Yente / Del Prete, pareja mística

Existe una vertiente constante y nodal dentro del trabajo de Yente (Eugenia Crenovich, Buenos Aires, 1905-1990) y Juan Del Prete (Vasto, 1897 - Buenos Aires, 1987) para comprender la totalidad de su producción que, sin embargo, ha sido poco considerada y exhibida. Se trata de la línea espiritual o mística de esta pareja precursora del arte abstracto en la Argentina.
Por eso, la exposición Figuración Mística: Yente-Del Prete, con 60 obras en dos salas de la planta baja del Museo de Arte Tigre (MAT), constituye un acontecimiento. Los curadores, Santiago Villanueva y Roberto Amigo, lo escriben con claridad: “Las obras de Juan Del Prete y Yente han sido revisitadas en el último tiempo para fijar su acción en la vanguardia artística y el impacto en los artistas contemporáneos. Sin embargo, esta recuperación se sostuvo principalmente en la obra abstracta, no figurativa e informalista. En esta exposición se propone pensar la pintura figurativa religiosa y mística –que incluso deriva en la abstracción– realizada individualmente por ambos artistas entre 1947 y 1985”.
Yente, El patriarca. Óleo sobre cartón, 53 x 47 cm, 1982.
La propuesta sitúa, con acierto, los trabajos de cada uno por separado en distintas salas, lo que permite advertir rápidamente los temas y características estilísticas propias. La investigación de los curadores se centró en la influencia que tuvo primero en Yente, quien tenía formación filosófica y, a través de ella, en Del Prete, el pensamiento del italiano Giuseppe Lanza del Vasto con su predicamento de la filosofía de la no violencia por influjo de Mahatma Gandhi. En la biblioteca de Yente estaban sus libros Principios y preceptos del retorno a la evidencia y Vinoba o La Nueva Peregrinación (ambos editados en Buenos Aires por Sur), presentes en una vitrina al inicio de la exposición. Lanza del Vasto estuvo en la Argentina, en agosto de 1957, por invitación de Victoria Ocampo.
De familia católica él y judía ella, Villanueva expresó, en diálogo con Ñ, que en ambos se trata del “desarrollo de una espiritualidad más que de una creencia”. En las pinturas de Del Prete predomina el informalismo con texturas de pinceladas pastosas y una figuración que tiende hacia la geometrización. Y hay mucho color. La representación de Jesús prevalece a partir de escenas del Nuevo Testamento. Hay varios retratos entre cuadros sobre el Camino al Calvario, crucifixiones y un imponente y emotivo Cristo llevado al sepulcro (1961), casi todos en óleo. En obras de 1982 aparece el Arcángel San Miguel, considerado el jefe de los ejércitos de Dios que lucha contra el mal.
Del Prete, Cristo en la cruz (boceto). Óleo sobre cartón, 37,5 x 30 cm, 1957.
La impactante Última cena (1976), con su extenso camino iconográfico en la historia del arte occidental, remite a aquella del artista del primer renacimiento italiano Giotto de Bondone por la composición en ronda de las figuras alrededor de una mesa. Se lo comento a Liliana Crenovich, sobrina de Yente, quien me dice: “Vio a Giotto en un libro que le llegó cuando estaba en La Boca en los años 20” y lo marcó. También precisó que Yente le hizo notar la ausencia en su trabajo de esta escena tan significativa de la vida de Jesús.
Esto responde a los permanentes intercambios plásticos/intelectuales entre ellos, como puso en perspectiva hace tres años la exposición Yente-Del Prete. Vida venturosa en el Malba (solo dos obras de la actual muestra estuvieron en la otra). Él era un inmigrante italiano llegado a La Boca y formado en el contexto de los pintores del célebre barrio, mientras que ella era porteña, licenciada en filosofía y pertenecía a una familia acomodada de origen ruso.
Del Prete, La ultima cena, óleo sobre tela, 165 x 200 cm, 1976.
