¿Cómo se leen las novelas hoy? Un debate en la FED con María Sonia Cristoff y Edgardo Scott

La segunda jornada de la Feria de Editores (FED) 2025 inauguró con la charla “¿Cómo se leen las novelas? Los rasgos de época, estilo y escritura”, que en el C Complejo Art Media congregó a amantes del género y contó con la participación de los escritores María Sonia Cristoff y Edgardo Scott. En tanto, Alejandra Laera ofició de moderadora.
“Se leen las novelas. Es algo súper importante que en el pasaje del siglo XX al XXI pensábamos que no se iba a leer más. Ese momento de auge ‘renovado’, el de la narrativa o no ficción. Hay muchas novelas que ya no tenemos pudor de llamarlas así. ¿Pero, qué leen sus novelas al escribirlas y también en las otras, cuando traducen?”, abrió el debate Alejandra Laera mientras en la planta baja del predio se amuchaban los visitantes como ya es tradición.
“No soy un gran lector de novelas. Los géneros que leo siempre terminan siendo la poesía y el ensayo. Quisiera que estos dos géneros se metan cuando escribo novelas, que se encuentren cuando tengo que montar una trama”, reconoció Scott, autor de Caminantes (2017), Por qué escuchamos a Stevie Wonder (2020), El exceso (2012), Luto (2017) y Yo soy como el rey de un país lluvioso (2025).
¿Cómo se leen las novelas hoy? Un debate en la FED con María Sonia Cristoff y Edgardo Scott. Foto: Matías Moyano, gentileza FED.
“Para mí, la novela todavía es un alias de la ficción. Decir que leemos novelas es decir que también vamos a entrar a una ficción”, añadió.
“Después del siglo XX sabemos una ficción que encontremos en la novela puede estar atravesada de manera múltiple, pero leer ficción es siempre leer la imaginación de una postulación de la imaginación y una imaginación de la experiencia”, argumentó el autor de Yo soy como el rey de un país lluvioso, publicado en julio de este año.
“Cuando me presentan y el pacto de lectura es que voy a leer una novela yo sé que tengo que entrar en la ficción. Por ende, yo sé que tengo que entrar en lo imaginario”, aseguró el escritor.
Según Edgardo Scott, Cesar Aira es uno de los grandes autores que luego se convierten en narrador y, a la vez, en personaje. “De todas maneras, sabemos que vamos a entrar en lo imaginario y en una postulación de lo imaginario. Después hay que ver en qué sentido ese imaginario toca o alcanza alguna experiencia”.
“Cuando escribo una novela, tengo que sentir cómo esa fuerza de experiencia que quiero convertir en un lenguaje considerable que me va a llevar tiempo. La relación entre lenguaje, tiempo y la novela”, dijo el escritor.
“Se siguen leyendo mucho en modo evasivo, en modo de entretenimiento. Siempre se han leído novelas para entretenerse, para evadirse, para no modificar al sujeto y que el status quo sigan como están”, analizó Scott.
¿Cómo se leen las novelas hoy? Un debate en la FED con María Sonia Cristoff y Edgardo Scott. Foto: Fernando de la Orden.
“En esta época se lee de una manera muy literal y muy ideológica. En cuanto a lo primero, la ficción siempre ha tenido una gran capacidad de metáfora: cuando leíamos Moby Dick no íbamos a tener la pesca de la ballena sino que lo íbamos a leer era el bien contra el mal. Y cuando leíamos a Madame Bovary no íbamos a leer la historia de una mujer infiel sino íbamos a leer un montón de otras cosas, un retrato de una mujer de provincia y de costumbres”, ejemplificó.
Pero esa capacidad de metáforas se está perdiendo un poco y ahora, muchas veces, la imaginación termina estando al servicio de reproducir una realidad, de militar y redunda en una realidad que en general lo cubren los medios y las redes sociales.
“Es una época muy ideologizada y muy polarizada ideológicamente, como si fuera de un bando y otro en el que se alinean y se ‘novelizan’ algún suceso de la realidad, un término muy de esta época”, analizó.
Luego, vinieron las palabras de María Sonia Cristoff: “La historia es lo que menos me interesa en la novela. No me importa qué pasó, no me importa absolutamente nada de eso. Es más: me molesta”, afirmó la autora de Derroche, su última novela publicada en 2022.
¿Cómo se leen las novelas hoy? Un debate en la FED con María Sonia Cristoff y Edgardo Scott. Foto: Fernando de la Orden.
Sin embargo, aclaró que lo que le atrapa de una novela es el tono. “Por qué una canción te atrae y otra no? Hay algo de cómo dice, de la frase mezclado con la predisposición de quien habla”.
Al igual que Scott, Cristoff nombró a César Aira: “Lo leo con los ojos achinados y yo entro ahí del mismo modo entro en una prosa súper enfervorizante”.
“Siento mucho el deseo de esa voz. Me subyuga enormemente. Esa combinación de predisposición como deseo, aunque sea el deseo de matarte, más el lenguaje que utilizo. Esa combinación me parece extraordinaria. En ese punto también me puedo enganchar con un ensayo bien escrito”, reconoció.
“Espero una narración, no una trama. Con esto quiero decir que no escucho historias, completó Cristoff, que es autora de Falsa calma (2005) y Desubicados (2006). Entre sus novelas, publicó Inclúyanme afuera (2014) y Derroche (2022), entre otras.
¿Cómo se leen las novelas hoy? Un debate en la FED con María Sonia Cristoff y Edgardo Scott. Foto: Matías Moyano, gentileza FED.
