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Un nuevo triángulo silencioso está enfermando al mundo

Un nuevo triángulo silencioso está enfermando al mundo

Enfermedades cuerpo humano.

Imagen generada con Inteligencia Artificial - ChatGPT

La obesidad, la diabetes tipo 2 y la enfermedad del hígado graso asociado a disfunción metabólica (MASLD) están formando una tríada silenciosa pero peligrosa que avanza rápidamente entre adultos de todo el mundo. Así lo revela un nuevo estudio realizado por la Universidad de Linköping, en Suecia, que confirma que casi seis de cada diez personas con diabetes tipo 2 ya presentan acumulación de grasa en el hígado, un fenómeno que podría derivar en complicaciones hepáticas graves si no se detecta y maneja a tiempo.

La investigación, desarrollada en conjunto con centros de atención primaria, hospitales universitarios y el Centro de Ciencias de la Imagen Médica y Visualización (CMIV), tenía como objetivo determinar la frecuencia real de enfermedad hepática en pacientes con diabetes tipo 2 que asisten a controles rutinarios en el sistema público de salud.

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A diferencia de estudios previos realizados en clínicas especializadas, esta muestra permite una visión más representativa del riesgo en contextos generales y pone sobre la mesa resultados contundentes, como que un 59% de los pacientes evaluados tenía enfermedad del hígado graso asociada a disfunción metabólica, según los análisis por resonancia magnética.

Además, el 7% presentaba signos de rigidez hepática compatibles con cirrosis hepática en etapa temprana, una condición que, aunque menos común, está fuertemente asociada a un mayor riesgo de cáncer de hígado y mortalidad.

Envejecimiento y salud

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iStock

“El hallazgo es importante para determinar si los pacientes con diabetes tipo 2 deben someterse a pruebas de detección de enfermedades hepáticas. Varias organizaciones internacionales lo recomiendan en sus directrices, pero este tipo de pruebas no se han implementado en Suecia”, explica Wile Balkhed, estudiante de doctorado de la Universidad de Linköping y médico residente en el Hospital Universitario de Linköping.

La enfermedad del hígado graso, anteriormente conocida como NAFLD (hígado graso no alcohólico), ha sido rebautizada por la comunidad médica como MASLD (enfermedad del hígado graso asociado a disfunción metabólica), una definición que refleja mejor su vínculo con el síndrome metabólico.

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Esta condición incluye alteraciones como resistencia a la insulina, exceso de grasa abdominal y desequilibrio en los niveles de lípidos y glucosa en sangre. Cuando el metabolismo no funciona normalmente, el hígado comienza a acumular grasa, lo que puede derivar en inflamación, fibrosis y, en algunos casos, daño hepático irreversible.

Aunque los casos de cirrosis fueron relativamente bajos en este estudio (7%), los investigadores advierten que el riesgo aumenta considerablemente cuando la diabetes tipo 2 se combina con obesidad. En este subgrupo, el 13 % de los participantes mostró signos de cicatrización hepática en etapa temprana, frente al 2 % en el grupo de pacientes con diabetes pero sin obesidad.

Enfermo

Archivo Portafolio.co

“Esto subraya la importancia de identificar a las pocas personas con alto riesgo de enfermedad hepática grave entre todos los pacientes. Es como buscar una aguja en un pajar. Pero si las encontramos, podemos ofrecerles intervenciones que marcan una gran diferencia”, señala Mattias Ekstedt, profesor asociado de la Universidad de Linköping y consultor en gastroenterología y hepatología.

Uno de los puntos positivos del estudio es que el hígado graso no siempre avanza hacia enfermedad grave. De hecho, puede revertirse si se logra una pérdida de peso sostenida. Por eso, los expertos recomiendan reforzar el seguimiento y la intervención temprana en grupos de riesgo, especialmente aquellos con diabetes tipo 2 y obesidad combinadas.

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Actualmente, Suecia no cuenta con un protocolo estandarizado para detección de MASLD en atención primaria, a pesar de que las herramientas existen. En este estudio se utilizaron técnicas de resonancia magnética avanzada y ultrasonido con medición de rigidez hepática, métodos que permiten detectar acumulación de grasa y cambios estructurales sin procedimientos invasivos.

El trabajo fue financiado por diversas instituciones suecas, incluyendo la Región de Östergötland, la Fundación Knut y Alice Wallenberg y la Sociedad Sueca de Medicina. También contó con la participación de expertos en hepatología, radiología, física médica, atención primaria, endocrinología y fisiología clínica, lo que refuerza la solidez de su enfoque multidisciplinario.

Hígado Graso

Hígado Graso

Fuente: IStock

A futuro, los investigadores darán seguimiento a los pacientes del estudio para analizar la progresión de la enfermedad y evaluar la efectividad de intervenciones tempranas. El seguimiento se realizará cinco años después del primer examen, lo que permitirá tener una visión longitudinal del desarrollo del MASLD en esta población.

El mensaje central del estudio es claro: el triángulo entre diabetes tipo 2, obesidad y enfermedad hepática está afectando a una parte significativa de la población y requiere atención médica proactiva. Identificar a quienes están en mayor riesgo no solo puede salvar vidas, sino también optimizar recursos en salud pública. Y aunque la amenaza es silenciosa, los datos comienzan a hablar con fuerza.

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