El mensaje final de las pasarelas: hombres sin ambigüedad

La ajetreada semana de la moda masculina concluyó con una certeza, a pesar de la incertidumbre de la crisis general: una vez más representamos al hombre a través de códigos de vestimenta ampliamente compartidos e inequívocos, pero esta vez la fragilidad es una cualidad aceptada e internalizada, que rompe incluso con los clásicos rancios con materiales impalpables y una melancolía húmeda. Veronique Nichanian confirma en Hermès que es la única diseñadora capaz de dar al lujo masculino una forma moderna y aceptable: actual pero no forzada, preciosa pero no locuaz, elegante sin juventud. Lleva años en su nicho, centrada y resistente a las tendencias sin sentido, pero no por ello aferrada a posturas rígidas. Esta temporada, trabaja con volúmenes amplios y ligeros, que apenas rozan el cuerpo y revelan su belleza en movimiento, y con cortes y detalles de precisión gráfica, que reverberan gracias a los materiales ultrafinos. Es una visión serena y tranquilizadora, elegante en su forma más esencial e inefable.

El debut de Taro Horiuchi al frente de Kolor evoca una natural cesión de poderes al fundador, Junichi Abe. El sentido del color y el humor de Abe se mantienen, a lo que Horiuchi añade un estimulante gusto por la tecnicidad deportiva combinada con la solemnidad del dramatismo de la moda. Es un contraste inesperado, resuelto con gran maestría. En LGN, Louis Gabriel Nouchi elige la forma de una película de animación poblada de androides y replicantes muy sensuales para presentar quizás su colección más exitosa, en la que el supermanismo y la carnalidad se unen en siluetas de volúmenes decididos. Siempre lírica e igualmente alocada, en Doublet, Masayuki Ino elige un jardín de barrio para presentar una colección que gira en torno a la comida como conector humano y vínculo con la naturaleza. Entre corbatas como caballas y sombreros como huevos fritos, es, en cuanto a ropa, la prueba más habitual de las últimas temporadas para Ino. Todo es fluido y orgánico, con surrealismos centrados en detalles que le dan carácter. La investigación de materiales y artesanía de Kartik Kumra, expresada a través de la marca Kartik Research, resulta fascinante por su conexión no obvia con el territorio indio. Debutando en el calendario parisino, Kumra cuestiona el concepto de sobriedad como buen gusto, celebrando la espontaneidad y la personalidad con auténtica frescura, y creando prendas finamente tejidas o bordadas con una naturalidad sorprendente.

Tras unas temporadas de descanso, Craig Green regresa a la pasarela, y con razón: personal e imaginativa, su propuesta es una de las mejores en una temporada que ha estado prácticamente estancada, ¡una vez más! Green se aventura en su propio territorio, donde trajes clericales, abrigos cuadrúpedos adaptados a cuerpos humanos, formas infantiles, ectoplasmas que salen del cuerpo por la boca y abstracciones sartoriales compuestas de sábanas desgastadas se entrelazan en una historia en verso libre que gira en torno a los Beatles. Tan descarrilante y psicodélico como es, el viaje se condensa en una vibrante visión del color como forma y la forma como sonido, un deleite para la vista y una magnífica imagen. En comparación, la fantasía de alta costura de Jacquemus en la Orangerie de Versalles tiene un toque pomposo y autocelebratorio. El negocio está en otra parte —bolsos y otras piezas básicas muy bien escogidas—, pero en la pasarela, Jacquemus se presenta como un creador supremo, con un sentimentalismo que oscila entre lo espontáneo y lo manufacturado. La ropa parece mejor confeccionada que la última vez, pero la visión de la marca no está nada clara por el momento: mezcla imágenes anacrónicas y viralización en Instagram en lo que parece un mero ejercicio de estilo.