Los restos de un joven desaparecido fueron encontrados en una obra en construcción después de 40 años.

Diego Fernández salió de su casa a las 2 de la tarde del 26 de julio de 1984. Con una mandarina en la mano, se despidió de su madre diciendo que visitaría a una amiga antes de ir a la escuela.
Él nunca regresó.
Más de cuatro décadas después, en mayo de 2025, unos trabajadores que construían un muro en una casa del barrio de Coghlan, en Buenos Aires, encontraron huesos enterrados y alertaron a la policía.
Junto con los restos había un reloj calculadora Casio, un llavero, una pajarita, una etiqueta de ropa y una moneda.
Las pruebas de ADN han confirmado la identidad del adolescente desaparecido desde hacía cuatro décadas.
El caso recibió amplia cobertura en la prensa argentina porque, inicialmente, se informó que los restos se encontraban en una casa donde el cantante Gustavo Cerati había vivido un tiempo. Posteriormente, se aclaró que se trataba de la propiedad contigua.
Aunque el crimen contra Diego ya prescribió, la justicia argentina investigará el caso como homicidio para identificar al autor y el móvil.
Los peritos forenses asignados al caso encontraron indicios de lesiones probablemente causadas por un objeto punzante.
"Hay marcas en el cuerpo compatibles con muerte violenta e intento de desmembramiento, pero que también podrían estar relacionadas con la manipulación del cuerpo para su inhumación", dijo a la prensa argentina Mariella Fumagalli, directora del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

La madre de Diego, que ahora tiene 87 años, nunca apagó el teléfono de casa, esperando que su hijo la llamara algún día.
"Hasta hace poco estaba mirando por la ventana para ver si Diego volvía", dijo Javier Fernández, hermano del adolescente desaparecido, a BBC News Mundo, el servicio en español de la BBC.
Javier recuerda la dificultad que tuvo la familia para afrontar la incertidumbre en torno a lo sucedido con Diego, futbolista clave del Club Atlético Excursionistas.
"Crecí con un dolor tremendo en el pecho; ha sido una agonía", dice Javier, de Buenos Aires, con la voz entrecortada. "Diego era mi ídolo. Tenía 10 años, jugábamos al fútbol y él tiraba penales en mi habitación".
En los últimos días, había experimentado una mezcla caótica de emociones. Cuando recibió la noticia, apenas podía creer lo que estaba sucediendo.
Sentí rabia, impotencia, tristeza y, a la vez, alegría, porque encontré a mi hermano 41 años después. El descubrimiento, dice Javier, al menos permitirá a la familia darle un entierro digno.
“Cuando me entreguen su cuerpo podré despedirme en paz, como se merece”, asegura.
"Pobre hombre, me lo arrebataron de la vida. Era todo lo que necesitaba."

La revista argentina ¡ Esto ! publicó un artículo sobre el caso en 1986, dos años después de la desaparición del adolescente.
En él, el padre, Juan Benigno Fernández, relató que anotó en una libreta toda la información que pudiera ayudar a localizar a su hijo y recopiló recortes de periódico.
Además, comenzó a recopilar información sobre la desaparición de otros niños.
Desde que ocurrió esta tragedia, comencé a seguir los llamamientos publicados en periódicos y televisión y decidí visitar a los padres de los niños desaparecidos.
Vendedor de repuestos para autos, el padre dijo que siempre que tenía una intuición, se subía a su bicicleta y salía a recorrer las calles en busca de su hijo.
Hasta que un día, mientras intentaba encontrar a Diego, lo atropellaron y lo mataron, cuenta su hijo Javier.
Excompañeros declaran ante el Ministerio PúblicoTras la identificación de los restos, la investigación quedó a cargo del fiscal Martín López Perrando, quien actualmente recaba declaraciones de personas que puedan aportar información relevante sobre el caso.
Varios ex compañeros de “El Gaita”, como conocían a Diego en el colegio, declararon ante la Fiscalía para aportar información que pudiera ayudar a esclarecer el caso.
Según la prensa argentina, el Ministerio Público escuchó este lunes (08/11) el testimonio de Cristian Graf, compañero de Diego en la Escuela Nacional de Educación Técnica (Enet), quien vivía en la casa donde fueron encontrados los restos.
La madre de Graf todavía vive en la misma casa, según los medios locales.

"La escuela envía sus condolencias a la familia y los apoya respetuosamente en este momento difícil", dijo Enet en un comunicado.
El equipo de fútbol en el que jugó Diego también expresó sus condolencias.
"El Club Atlético Excursionistas expresa su emoción y tristeza por la noticia de Diego Fernández Lima", se lee en un texto publicado en la red social X. "Enviamos nuestras condolencias y un fuerte abrazo a toda la familia".
Numerosas muestras de solidaridad llegaron a la familia del adolescente.
El hermano Javier, que contiene las lágrimas cada vez que recuerda a Diego, dice que a pesar del dolor, el descubrimiento de los restos ayudará a la familia a cerrar un ciclo después de décadas de incertidumbre.
“Esto nos ayudará a estar un poco más en paz”.
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