En 1935 se conocieron en una exposición de Del Prete en Amigos del Arte. Él ya era un artista moderno, había realizado sus primeros collages y óleos abstractos en París e ingresaba en la historia del arte argentino como el primero en exponer obras no figurativas. El encuentro motivó que Yente decidiera destruir su obra previa e iniciara el camino de la abstracción. Fue la primera artista mujer en adentrarse en la corriente, a partir de 1937. Pero es importante remarcar en los dos el constante vaivén entre abstracción y figuración tan fructífero a lo largo de sus trayectorias y singular para su época.
Si bien las producciones de ambos se caracterizan por la experimentación, las de Yente vienen siendo analizadas y revalorizadas por las jóvenes generaciones. Incluso, como ha sostenido la historiadora del arte María Amalia García, se vuelve a mirar a Del Prete a través de los ojos de Yente.
Yente, Catedral, óleo, papel e hilos sobre hardboard, 122,5 x 61,5 cm, 1963.
Es frecuente encontrar en trabajos de la artista fósforos quemados –aquellos dejados por su esposo al encender la pipa–, como se observa en las obras sobre las catedrales, con los cuales fijaba la estructura arquitectónica de arcos ojivales. El hilo es otro elemento para delinear y dar volumen a las figuras (La salida del Edén, 1966). En Composición mística (1982), la trilogía de siluetas geométricamente sintetizadas y en relieve están hechas de telgopor. Con papeles metálicos de etiquetas y envoltorios de golosinas realizó el fantástico El Juicio Final. El cielo de los Bienaventurados (1964).
La figura de San Francisco de Asís cobra especial importancia. “Su vida siempre fue muy sencilla, modesta y dedicada al arte y por eso las figuras de Gandhi (una pintura y collage de 1976), San Francisco (orando, con los pájaros, recibiendo los estigmas, de fines de la década del 50) en sus obras”, señaló Liliana Crenovich. También está El cónclave. Homenaje a Juan XXIII (1963, collage en acuarela, fibra, fósforos y papel metalizado) llamado “el Papa Bueno”. Y aparecen trabajos vinculados al libro del Éxodo presente tanto en el canon judío como cristiano y del Libro I de Los Macabeos.
Yente Del Prete
Con emoción, la sobrina de la artista concluyó: “En este momento en que la gente se está matando, ver que desde el arte se puede convivir, hay luz, conciencia”. Otro gran legado de esta pareja de artistas cuyas obras no cesan de perpetuarse en el tiempo y de hablarnos.
En la exposición están exhibidas dos obras de Del Prete que son patrimonio del MAT. Son los óleos Maternidad (1959) y Cristo encarnecido (1963). Se trata de la institución del país con más obras del artista, un total de 13. Graciela Arbolave, activa directora del museo, detalló a Ñ el conjunto: la primera obra, Riachuelo (1920), fue adquirida en subasta pública, en 2005, por el entonces intendente Ricardo Ubieto, creador del MAT; 9 entraron en 2019 por la donación de Isabel Capelli, entre naturalezas muertas, figuras y collages de diferentes técnicas; 2 óleos fueron legados por Carlos Franck, en 2020, y el último Del Prete, un pequeño óleo de época temprana, acaba de ingresar gracias a la donación en vida del doctor Guillermo Jaim Etcheverry.
Las 238 obras donadas (pinturas, grabados, dibujos y esculturas) por el médico, científico y ex rector de la Universidad de Buenos Aires se exhiben hasta el 29 de marzo del próximo año y llegaron no solo para incrementar sino también para complementar el acervo del museo. Obras de Emilio Pettoruti, Roberto Aizenberg, Juan Carlos Castagnino, Enio Iommi, Noemí Gerstein, Carlos Alonso, Josefina Robirosa, Pablo Suárez, Alicia Penalba, Alfredo Londaibere y muchos más son ahora parte de la colección de arte argentino figurativo de fines del siglo XIX a mediados del siglo XX, con extensión hacia la contemporaneidad, de este joven y enérgico museo que el próximo año cumplirá dos décadas.
- Figuración Mística. Yente–Del Prete
- Lugar: MAT, Av. Victorica 972.
- Horario: mié. a vie. de 13 a 18; sáb., dom. y feriados de 12 a 18. Fecha: hasta el 5 de octubre.
- Entrada general: $5100.
Clarin