Lluís Homar: «La política está pidiendo a gritos una regeneración»

Marguerite Yourcenar confesó en el 'Cuaderno de notas' que acompaña la edición de su novela 'Memorias de Adriano' (1951) la fascinación que sentía por el emperador romano, nacido en Itálica (la actual Sevilla), entonces provincia romana, y que gobernó entre los años 117 y 138. Le atraían, dijo la escritora, su complejidad como gobernante, filósofo y humanista.
Algo de esa fascinación se le ha contagiado a Lluís Homar, que protagoniza estos días en el teatro Marquina de Madrid una nueva adaptación teatral de la novela de Yourcenar: «Siento añoranza de una figura política en la que seguir creyendo», dice desencantado el actor catalán, que añade que «estamos en un momento desastroso».
'Memorias de Adriano' se estrenó el pasado 6 de agosto en el Festival de Teatro Clásico de Mérida y llega ahora a Madrid después de verse también en San Javier y Sagunto. Después del Marquina viajará a Bilbao ( 25 de octubre) y Valladolid (19 y 20 de diciembre), y en el Teatro Romea de Barcelona estará del 25 de marzo al 19 de abril de 2026. La dramaturgia es de Brenda Escobedo (sobre la traducción que hizo del texto Julio Cortázar), la dirección de Beatriz Jaén, y Cris Martínez, Álvar Nahuel, Marc Domingo, Xavi Casan y Ricard Boyle comparten escenario con Homar.
El montaje de Beatriz Jaén presenta a Adriano en nuestros días; es un poderoso mandatario que prepara la grabación televisiva de un discurso en el que va a nombrar a su sucesor. «Es una larga narración de una falsa biografía», aclara Brenda Escobedo. «Con esta puesta en escena -explica Beatriz Jaén-, pasado y presente se acercan más que nunca a través de las luces y sombras de un emperador que al igual que los líderes políticos de ahora sabía muy bien que el poder requiere de una gran ficción que le dé forma y lo impulse. Todo líder que quiera trascender más allá de su tiempo y quiera alcanzar la eternidad ha de construir su propio relato. Más allá de una toga o un traje de chaqueta, Adriano, diecinueve siglos después, nos resulta actual como líder y alto mandatario pues en cuestiones de liderazgo hay muchas cuestiones que no han cambiado como la ambición o el posicionamiento ante un conflicto bélico. Pero también nos resulta actual por cómo Adriano despliega su pensamiento ante nosotros. Y es que la capacidad reflexiva de Adriano, que se toma el tiempo y el espacio necesarios para su desarrollo, más que distanciarnos y resultarnos demasiado clásico y poético, nos acerca a él y nos atrapa. Ese tiempo y espacio que conquista sin miedo Adriano para poner en el centro el pensamiento resulta hoy en día totalmente revolucionario y, por supuesto, totalmente teatral».
«'Memorias de Adriano' es una obra eterna de la que podrían hacerse veinte versiones -apunta Lluís Homar-; es un acto de amor de Marguerite Yourcenar». Sobre su personaje, al que ha calificado como «un humanista que pone la sensibilidad artística junto a la política y se da de bofetadas con la política actual», dice que es alguien en sus últimos días, que piensa que la vida es una derrota aceptada. «Nos peleamos con lo que sucede y el sentido de la vida es abrazar lo que sucede -sigue el actor-. Adriano se da cuenta de que no ha sido capaz de amar... Y nos sirve como ejemplo a todos».
S
olo Lluís Homar utiliza la palabra. Sus compañeros de reparto tan solo emplean el cuerpo para expresarse -son los asesores de Adriano-, y especialmente Álvar Nahuel, que encarna con su baile a Antinoo, la «pasión erótica» de Homar. «No he echado de menos la palabra -dice Beatriz Jaén-, pero cobran vida a través del movimiento».
Y un último deseo expresado por Homar en voz alta: «me gustaría llenar la platea de políticos, hacer una función solo para políticos. La política está pidiendo a gritos una regeneración».
ABC.es