Tras la crisis migratoria, una crisis ambiental y sanitaria amenaza a Darién
Con el endurecimiento de la administración Trump y las medidas tomadas por el presidente panameño, José Raúl Mulino, los flujos migratorios que cruzan la densa selva entre Colombia y Panamá se han secado. Las poblaciones nativas americanas locales ahora enfrentan problemas ambientales y de salud.
Durante mucho tiempo, la densa selva del Darién fue una de las islas de biodiversidad mejor conservadas del continente americano. Ríos caudalosos, montañas, serpientes y grupos armados hacen particularmente riesgoso cruzar esta especie de embudo que separa Colombia y Panamá, Sudamérica de Centroamérica.
Pero todo cambió con el aumento de los flujos migratorios tras la pandemia de Covid-19, con cientos de miles de personas obligadas a cruzar la selva para intentar llegar a Estados Unidos. Si bien el endurecimiento de las políticas migratorias por parte de la administración Trump ha frenado este flujo, también ha revelado la magnitud de la crisis ambiental resultante, que afecta particularmente a las comunidades nativas americanas que viven a lo largo del río Turquesa.
Un reporte de la agencia Associated Press , recogido por Telemundo, desató una ola de polémica. Cuenta que en Panamá los indígenas Emberá se quejan de salir del agua “con urticaria, sobre todo los niños”, y han tenido que cambiar su forma de vida tradicional.
“El pescado de Turquesa, alimento básico de la comunidad amerindia, sabe a la gasolina que emana de las embarcaciones que lo han transportado.
Courrier International