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Qué posibilidades hay de un apagón definitivo y catastrófico, según la inteligencia artificial

Qué posibilidades hay de un apagón definitivo y catastrófico, según la inteligencia artificial

El 28 de abril de 2025 pasará a la historia después de que millones de personas en España, Portugal y parte del sur de Francia viviéramos un escenario inédito: un apagón eléctrico masivo nos dejó sin luz durante horas a ciudades enteras.

El origen, según los primeros informes de Red Eléctrica Española, fue una pérdida abrupta de potencia que desconectó toda la red ibérica del sistema europeo. Aunque la situación se ha estabilizado, la pregunta inevitable es: ¿Podría ocurrir un apagón definitivo o de muy larga duración?

Consultamos a la inteligencia artificial para analizar todas las causas posibles. Estas son, de más a menos probables, las opciones.

1. Fallo técnico masivo

La red eléctrica europea es una gigantesca malla interconectada. Un desequilibrio grande, como el que vivimos ayer, puede desencadenar caídas automáticas de protección. Si el fallo fuera aún más grave y no se pudiera reconectar rápidamente, podría llevar a un apagón de varios días o semanas.

Eso sí: Europa ha invertido en protecciones redundantes. La probabilidad es baja, pero es el escenario técnicamente más realista.

2. Ciberataque a infraestructuras eléctricas

Los sistemas de control de centrales y subestaciones están cada vez más protegidos, pero ningún sistema es cien por cien seguro. Un ataque informático coordinado podría sabotear desde dentro la operación de la red.

Casos como el de Ucrania en 2015 demuestran que es posible apagar regiones enteras mediante malware especializado. Aunque la probabilidad sigue siendo media-baja en España, el riesgo es creciente.

3. Tormenta solar extrema

No es ciencia ficción: en 1859, el Evento Carrington provocó auroras boreales en el Caribe y quemó decenas de telégrafos. Hoy, una eyección masiva de masa coronal afectaría satélites, GPS y, por supuesto, las redes eléctricas.

Aunque el riesgo es bajo en escalas humanas (una vez cada varios siglos), su impacto sería devastador. Y según algunos estudios, no estamos tan preparados como deberíamos.

4. Sabotaje físico o atentado

Ataques físicos a infraestructuras críticas, como subestaciones o centrales eléctricas, podrían afectar zonas concretas. Sin embargo, la redundancia de la red haría que un ataque aislado no provoque un colapso nacional.

Tendría que ser una acción coordinada a gran escala, lo cual lo hace muy improbable.

5. Cambios en el eje o el campo magnético de la Tierra

El campo magnético terrestre está en constante movimiento. Aunque hay estudios que muestran su debilitamiento, los cambios catastróficos ocurren a escalas de miles de años.

A corto y medio plazo, este riesgo es meramente teórico.

6. Guerras o conflictos internacionales

Un conflicto bélico dirigido contra infraestructuras energéticas podría causar apagones importantes. Sin embargo, en Europa Occidental este riesgo es muy bajo.

La labor política, las alianzas internacionales y la disuasión militar hacen poco probable este escenario.

7. Colapso económico y abandono de infraestructuras

En estados fallidos o en regiones en guerra prolongada, el abandono del mantenimiento de infraestructuras provoca apagones estructurales.

En España o Europa, donde existen fuertes regulaciones y controles, este riesgo es prácticamente inexistente a día de hoy.

8. Terrorismo electromagnético (EMP)

Un ataque EMP consistiría en detonar una bomba nuclear a gran altura para corromper los sistemas electrónicos de un país. Aunque aparece en novelas y películas, en la vida real sería un acto de guerra nuclear con consecuencias globales.

Riesgo altísimamente improbable, según la IA

9. Errores humanos en cascada

Una cadena de malas decisiones, errores de programación o falta de comunicación podría agravar un incidente inicial y llevar a una caída prolongada de la red.

Aunque existen protocolos de corrección automática, el factor humano nunca puede descartarse del todo.

10. Fallo en la cadena de suministros energéticos

Un colapso en la producción de energías clave (gas, petróleo, renovables) podría forzar cortes programados de luz o restricciones graves. Pero sería un proceso progresivo, no un apagón abrupto.

Este escenario está más vinculado a crisis energéticas que a un fallo técnico repentino.

El apagón de ayer nos recuerda que, aunque la red eléctrica moderna es una de las maravillas de la ingeniería contemporánea, no es invulnerable. Un fallo puntual puede ser controlado. Pero también revela que ciertos riesgos -por improbables que parezcan- merecen atención.

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eleconomista

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