Cómo Superman nació como un rebelde "socialista violento" y se convirtió en el héroe estadounidense estándar

La nueva película de Superman , dirigida por James Gunn, llega a los cines brasileños el jueves (7/10). Sin embargo, desde el lanzamiento de los primeros tráilers, los fans de los superhéroes han estado debatiendo si el hombre de acero interpretado por David Corenswet es fiel al de los cómics.

¿Es demasiado serio? ¿Demasiado deconstruido? ¿Debería seguir usando ese bañador rojo sobre sus mallas azules?

Tras estos debates, existe consenso en que algunos elementos de Superman son innegociables: debe ser más rápido que una bala y más fuerte que una locomotora. Debe provenir del planeta Kriptón y vivir en una ciudad llamada Metrópolis. Y, por supuesto, debe enamorarse de Lois Lane.

Además, Superman tiene que ser noble, recto y, quizás, incluso un poco cuadrado.

Aunque personajes como Batman y Wolverine son populares porque rompen las reglas, Superman tiene que ser el típico "buen tipo" estadounidense, respetuoso de la ley y estricto.

Pero no siempre fue así.

Las primeras historias de Superman fueron escritas por Jerry Siegel, dibujadas por Joe Shuster y publicadas en 1938 por Action Comics de DC (o National Allied, como se llamaba entonces la compañía). En esa versión, era un personaje mucho más travieso y, en cierto modo, más moderno que el actual.

Era un "Superman brutal que no hacía prisioneros, que hacía sus propias leyes y las hacía cumplir a puñetazos, que intimidaba a los enemigos con una sonrisa malvada y una mirada oscura", escribe el escritor de cómics e historiador Mark Waid en la introducción a una colección de los primeros números de Action Comics .

"No era un superpolicía. Era un superanarquista."

Si este Superman rebelde y luchador fuera presentado hoy, sería celebrado como uno de los superhéroes más subversivos.

"No tenía idea de que el personaje era así hasta que comencé a escribir mi libro", dijo Paul S Hirsch, autor de Pulp Empire: A Secret History of Comic Book Imperialism.

"Me sorprendí al ver eso. Era básicamente un socialista violento".

Los primeros números de Action Comics confirman esta interpretación. Cuando algo sale mal, Superman derriba puertas, cuelga sospechosos de las ventanas e incluso bromea: "¿Ves lo fácil que es aplastar tu reloj con la palma de mi mano? Puedo hacer lo mismo con tu cuello".

Algunas de las personas atacadas por este "ruidoso delincuente" son matones armados, pero normalmente son menos glamorosos que un villano de película: un maltratador doméstico, un cruel superintendente de orfanato, y en su mayoría personas ricas que no necesitan robar bancos.

Está el dueño de la mina que escatima en medidas de seguridad, el magnate de la construcción que sabotea a sus competidores, el político que compra un periódico para convertirlo en una máquina de propaganda.

En otras palabras, en lugar de ser un típico héroe disfrazado estadounidense, el Superman de 1938 era un revolucionario de izquierda.

Cómo surgió Superman de los experimentos de sus creadores

"Me encantan esas ediciones antiguas", dijo a la BBC Matthew K Manning, escritor de Superman: The Ultimate Guide .

Son claramente obra de jóvenes frustrados por las injusticias del mundo, y con razón. Es importante recordar que eran dos hombres judíos que alcanzaban la mayoría de edad justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Había mucha ira. Y de repente, contaban con esta figura que podía expresar sus preocupaciones y exigir responsabilidades a los corruptos.

Siegel y Shuster fueron compañeros de secundaria en Cleveland, Ohio, EE. UU. Criados durante la Gran Depresión, definieron a Superman en el primer número de Action Comics como «un defensor de los oprimidos, que juró dedicar su existencia a ayudar a los necesitados».

"Éramos jóvenes, y si queríamos ir al cine, teníamos que vender botellas de leche, así que sentíamos que estábamos allí abajo y podíamos empatizar con la gente", dijo Siegel en Superman: La historia completa, escrita por Les Daniels.

Superman surgió de nuestros sentimientos sobre la vida. Y por eso, cuando vimos tantos cómics similares, sentimos que imitaban el formato de Superman , pero algo faltaba: esa tremenda compasión que Joe y yo sentíamos por los desvalidos.

No es que Siegel y Shuster fueran los únicos profesionales del cómic con ideas tan liberales. «La industria del cómic fue fundada en gran medida por personas a quienes se les impedía trabajar en campos más 'legítimos' por ser judíos, inmigrantes, personas de color o mujeres», declaró Hirsch a la BBC.

"Era un gueto creativo donde acabó mucha gente con mucho talento porque no conseguían trabajo en publicidad en Madison Avenue (en Nueva York) y no podían escribir para la revista Life", continúa .

Muchas de estas personas eran radicales, o al menos poco convencionales, y DC fue fundada por hombres que encajaban perfectamente en ese perfil: eran inmigrantes recientes y tenían simpatías izquierdistas por haber crecido en la ciudad de Nueva York en aquella época.

