La ETH está construyendo un nuevo centro de observación de la Tierra. Detectará cambios en la naturaleza y advertirá sobre peligros.


Los recientes deslizamientos de tierra en Brienz y Blatten demostraron la importancia de la observación de la Tierra mediante satélites, drones y sensores terrestres para Suiza. Solo midiendo con precisión los movimientos del terreno fue posible advertir a tiempo a la población sobre el derrumbe de las masas rocosas.
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Estas observaciones adquirirán aún más importancia en los próximos años, ya que es probable que el cambio climático provoque un aumento de los flujos de escombros, deslizamientos de tierra y caídas de rocas en los Alpes.
El anuncio de la ETH de Zúrich llega en el momento justo: en los próximos años, establecerá un centro de competencia para la observación de la Tierra en el cantón de Lucerna, el ETH Swiss GeoLab. Estará dirigido por el exdirector científico de la NASA y actual profesor de la ETH, Thomas Zurbuchen.
Esto es posible gracias a una generosa donación. Durante diez años, la ETH de Zúrich recibirá un total de 100 millones de francos suizos de la Fundación Jörg G. Bucherer.
La investigación ayuda en muchas áreasLa observación de la Tierra no solo es crucial para evaluar los riesgos naturales. Los datos de medición también pueden ser útiles para la silvicultura y la agricultura. Por ejemplo, los agricultores podrían recibir predicciones sobre la cosecha prevista o indicaciones sobre qué campos requieren riego adicional.
Verena Griess es profesora de gestión de recursos forestales en la ETH y subdirectora del nuevo centro de competencia. Además de la protección contra los riesgos naturales, describe la cuestión central del ETH Swiss GeoLab de la siguiente manera: "¿Cómo podemos utilizar nuestro ecosistema de forma óptima y sostenible ante las condiciones cambiantes?". Según Griess, estos cambios incluyen no solo el cambio climático, sino también las cambiantes necesidades y demandas de la población.
Europa es fuerte en observación de la TierraCon la creación del ETH Swiss GeoLab, la ETH de Zúrich y la Fundación Jörg G. Bucherer están fortaleciendo un campo de investigación que actualmente se encuentra bajo presión en Estados Unidos. Si el gobierno estadounidense se sale con la suya, la financiación destinada a la observación de la Tierra en el país disminuirá significativamente en el futuro. Su propuesta presupuestaria para el próximo año incluye un recorte del 24 % al presupuesto de la NASA. Se prevén recortes especialmente drásticos, de más del 50 %, para la observación de la Tierra. Si el Congreso aprueba los planes del gobierno, podría significar el fin de varios satélites y centros de investigación.
Esto ha provocado la indignación de los investigadores estadounidenses. Advierten de los considerables costes sociales. Si los satélites dejan de proporcionar datos, las alertas sobre inundaciones, incendios forestales, sequías o huracanes podrían llegar demasiado tarde. Los científicos también temen que Estados Unidos pierda su liderazgo en la observación de la Tierra ante Europa o Asia.
En Europa, la situación es muy distinta. La Agencia Espacial Europea (ESA) destina 2.580 millones de euros anuales a la observación de la Tierra. Esto equivale a un tercio de su presupuesto. Ningún otro sector cuenta con una financiación similar.
El dinero se destinará principalmente al programa Copernicus, que incluye servicios como la alerta de desastres y la monitorización de la tierra, el agua, el aire y el cambio climático. Estos servicios utilizan datos de los satélites europeos Sentinel, que observan la Tierra en diversas longitudes de onda.
Más información de las mismas imágenes.El ETH Swiss GeoLab también procesará datos de los satélites Sentinel en el futuro. La fortaleza del nuevo centro no residirá en el desarrollo de nuevos satélites, sino principalmente en un mejor uso de los datos. El potencial de los datos existentes está lejos de aprovecharse por completo, afirma la subdirectora Verena Griess.
Un objetivo, según Griess, es combinar imágenes satelitales con datos de drones y sensores terrestres. Los datos satelitales suelen tener una resolución aproximada de varios kilómetros. Solo al combinarse con datos de alta resolución de drones y sensores terrestres se pueden interpretar correctamente. La información detallada podría, por ejemplo, revelar qué características de las imágenes satelitales identifican zonas con alta biodiversidad.
Suiza se encuentra en una posición privilegiada, afirma Griess. Cuenta con una red muy densa de datos terrestres. Por lo tanto, puede recopilar una gran cantidad de información en un espacio muy reducido. La supercomputadora Alps también proporciona una impresionante infraestructura informática capaz de gestionar grandes y diversos volúmenes de datos.
Los hallazgos obtenidos de esta manera podrían posteriormente transferirse a zonas fuera de Suiza. En este sentido, otros países también se benefician del ETH Swiss GeoLab, afirma Griess.
El donante ganó su dinero con relojes de lujo.El GeoLab de la ETH de Zúrich no es la única institución en Suiza que analiza datos de observación de la Tierra. El Swiss Data Cube, una iniciativa de la Universidad de Ginebra, la Universidad de Zúrich y el Instituto Federal Suizo de Geociencias (WSL), también evalúa datos de libre acceso para apoyar al gobierno suizo en la vigilancia ambiental. La Oficina Federal para el Medio Ambiente (FOEN) también planea lanzar un proyecto para monitorear los movimientos del terreno mediante datos satelitales. Griess afirma que buscarán el diálogo y la colaboración con estos proyectos. Porque el GeoLab suizo de la ETH no pretende reinventar la rueda.
El proyecto se ubica en el cantón de Lucerna gracias a la financiación de la Fundación Jörg G. Bucherer. Esta fundación, relativamente nueva, se creó a partir del legado de Jörg G. Bucherer, antiguo propietario de la relojería y joyería del mismo nombre. Promover Lucerna como centro empresarial y científico está en consonancia con el espíritu del difunto mecenas, explica el Dr. Urs Mühlebach, presidente del consejo de la fundación. El cantón de Lucerna aporta 2,8 millones de francos suizos a los costes de infraestructura.
En los próximos años, los investigadores construirán gradualmente el ETH Swiss GeoLab. Se espera que alcance su capacidad máxima para 2030. Allí trabajarán unas 100 personas para crear una imagen cada vez más precisa de nuestro mundo.
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