“En el siglo XXI, con la irrupción del mundo digital en que vivimos, tenemos al posteo, la entrevista, el comentario. Esos son paratextos. Toda esta producción textual que está alrededor de la novela misma”, consideró sobre el presente.
“Eso habla mucho del siglo XXI. El tema es leer solamente eso. Creo que hoy se lee muchísimo el paratexto de manera bestial. El tema es qué hacemos quienes escribimos en ese mundo paratextual: es una estrategia de autofiguración constante o hacemos de ese mundo paratextual una manera de hacer conjeturas sobre la experiencia de vida”, analizó Cristoff.
Leara marcó diferencias entre la lectura y la forma narrativa de contar una historia. “Del lado del lector estaría la afección, esa mediación que habría entre la predisposición y la lectura la construye un texto. Por más que uno quiera evadirse, no hay evasión sino algo que te toca, te afecta cuando cerrás el libro por más precaria que sea y eso la da el lenguaje, la composición y los procedimientos”.
Scott intervino: “Lo que nos pasa como lectores es que la literatura de algún modo nos afecte. Lo mismo con la ficción. Ahí está el truco, algo que no está en la realidad, en lo documental y sin embargo termina añadiéndose al mundo de uno, termina siendo algo tan real como el ascensor de su departamento”.
“Esa es la cuestión hoy: cómo la literatura todavía puede afectar y cómo todavía la ficción puede afectar la realidad e, insisto, no solamente reproducirla”, comentó Scott.
¿Cómo se leen las novelas hoy? Un debate en la FED con María Sonia Cristoff y Edgardo Scott. Foto: Matías Moyano, gentileza FED.
Sobre Yo soy como el rey de un país lluvioso, su última novela dijo: “Quisiera que se lea y se escuche como un disco de The Cure. La escribí con esa música, para hablar de lo que decía Sonia (Cristoff) de esa dimensión musical del lenguaje”.
“A mi me gusta compensar la afección como antítesis de la adicción”, sentenció Cristoff. Y siguió: “Me gusta pensar a las novelas como toda una conspiración de los males de época”.
“Para estar afectado tenés que estar abierto, predispuesto a algo, pero me parece que vivimos en un tipo de velocidad de delirio, de demanda de expedirse permanentemente acerca de temas que no sabemos nada, no nos interesa. Son temas sacados de eje y es muy difícil afectarse como para mí se afecta en una novela”.
“Estamos en un momento de adicción atroz, a decir cualquier cosa, a no escuchar a nadie, a no abrirse. Es una adicción muy repulsiva”, sentenció Critoff.
¿Cómo se leen las novelas hoy? Un debate en la FED con María Sonia Cristoff y Edgardo Scott. Foto: Matías Moyano, gentileza FED.
“¿Cómo esperan que se lean sus novelas?, les preguntó Laera.
“Primero, esperamos que se lean –bromeó Scott y continuó–. Me encanta que se sea diferente a como la leí. En una novela o en la ficción, la escritura para los que vivimos incluye una lectura nuestra. Es decir: nosotros vamos escribiendo y somos los que primero leemos eso. Finalmente, alguna lectura tenemos de eso, pero me gusta que la lean diferente como la leí yo y sorprenderme en la lectura de los otros”.
“Por eso me refería a los paratextos, insistió Cristoff, y siguió: “Me encantaría que no ser productora de mis propios paratextos. Me encantaría hacer esa cosa anacrónica que saca el libro, yo no decir nada y que los demás digan”.
“Sin embargo, quisiera que me lean con atención ya que mis textos están desperdigados e interrumpidos por un montón de cosas. Perdono que me lean con odio, con sed de venganza, que sea críticos e irrefrenables, pero que me odien con atención. ¡Que me odien con sustento!”, exclamó.
Sobre este punto, Laera indagó cómo hacen los autores para “salir de ese yo” en sus textos. “A mí me motiva siempre lo político en el sentido comunitario: que yo sienta que eso que más o menos me importa a mí, le pueda importar al resto. Ahí ya hay una primera imaginación”, argumentó Scott.
“Pero también caigo en esa ilusión: quizá algo que me importa bastante puede ser algo que también le importe al resto. Entonces, ahí hago mi primer filtro: eso que se me ocurrió como novela cuando vienen los temas, las situaciones digo: ah, esto puede ser un cuento, podría ser para un ensayo o me viene un verso para un poema”, aseguró.
“Una de las cosas que me hacen frenar, anotar pero después ver si lo voy a escribir o si voy a avanzar con esa novela, con esa idea, es que haya un elemento político, un elemento donde creo que puedo resonar alguna cuestión social, algo que pueda compartir. En definitiva, que sea una experiencia que pueda compartir y comunicar con otros. También puede servir por más que sea una experiencia de la intimidad”, afirmó Scott.
¿Cómo se leen las novelas hoy? Un debate en la FED con María Sonia Cristoff y Edgardo Scott. Foto: Fernando de la Orden.
"Pensar de ese modo me termina de confirmar que quiero escribir la novela. Es sentir que en alguna medida hay otros ahí afuera, esos lectores que no van a leerlo como yo pueden iluminar alguna cosa y puede servir algo que escribí, no en un sentido utilitario, pragmático, sino en un sentido sensible”, concluyó.
En cambio, Cristoff se refirió a diferenciar “lo político de lo militante”. “A veces cuando la novela es política, lo político rápidamente se asocia con lo militante y eso siempre le ha hecho mal a la novela moderna. Me parece un problema severo, concluyó la autora de Falsa calma.
Clarin