El apagón de España y Portugal no se debió a una «vibración atmosférica inducida»

Cuando ningún organismo oficial se quería pronunciar sobre el origen del apagón que se produjo por el «colapso del sistema» de toda la red eléctrica de España y Portugal, el operador luso Redes Energéticas Nacionais (REN), en declaraciones recogidas por Reuters, apuntó a un extraño fenómeno atmosférico llamado «vibración atmosférica inducida». Según la compañía, «variaciones extremas de temperatura en el interior de España» habrían provocado «oscilaciones anómalas en las líneas de muy alta tensión (400 KV)». Una hipótesis poco conocida por los expertos que dudaban de la explicación, de la que finalmente se retractaría la empresa horas después.
Pero, ¿cuánto puede afectar el clima a las redes eléctricas? ¿Es algo común en otras partes del mundo? «El clima es una de las principales causas de interrupciones del suministro», explica en un artículo en 'The Conversation' Mehdi Seyedmahmoudian, profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Tecnológica de Swinburne (Australia). «De hecho, en Estados Unidos, el 83 % de los apagones reportados entre 2000 y 2021 se atribuyeron a fenómenos meteorológicos».
Según cuenta Seyedmahmoudian, el clima tiene varias formas de influir en el sistema eléctrico: «Por ejemplo, los ciclones pueden derribar líneas de transmisión, las olas de calor pueden sobrecargar la red y los incendios forestales pueden arrasar subestaciones». En cuanto al fenómeno de 'vibración atmosférica inducida', el experto reconoce que «no es un término de uso común», pero que lo más probable es que REN se refiriera a «ondas de gravedad, oscilaciones térmicas u ondas acústico-gravitatorias». «Son movimientos ondulatorios u oscilaciones en la atmósfera, causados por cambios repentinos de temperatura o presión. Estos pueden ser provocados por un calentamiento extremo, liberaciones de energía a gran escala (como explosiones o incendios forestales) o fenómenos meteorológicos intensos», señala.
Porque cuando una parte de la superficie terrestre se calienta muy rápidamente -por ejemplo, debido a una ola de calor-, el aire que la cubre se calienta, se expande y se vuelve más ligero. Ese aire caliente ascendente crea un desequilibrio de presión con el aire circundante, más frío y denso. La atmósfera responde a este desequilibrio generando ondas, similares a las que se extienden por un estanque. «Estas ondas de presión pueden viajar a través de la atmósfera. En algunos casos, pueden interactuar con la infraestructura eléctrica, en particular con las líneas de transmisión de alta tensión y larga distancia». Sin embargo, los expertos discrepaban con que este fenómeno pudiese estar detrás del apagón en España y Portugal.
Desde el principio, la 'vibración atmosférica inducida' para explicar el suceso en la península ibérica no tuvo demasiados apoyos entre la comunidad científica: «No se han detectado variaciones bruscas de temperatura ni de presión, ni de velocidades de viento que puedan dar soporte a esa hipótesis. Y, aunque se hubiesen dado, sería extrañísimo que eso pudiera producir el efecto que hemos vivido», explicó a ABC José María Madiedo, astrofísico del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).
La propia Aemet confirmaba este martes que «durante la jornada del 28 de abril no se detectó en España ningún fenómeno meteorológico o atmosférico inusual, ni tampoco variaciones bruscas de la temperatura en nuestra red de estaciones meteorológicas». Ya a última hora de la tarde, en la página web de REN no se hacía alusión a este fenómeno y desde la compañía se declaraba ante varios medios que la hipótesis finalmente se había descartado.
Los expertos también rechazaron la hipótesis de la tormenta solar (un chorro de partículas procedentes del Sol que pueden afectar a las comunicaciones, los satélites y, en algunos casos a las redes eléctricas en Tierra) como posible causa del apagón. «No creo que haya que mirar al Sol, habría sido un apagón global y no localizado solo en la península ibérica», explicó a ABC Javier Rodríguez-Pacheco, catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) experto en astrofísica solar, además de investigador principal de EPD, uno de los principales instrumentos de la misión Solar Orbiter cuyo objetivo es monitorizar este tipo de fenómenos.
Aunque aún se desconocen las causas del origen del apagón en España y Portugal, los expertos apuntan a varios factores unidos, una cascada de acontecimientos que acabaron con el total colapso del sistema eléctrico en la península ibérica. «Aún se dispone de poca información oficial, aunque algunas fuentes apuntan a una perturbación en la red francesa causada por la desconexión súbita de una línea de muy alta tensión (400 kV)», explica al SMC Miguel de Simón Martín, profesor titular en el Área de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de León, donde es el profesor responsable de las asignaturas Sistemas Eléctricos de Potencia, Gestión de la Generación Eléctrica y Energías Renovables.
«De confirmarse, el cierre de esta conexión sería, en nuestro símil hidráulico, equivalente a cerrar una válvula que une dos redes, desequilibrando gravemente el sistema español, más vulnerable por su menor interconexión y menor nivel de generación síncrona (en contraste con Francia, donde el 32,67 % de la potencia instalada es nuclear, proporcionando alta inercia)», indica De Simón Martín. «El problema se agravó por el contexto: a las 12 h del día del apagón, el 73 % de la demanda prevista (27 GWh b.c.) iba a ser cubierta con energía solar fotovoltaica y solo un 3,3 % con eólica, aumentando la exposición a fluctuaciones de tensión. La caída de tensión derivada podría haber causado el desacople de plantas fotovoltaicas y eólicas, acelerando el colapso del sistema».
Por su parte, Álvaro De La Puente Gil, profesor del Área de Ingeniería Eléctrica de la EST de Ingenieros de Minas de la Universidad de León, señala también como factor condicionante la posición de la península ibérica con respecto al sistema eléctrico europeo, «porque está poco conectada con el resto del continente». Sus interconexiones eléctricas son limitadas, por lo que, en la práctica, funciona casi como una isla energética (al igual que les pasa a las Islas Baleares o las Canarias, que tienen su propio sistema y, que en este caso, les salvó de apagón). «Eso la hace más vulnerable a perturbaciones internas: si ocurre un fallo importante dentro del sistema peninsular, no puede recibir suficiente ayuda externa para estabilizarse», indica De la Puente Gil.
Sin embargo, todos coinciden en que es poco probable que se repita un fenómeno de la misma magnitud en los próximos días. «Ahora el sistema estará en máxima alerta. A corto plazo, el operador tomará medidas preventivas muy estrictas. No obstante, a medio plazo, si no se entienden bien las causas exactas y no se corrigen los posibles fallos estructurales, el riesgo no desaparece por completo. Es fundamental investigar a fondo qué originó la pérdida tan rápida de generación para poder evitar que se repita», señala el mismo experto.
ABC.es