Aún así, pocos personajes de cómics fueron tan militantes como Superman.

En uno de los primeros episodios, derriba una serie de viviendas para obligar a las autoridades a construir mejores (una estrategia arriesgada, dicho sea de paso). En otro, se enfrenta a la industria del juego por llevar a los adictos a la bancarrota.

También les declara la guerra a todos los que considera responsables de muertes en accidentes de tráfico. En esta entrega, aterroriza a los conductores imprudentes, secuestra al alcalde del pueblo por no hacer cumplir las leyes de tránsito y destruye el inventario de un concesionario de autos usados ​​y una fábrica donde se ensamblan autos defectuosos.

"Es porque se utilizan metales y piezas de inferior calidad para obtener mayores ganancias a costa de vidas humanas", advierte al propietario.

¿Eran estrictamente legales las campañas de protesta de Superman? No, pero eran entretenidas, decididamente políticas y turbulentas, y, casi 90 años después, siguen siendo un relato fascinante de la vida cotidiana en los Estados Unidos de la década de 1930.

Sin embargo, rápidamente Superman dirigió su atención hacia los científicos locos y los monstruos gigantes, y se alejó de las masas menos privilegiadas de Metrópolis.

Después de sólo unos pocos números, sus "oponentes eran más grandes que la vida misma, y ​​aunque esto dio lugar a cómics apasionantes, sus días de cruzada social eran cosa del pasado", escribe Mark Waid.

¿Cuál fue la kriptonita que socavó la conciencia social de Superman?

Hirsch argumenta que se trató de una combinación de dos elementos. Uno fue la "pasteurización" que ocurre cuando las ventas de cualquier propiedad comercial se disparan.

"Superman se vuelve increíblemente popular desde el momento en que se obtienen las cifras de ventas del primer número", explica.

Así que rápidamente se dan cuenta de lo que tienen entre manos y no quieren arriesgarlo. Jack Liebowitz, presidente de DC, ve que pueden vender fundas de almohada y pijamas de Superman, pero si Superman está ahí fuera tirando a la gente por las ventanas y amenazando con ponerles barras de hierro alrededor del cuello, eso no va a funcionar.

Junto con esa historia familiar de una gran estrella que se vende, "lo que pone fin a la fase radical de Superman es el comienzo de la guerra", dice Hirsch.

Todos los inmigrantes y personas de color que trabajaban en esta industria querían ser vistos como patriotas. Y eso tiene sentido. Eso era lo que había que hacer para encajar. Y, en términos más prácticos, eso era lo que había que hacer para conseguir la cuota de impresión de las revistas. Si hacías cosas que incomodaban al gobierno en 1941, quizá no conseguías el periódico.

Otro factor, más personal, fue que Siegel y Shuster perdieron el control de su creación. El deterioro de la visión de Shuster lo obligó a dejar que otros artistas se encargaran de los dibujos, y el alistamiento de Siegel en el ejército en 1943 redujo el tiempo que tenía para trabajar en los guiones.

Pero lo peor estaba aún por venir.

Tras haber vendido los derechos de Superman por 130 dólares en 1938, DC los trató como empleados en lugar de como innovadores reverenciados, y en 1947 intentaron —pero no lo lograron— recuperar esos derechos en los tribunales.

En retrospectiva, resulta irónico que aquellas primeras y entretenidas historias trataran sobre exploradores adinerados que se equivocaban. Siegel y Shuster sin duda necesitaban un defensor de los oprimidos a su lado.

Aun así, después de la Segunda Guerra Mundial, Superman no era el tipo de superhéroe que se enfrentaría a un editor astuto. «Superman ha evolucionado constantemente con el tiempo, pero eso no significa que siempre haya sido para mejor», dice Manning.

Durante la era McCarthy de los años 50, cuando los padres quemaban cómics a diestro y siniestro y el Congreso culpaba a los cómics de la delincuencia juvenil, las editoriales se vieron obligadas a autorregular su contenido bajo el sello de la Autoridad del Código del Cómic. Este sello aparecía en la portada de cada cómic aprobado, marcándolo como "seguro" para niños, explica.

Aunque se había suavizado un poco, Superman se convirtió en una figura paterna durante este período, dejando de interesarle los villanos del mundo real. En cambio, se centró principalmente en extraterrestres, seres de otras dimensiones y en frustrar el último intento de Lois Lane por descubrir su identidad secreta.

La evolución de Superman no se detuvo ahí. A veces, era un pilar de virtud, educadamente conservador, imitado por sus compañeros superhéroes de DC como el "gran boy scout azul", mientras que en otras ocasiones, según Manning, "recuperó parte de su esencia original... como un justiciero con miras a la justicia social".

¿Qué pasa con la nueva película?

Aún no sabemos qué Superman nos tocará, así que políticos corruptos y magnates de la construcción deberían estar atentos. ¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡Es el Superanarquista!