Ricardo Yáñez/II y última: Isocronías

Ricardo Yáñez/II y última
N
o hay otra joven más bella / como esta flor de alhelí; / si muere, ¿qué haré sin ella? / Si muero, ¿qué hará sin mí?
¿Qué importa que se haya sustituido, por razones de metro, un pronombre (que
) por un adverbio (como
)? La imagen y el sentimiento expresado pasan al lector (o al auditorio) incólumes, limpiamente. Como redactor, Juan Llanos Rodrigues (así, a la portuguesa aparece su segundo apellido al calce de cada canción o poesía en el libro que comentamos, De amores y argumentos, publicado por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y Anona Books) es con frecuencia incorrecto
, descuidado
, pero como ser de imaginación, como poeta (popular, qué duda cabe), de vez en vez, muy bien y no tan espaciadamente, da en el clavo:
Pido licencia, señores, / saludando en alta voz / a este portal de flores, / donde nació el Niño Dios
.
De escasa escolaridad, tercero de primaria, parte de su producción la dictó el autor, ya invidente, a su esposa Catalina y a su hija Juana, quienes no puntuaron los versos y no parece que pudieran cuidar atentamente la ortografía. De estas dos cosas se ocupó uno de los editores del libro, Raúl Eduardo González (el otro es el también ilustrador Alec Dempster).
En diversas ocasiones se antoja disentir en cuanto a la primera, y no pocas –otra observación– de la redacción por ahora final de ciertas líneas (esto tomando en cuenta que Llanos no pensaba
, sino tendía a improvisar sus versos, aparte de los posibles errores de oído de las amanuenses. No olvidemos (no olvidamos) que existen diversos modos correctos de puntuar un mismo texto. Y veamos cómo restauradas
algunas coplas quedan mejor
, ganan naturalidad; acaso restituida –atrevemos– su forma original. En el libro: Estos versos que hoy le muestro / yo creo que no perjudique: / son compuestos por Juan Llanos, / de Juan de la Luz Enríquez
. Nuestra propuesta quiere que le
sea les
y que el segundo verso quede: yo no creo que perjudiquen
. En el libro: “Un niño andaba pescando / cuando el resumo [por torbellino] llegó; en un árbol de tamari [sic] / de inmediato se subió”. Donde proponemos, tercer verso, a un árbol de tamarindo
. Y –concluyamos– en el libro: Por eso nada más ver, / dejar la bola rodar, / y que lo disponga Aquel / que es el padre universal
. Otra vez tercer verso: “y lo que disponga…”.
Y nos vemos, no hay (el espacio se acabó) cómo más decir.
jornada