Descubra cómo el trasplante de islotes puede cambiar el tratamiento de la diabetes tipo 1

La diabetes tipo 1 (DT1) es una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo destruye las células pancreáticas responsables de producir insulina. Por lo tanto, el tratamiento requiere inyecciones diarias de la hormona para controlar los niveles de azúcar en sangre. Sin ella, la DT1 puede provocar complicaciones graves, como daños en los riñones, los ojos y el corazón, e incluso la muerte.
La Sociedad Brasileña de Diabetes (SBD) estima que 600.000 brasileños viven con esta afección a diario, y casi 9 millones de personas en todo el mundo la padecen. Por lo tanto, la medicina ha estado buscando nuevas opciones de tratamiento más eficaces. Los medicamentos GLP-1, como Ozempic y Mounjaro, surgieron precisamente en este sentido.
Sin embargo, ningún tratamiento ha demostrado ser tan eficaz como una técnica experimental: el trasplante de islotes pancreáticos. Estas estructuras son precisamente el grupo de células que producen hormonas, incluida la insulina, que la diabetes tipo 1 destruye. Para este procedimiento, los islotes se obtienen del páncreas de donantes fallecidos, se procesan en un laboratorio y luego se implantan en el cuerpo del paciente. Normalmente, se inyectan en la vena porta del hígado, donde pueden adherirse y reanudar la producción de insulina, pero también se está investigando su implantación en músculos.
A diferencia de los trasplantes de páncreas, que requieren cirugía mayor y suelen recomendarse solo en los casos más graves, los trasplantes de islotes se consideran mínimamente invasivos, ya que se realizan mediante infusión sin incisiones importantes. El protocolo experimental más conocido, conocido como Lantidra, se ha utilizado en personas que no han respondido bien a los tratamientos convencionales.
El 8 de septiembre, la Universidad de Illinois en Estados Unidos anunció que un paciente de 69 años suspendió las inyecciones de insulina tan solo una semana después de su trasplante . Esta hazaña aumentó el interés mundial en la técnica y generó esperanzas entre las personas con diabetes de que el tratamiento pudiera curar la enfermedad.
El endocrinólogo Rafael Scarin Borges, coordinador médico del Hospital Municipal de Aparecida (HMAP) en Goiás, administrado por el Hospital Israelita Einstein, explica que aún es prematuro considerar el trasplante de islotes como una cura para la diabetes. "Aún estamos en fase experimental. Los investigadores creen que, en el futuro, podría ser posible lograr la independencia de la insulina, pero esto aún no se ha demostrado en humanos. Los resultados son alentadores, pero se requieren ensayos más amplios y prolongados, con especial atención a la seguridad, antes de poder hablar de una cura", explica.
La edición genética amplía las perspectivas
Una ventaja del trasplante de islotes es que, con pequeñas modificaciones genéticas, puede realizarse sin necesidad de que el paciente utilice inmunosupresores diarios, como ocurre con los receptores de trasplante de páncreas. Un estudio publicado en agosto en The New England Journal of Medicine reveló que el paciente pudo pasar 12 semanas sin usar inmunosupresores tras el trasplante de antebrazo. «Las mediciones mostraron una secreción de insulina estable y sensible a la glucosa», afirma el artículo.
Los investigadores probaron células de islotes genéticamente modificadas mediante la técnica CRISPR. Esta estrategia eliminó los marcadores de ADN que hacen que el sistema inmunitario reconozca estas células como extrañas y añadió una proteína que actúa como una especie de "señal de paz" para el sistema inmunitario. "Es una prueba de concepto importante. El mayor desafío siempre ha sido evitar el rechazo, y si esto se confirma en estudios más amplios, abre la puerta a implantes más duraderos", añade Rafael Borges sobre el estudio.
Las pruebas futuras requerirán mayor atención a la durabilidad. Hasta ahora, el efecto solo se ha monitoreado durante tres meses. También será necesario determinar si dosis mayores de células pueden lograr una completa independencia de la insulina. Hoy, a pesar de los resultados positivos, el paciente continuó requiriendo inyecciones periódicas.
Paralelamente, la investigación con células madre sugiere que, en el futuro, será posible crear células beta "universales", capaces de producir insulina sin ser atacadas y sin necesidad de edición genética ni estudios de compatibilidad para trasplantes. En animales, los resultados ya han demostrado una supervivencia prolongada en estos casos sin inmunosupresión. Sin embargo, la transición a humanos requiere precaución.
"Es plausible imaginar terapias a gran escala sin inmunosupresión. Sin embargo, aún quedan por resolver cuestiones como la estandarización de la producción, el monitoreo y las formas de desactivar el injerto, si es necesario", afirmó Borges. Este avance representa una esperanza, pero solo estudios más amplios y prolongados podrán confirmar si los trasplantes de islotes editados pueden transformar el tratamiento de la diabetes tipo 1.
Fuente: Agencia Einstein
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