era un escenario ideal para los creadores de contenido.
Pero el idilio duró poco. Tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, parte de
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