Reforma laboral: este es el verdadero impacto que tendría el nuevo contrato laboral de los aprendices del Sena

La aprobación en el Senado de la República de la reforma laboral incluyó entre sus puntos avalados por la plenaria de la corporación al artículo 23, el cual establece un nuevo régimen de contratación que gozarán los aprendices del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).
Se trata de un artículo que desde que fue propuesto ha causado controversia. En sectores cercanos al Gobierno ha sido ampliamente aplaudido por lo que representa en cuanto a la mejoría de las condiciones laborales de los aprendices, pero para sectores de oposición y voces dentro del empresariado, podría considerar un grave riesgo.
Y es que detrás del mismo está una de las principales discusiones que salen a flote en todos los debates relacionados con temas laborales y salariales: si es mejor pagar menos para incentivar el empleo o si, por el contrario, es mejor garantizar mejores condiciones a riesgo de que esto estanque las contrataciones.
Pero, ¿realmente qué es lo que ocurrirá con los aprendices del Sena? ¿Cómo quedan sus nuevas condiciones laborales? ¿Lo aprobado es realmente beneficioso o no para la generación de empleo? ¿Es cierto que habría una desestimulación de la contratación de aprendices?

El Sena ofrece un aprendizaje en entornos laborales reales Foto:Sena
Para entender cómo queda el modelo de contratación de los aprendices del Sena, es necesario primero saber cuáles son sus condiciones actuales. Así las cosas, en estos momentos los aprendices del Sena son vinculados a las empresas por medio de un contrato especial de aprendizaje, y no un contrato laboral como el que gozan el resto de trabajadores.
De esta forma, el pago que reciben estos jóvenes por dicho contrato de aprendizaje es también distinto. En primer lugar, durante la llamada fase lectiva (cuando el aprendiz recibe formación teórica y práctica en el Centro de Formación), este recibe como pago el equivalente al 50 por ciento de un salario mínimo, lo que equivale hoy a $711.750.
Cuando se encuentran en la fase práctica (es decir, cuando están vinculados a una empresa haciendo sus prácticas) se les paga el 75 por ciento de un salario mínimo ($1’067.625) y, si la situación del desempleo en el país es menor al 10 por ciento, deben recibir un salario mínimo ($1’423.500). Adicionalmente, este contrato implica que la empresa les debe pagar a los aprendices la totalidad de la salud (actualmente $170.820) más ARL, pero no pagan aportes a pensión o cesantías, ni son afiliados a cajas de compensación.
Dado que la tasa de desempleo entre enero y diciembre de 2024 se ubicó en 10,2 por ciento, el porcentaje del apoyo de sostenimiento en fase práctica que rige este año es de $1’067.625.
Por último, cuando una empresa está obligada a tener aprendices (es decir, cuando tenga más de 15 empleados) pero decida no vincular ninguno, debe pagar una tasa de monetización que equivale a un salario mínimo ($1’423.500).
Con lo aprobado en el Congreso, las condiciones van a cambiar, aunque es importante tener en cuenta que todavía no se sabe, a ciencia cierta, cómo quedará, ya que este artículo quedó diferente tanto en Cámara de Representantes como en Senado, y en la conciliación se definirá cuál de las dos versiones quedará. De cualquier manera, en ambos desaparece el contrato de aprendizaje, y pasa a regir un contrato laboral.
La versión del Senado (aprobada ayer) es la que tiene mayores posibilidades de ser la definitiva. En este texto, los ajustes a los porcentajes quedan de la siguiente forma:
En la fase lectiva, los aprendices recibirán una remuneración equivalente al 75 por ciento del salario mínimo, es decir, $1’067.625.
Este es el punto que más cambia con respecto a lo aprobado en Cámara, donde en la fase lectiva el porcentaje es del 60 por ciento del salario mínimo.
En la fase productiva, en ambas versiones, los aprendices recibirán el 100 por ciento, que equivale a $1’423.500 en 2025.
Pero al tratarse de un contrato laboral, el empleador entra a pagar no solo salud y ARL, sino también pensión, cesantías, auxilio de transporte y vacaciones. Y es ahí donde se centra la mayor controversia, dado que esto implicaría que las empresas pasarían a pagar, en términos reales, entre $2’325.819 y $2’417.464, dependiendo el nivel de la ARL.
Pero el articulado no solo hace más costosa la contratación de los aprendices, sino que también incrementa la tasa de monetización, que pasa a ser de 1,5 salarios mínimos, es decir, $2’135.250.
Con todo esto, para las empresas seguirá siendo entre $190.000 y $282.000 más barato pagar la monetización en lugar de contratar aprendices.

Si no sabe qué quiere estudiar, realice el test de vocación que ofrece el Sena. Foto:SENA
Las visiones al respecto son múltiples. Por un lado, centros de investigación como el Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana consideran que lo aprobado en el articulado puede traer efectos negativos.
“No respaldamos la laboralización del contrato de aprendizaje, entendida como la conversión automática del aprendiz en trabajador formal con todas las obligaciones prestacionales y contractuales”, señaló el observatorio en su análisis.
Y agrega: “Esta medida implicaría que empresas con más de 20 empleados deban asumir cargas adicionales, lo que podría llevar a que prefieran monetizar la cuota ante el Sena en lugar de recibir aprendices, afectando directamente la formación práctica de miles de jóvenes”.
Para el observatorio, el riesgo es claro: sin plazas reales para prácticas, los aprendices no se gradúan y se debilita todo el modelo de formación para el trabajo.
Por ello, los investigadores promovían mejorar las condiciones de la remuneración de los aprendices de manera justa y progresiva, pero sin modificar la naturaleza jurídica del vínculo contractual para así no desestimular la contratación al aumentar de manera significativa los costos laborales.
Sin embargo, otras voces defienden lo aprobado, como es el caso del abogado y especialista en Derecho Laboral Helman Gutiérrez: “Los aprendices del Sena cumplen funciones laborales claras, cumplen horarios y fortalecen la productividad de las empresas. Por más que estén en una fase de aprendizaje, cuando hacen prácticas ejercen funciones y una subordinación como cualquier otro trabajador, por lo que deberían tener, al menos, las condiciones mínimas en materia salarial y de seguridad social”.
Y agrega: “El costo económico no se puede ver solamente en un monto monetario, porque los aprendices, al trabajar, fortalecen la productividad de las empresas, y así estas lo deben ver: no es lo mismo pagar a un trabajador que traer beneficios a un negocio, que pagar una monetización. El aprendiz trabajador produce riqueza, mientras que pagar una tasa de monetización es un gasto sin retorno”.
MATEOCHACÓN ORDUZ | Subeditor Vida de Hoy - Educación
eltiempo