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Los 175 años de historia del violín del Nono Víctor y el laborioso rescate que hizo su tataranieto

Los 175 años de historia del violín del Nono Víctor y el laborioso rescate que hizo su tataranieto

No es un Stradivarius. Ni siquiera tiene un signo que permita saber su origen y se detectan algunos detalles que podrían calificarse como defectos. “El lutier que lo hizo, posiblemente era medio novato o estaba probando cosas raras, porque la parte superior de la caja es casi igual de ancha que la parte inferior y eso, en los violines, no es así”, dice Nahuel Whittall, el dueño actual del violín, un muchacho de 24 años, que en este cuarto de siglo ha acumulado una intensa historia, casi tan intensa como la de este instrumento hecho con madera de arce y abeto y, estimativamente, construido en 1850. “Para mí es italiano, pero algunos también han supuesto que puede ser francés”.

Este instrumento y todo lo que lo rodea, tiene algo de misterioso, de mágico. Hace unos días el director del Orquesta Escuela MGSM, Hugo Arcidiácono, contó esto:

“Cuando yo era niño, en cada fiesta familiar, me quedaba hipnotizado mirando a mi abuelo Víctor tocar el violín. Él dirigía una orquesta de tango, y aunque falleció cuando yo tenía 15 años, todavía guardo en mi memoria la imagen de sus manos acariciando las cuerdas, haciendo hablar al instrumento. Muchos años después, ya como director de la Orquesta Escuela de San Martín, llegó a la orquesta un niño talentoso y lleno de luz. Se llama Nahuel, y parecía tener mil años de sabiduría en su mirada. Un día, con toda naturalidad, me dijo:

—Usted y yo somos parientes.

Me sorprendió. Le pedí que me contara más… y efectivamente, descubrimos que era nieto de una prima mía. Pero lo más misterioso y hermoso fue lo que vino después: Nahuel me dijo que el violín con el que venía tocando… era el mismo violín que usaba mi abuelo Víctor. Sí. Aquel instrumento que yo escuchaba de chico, volvió a mí años después en las manos de este joven músico. Y hoy, 15 años después de aquel encuentro, Nahuel volvió a la orquesta con una noticia maravillosa: restauró el violín.

La música tiene el poder de volver. A veces lo hace en una melodía, en una anécdota, en una persona… A veces, vuelve en forma de nieto. Y de violín. Porque nunca nos vamos del todo”.

Pero la historia que cuenta el profesor Arcidiácono es apenas una pequeña parte.

foto vioín

Nahuel Whittall, el tataranieto del nono Víctor, y el director de Orquesta Hugo Arcidiácono, nieto del nono. (Gentileza Hugo Arcidiácono)
Tátara

Nahuel Whittall es el tataranieto del nono Víctor Arcidiácono, ese tano que recuerda Hugo.

A Nahuel le apasiona la música y también la genealogía y eso ayuda reconstruir parte de la historia.

“El nono Víctor tocaba el violín y la guitarra en una orquesta de tango, que se llamaba Orquesta Salomón. Llevaba ese nombre por uno de sus integrantes, que se llamaba Salomón y tocaba el bandoneón”, repasa.

El nono, antes de aprender a leer y escribir en castellano, aprendió a leer partituras. No tuvo formación académica. De muy chico empezó a tocar el violín y la guitarra de oído. Cuando llegó a la Argentina, unos compañeros de orquesta que habían estudiado un poco más, le fueron enseñando a leer música”.

El nono Víctor y su violín 1

El nono Víctor y su violín (Gentileza familiar)

Cómo llegó el violín a las manos del nono Víctor, también es una historia curiosa.

Fue en una celebración del Cristo de la Quebrada, a comienzos de un mes de mayo, en San Luis.

“Fueron a tocar con la orquesta. Tengo entendido que todo ocurrió en el lugar donde ellos se estaban hospedando”, recuerda Nahuel.

Era una casa de campo. El nono salió del patio y se encontró un niño, que jugaba con el violín. El instrumento era un juguete y estaba medio destartalado. No sé si lo compró o los dueños de casa se lo regalaron. Lo que sí sé es que se lo trajo y él mismo le hizo una restauración, lo mejor pudo y a partir de allí tocó siempre con él. El violín que había tenido antes era un poco más chiquito, un tres cuartos se le llama, que es para que aprendan los niños”.

El nono Víctor y su violín 2

El nono Víctor y su violín (Gentileza familiar)

Después de llegar a las manos de Nahuel Whittall, (“una tía lejana, hija del nono Víctor, un día me lo trajo a mi casa”), el violín pasó por tres restauraciones. “Se podría decir que fue una restauración fuerte y después dos puestos a punto”.

Nahuel cuenta que “le había pasado algo muy raro al violín. El del nono Víctor tenía un problema en los huesos, creo que artrosis, y se hundió la tastiera, se deformó todo el mástil del violín. Entonces, tuvimos que cambiar tastiera y tuvimos que pegar todas las tapas. Porque otra cosa peculiar que tenía el nono Víctor es que él mismo arreglaba su violín. Nunca tuvo mucha plata y, con lo poco que sabía de carpintería y lo que podía atar con alambre, resolvía el problema”.

Cuando Nahuel recibió el violín lo llevó al lutier Lino Giacoboni. “Lo recibí bastante destruido. El lutier le hizo varios arreglos, entre ellos abrirle las tapas, encolaras perfecto y ajustar todo, para que quede bien”.

Además, Nahuel recuerda otra “rareza” que hacía su tatarabuelo “con el arco del violín. Las cerdas de los arcos se van saliendo y, como en esa época el nono no tenía dinero, él le ponía tanza de pesca, algo que nunca se me hubiera ocurrido”.

Claro, Nahuel resalta que “este violín estuvo en un montón de fiestas, porque antes en los casamientos y cualquier fiesta, la música era en vivo. Este violín ha tenido un montón de giras y que es increíble que aún se mantenga en el estado actual”.

violín 2

El misterioso e histórico violín del nono Víctor (Gentileza familiar)
Ese muchacho

Cuando Nahuel se presenta, dice que tiene 24 años, que es egresado de la Arboit, de Junín y que vive en La Colonia.

“Empecé a estudiar violín a los 10 años y la música me sigue acompañando hasta hoy”, cuenta y subraya que “siempre quise dedicarme a la música”, pero advierte que “me quebré el brazo y no quedó muy bien”.

-¿Cómo fue eso de la fractura?

-Me quebré jugando al básquet, en el secundario. Salté, me choqué con un compañero y caí, con todo el peso en el brazo. Tuve fractura de cúbito y radio. Fue el Día de la Primavera de 2015. Luego de eso, se me hizo una tendinitis crónica que no permite estudiar por mucho tiempo. Por eso mismo no seguí la carrera. Después de cuatro horas de estudio, el brazo se me hincha y me produce mucho dolor. Por suerte acá, en la orquesta de San Martín, me tienen paciencia y me permiten descansar lo necesario.

Ese 2015 fue un año malo para Nahuel. “Ese año se me prendió fuego la casa y me metí adentro, para rescatar el violín antes de que se prendiera fuego”.

Después, Nahuel se fue a Buenos Aires unos años y regresó a Mendoza hace poco. Trabaja y dice que “el año que viene empiezo la carrera de Administración de Empresas”, mientras sigue tocando su violín en la Orquesta de San Martín, que dirige su pariente, Hugo Arcidiácono.

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