En Burdeos, la temporada está llegando a su fin para Vertigina, el rocódromo urbano más alto de Francia.

El lugar cuenta ahora con 28 vías, desde grado 4a hasta 7c, y resulta atractivo tanto por su desafío deportivo como por su ambiente. «La zona al aire libre es muy popular, al igual que el aspecto histórico del sitio. Escalar, sentir el viento, contemplar el panorama… eso es lo que lo hace tan atractivo», comenta con una sonrisa Maëlle Borredon.
Eventos que elevan el ambienteEntre los eventos más destacados de la temporada, las veladas de "Escalada al Atardecer" fueron un rotundo éxito. Los participantes escalan al final del día, disfrutando de la puesta de sol desde un mirador privilegiado y de la música de un DJ. El viernes 31 de octubre, el equipo también organizó un evento especial de Halloween, donde los escaladores, disfrazados para la ocasión, debían recoger pequeñas arañas escondidas en las paredes de roca para ganar premios. "El evento fue todo un éxito", confirma Maëlle Borredon.

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Mathieu, instructor desde hace cinco años, trabaja en Vertigina desde su inauguración. Menciona con entusiasmo algunos de los récords de la temporada: «La persona más joven en llegar a la cima del muro de 33 metros tenía 4 años, la mayor 76. ¡Y un profesional lo escaló en tan solo 57 segundos! El tiempo máximo para llegar a la cima fue de 32 minutos». Apasionado por su trabajo, se asegura de que todos tengan una experiencia positiva. «El otro día, acompañé a un niño de 12 años hasta la cima», dice con orgullo.
Hasta la última tomaA pesar de la lluvia del domingo, los más fieles aprovecharon las últimas horas de apertura. Entre ellos se encontraba Loïc Fortin, de 31 años, residente en Burdeos desde hace un año y medio. Asiduo al lugar, acudió para celebrar el final de la temporada: «He venido especialmente para la ocasión. Incluso me he comprado ropa nueva», declaró con orgullo.
Lo que más le gusta de Vertigina es tanto el ambiente como la oportunidad de progresar: «Prefiero venir aquí que ir a un rocódromo normal. Aprendo muchas técnicas con Mathieu». Y, sobre todo, la experiencia de estar al aire libre: «Estar al aire libre le da un toque especial. El viento, las sensaciones... Y es muy tranquilo».
Bajo un aguacero torrencial, Thomas, de 28 años, y su novia Clara se animan a escalar al aire libre por primera vez. «Da igual que te caigas desde 5 o 10 metros», bromea el instructor. Thomas se ríe bajo la lluvia: «¡Espero que llegue a la cima, así no me empapo para nada!». Tras unos minutos de esfuerzo, Clara llega a la cumbre, encantada: «¡Ha sido genial! Hay unas vistas preciosas desde allí arriba».
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