Festival de Cine de Cannes 2025: en «Misión: Imposible. El ajuste de cuentas final», Tom Cruise quedó atrapado en las redes de la inteligencia artificial.

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Así, es en la Croisette donde Tom Cruise se prepara, tras la primera parte del díptico en 2023, para una nueva vuelta en la moto de Reckoning , la octava de esta misión imposible desde 1996. Lo que estaba en juego en la anterior entrega, Dead Reckoning , será recordado por los últimos de la clase, que prefieren los videojuegos portátiles a la acción en vivo de proporciones descomunales. Se inventa un escenario de fin del mundo, tanto más angustioso porque una inteligencia artificial (IA) malévola, fría como la muerte, ha tomado el lugar de la cohorte de terroristas más o menos frenéticos que pueblan la serie. Su objetivo: erradicar la raza humana tomando el control de sus armas de destrucción masiva.
El magma azulado que representa a dicha IA, también conocida como la Entidad, está duplicado por un compañero humano, Gabriel (Esai Morales), un arcángel caído, ¿necesitamos recordarte? – lo cual, por supuesto, está totalmente sujeto a ello, pero tiene la ventaja de una presencia más cinematográfica. El objetivo de la misión será por tanto, para Ethan Hunt y su equipo, recuperar una clave que da acceso al Sebastopol , un submarino nuclear ruso destruido por la IA y que se encuentra bajo el casquete polar, en el que se encuentra una caja que contiene el código fuente de la IA. La clave se recupera así en la primera parte, y la segunda parte se encarga de escenificar la recuperación de la caja que permitirá -en virtud de una operación tecnológica rigurosamente incomprensible- engañar a la IA y atraparla en una clave, como un genio maligno en un frasco.
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Le Monde