'La buena letra' (★★✩✩✩), el apagón antes del apagón y otros estrenos de la semana

Estos son los estrenos que llegan a las pantallas de cine este 30 de abril:
Calificaciones★★★★★ obra maestra★★★★✩ muy buena★★★✩✩ buena★★✩✩✩ regular★✩✩✩✩ mala
La buena letra (★★✩✩✩)Dirección: Celia RicoIntérpretes: Enric Auquer, Ana Rujas, Sofia PuertaProducción: España, 2024. 110 m. Drama El apagón antes del apagónPor Salvador Llopart
Desde el gran apagón todo resulta curioso, amenazante, lleno de presagios por no buscar calificativos más apocalípticos. Aunque todavía no había ocurrido nada cuando, la mañana del desastre, veía La buena letra, la nueva película de Celia Rico, con la expectación propia ante la obra de una cineasta dotada de magnífica sensibilidad. Capaz de iluminar los rincones mínimos de las relaciones humanas. Especialmente las relaciones entre madre e hija, exploradas con grandeza de miras y profundidad abisal en sus dos anteriores películas: Viaje al cuarto de una madre (2018) y Los pequeños amores (2024). Basada en la novela homónima de Rafael Chirbes, La buena letra era como una gran promesa, con esos dos hermanos y sus respectivas esposas en el centro de un drama de posguerra...

Una imagen del filme
Caramel filmsDurante la proyección suelo apuntar en una pequeña libreta las impresiones que me va causando la película en cuestión. Sí, ahora ya lo saben: ese zumbado que escribe en la oscuridad soy yo. Suelen ser notas más bien ilegibles, sin mayor afán que dejar constancia del momento. Las repaso sistemáticamente antes de afrontar una reseña, como ahora mismo. A veces lleno páginas y páginas. No suelen servir de mucho, la verdad. Pero ahí están, como un recuerdo emocional. La proyección de La buena letra acabó, para situarnos, poco antes del apagón generalizado. Pero para mí fue como un avance de lo que estaba por llegar. ¿Qué está pasando aquí?, me decía. Ni una nota, ni una emoción reseñable. Ni siquiera un comentario. El vacío, se puede decir.
Un vacío muy bien servido, cabe añadir. Bien fotografiado, mejor interpretado, sin mácula desde todos los puntos de vista formales. Bien realizado, por supuesto. Nada que objetar en ese sentido. Pero sin mayor emoción. ¿Cuál es el sentimiento dominante? Los que alguna vez se hayan sentado frente al televisor a esa hora de la modorra, cuando empieza la tarde, con la novela en marcha, saben de lo que estoy hablando. La nada, cerrar los ojos, sestear. El apagón empezó para mí con la película, un poco antes que para los demás. Quizá por eso no me afectó tanto cuando salí a la calle y empezó el apagón de verdad. Me había desconectado hacía rato.
La historia de Souleymane (★★★★✩)Dirección: Boris LojkineIntérpretes: Abou Sangaré, Alpha Oumar Sow, Nina MeurisseProducción: Francia, 2024 (93 min)Drama Un migrante uberizadoPor Philipp Engel
La película de Boris Lojkine nos mete en la cabeza, la rutina y los agobios de uno de esos “riders” de piel oscura que proliferan por todas las calles de las capitales europeas. En este caso, se trata de un guineano pedaleando a lo loco para servir pedidos de comida a domicilio en París, aunque no cuesta nada imaginarnos que podríamos haber compartido carril bici con él. Y sin embargo, el Souleymane que encarna Abu Sangaré no puede ser más específico, más real, menos abstracto. Es menos idea que persona. Tanto Sangaré como Souleymane llegaron a Francia ilegalmente desde su Guinea natal, para ganar dinero y curar a su madre enferma en África. El primero llegó cuando no había cumplido los dieciocho, y el segundo sí, una diferencia no menor ya que implica trámites muy distintos: Souleymane necesita pedir asilo, y para hacerlo ha de presentarse como refugiado político. La escena en la que se desmorona mintiendo ante la funcionaria es brutal. Acabará teniendo que contar la verdad, su verdad, la de Souleymane y la de Sangaré, que se funden en una.

El protagonista del filme
Narrada como un jadeante thriller urbano a contrarreloj, mediante un “dardenniano” dispositivo de seguimiento cámara al hombro, La historia de Souleymane es una película en movimiento constante: abrumadora, vibrante y emocionante, no sólo nos brinda la oportunidad de mirar al otro, a ese otro que no queremos ver porque nos incomoda, sino que además lo hace sin caer en esa porno-miseria que tanto se ha dado en cierto cine que se pretende político y social. No cabe duda de que Boris Lojkine, que venía de filmar documentales por el mundo y se dio cuenta de que la aventura estaba a dos pasos de su casa, y Abou Sangaré, que sólo soñaba con poder ser mecánico, son personas de orígenes y culturas completamente distintos. Pero lo que importa es que han hecho algo grande juntos: algo honesto, justo y orgánico, y que habla de tender puentes, esa filosofía tan a contracorriente.
Ritos ocultos (★★✩✩✩)Dirección: William Brent BellIntérpretes: Tuppence Middleton, Ralph InesonProducción: Gran Bretaña, 2023 (104 minutos). Terror. 'Folk horror' de rebajasPor Jordi Batlle Caminal
Pese a su sólida factura y a una primera media hora prometedora (la desaparición de una niña en las fiestas de la cosecha de un pequeño pueblo cuyos habitantes parecen estar todos tocados del ala), el relato avanza de manera arrítmica y el guion es un desastre. El ogro lo interpreta un inquietante Ralph Ineson, que ya estaba en La bruja, uno los títulos clave del folk horror, sugestivo afluente del cine de terror en el que también se sumerge, con letra pequeña, Ritos ocultos.

Fotograma de la película
Por P. Engel
La divina Ariane Labed siempre ha sido mucho más que la mujer de Yorgos Lanthimos. Es una actriz con su propio culto, y ahora trata de volver a demostrarlo como realizadora de una furiosa ópera prima, en la que parece haber tomado un clásico “coming-of-age” femenino, para multiplicarlo por dos –son dos hermanastras– y bombardearlo con toda clase de excentricidades, cuestionando a una madre artista-soltera, y buscando la incomodidad del respetable al estilo griego. Aunque irregular, seduce por su macabra ternura.

Imagen de la película
Por S. Llopart
Primero está la historia: maravillas y mamporros. Con unos héroes dañados y vulnerables, los Thunderbolts. Más dados a la comedia que a la épica. Y una villana crepuscular (la “friend” Julia Louis-Dreyfus). Hasta que surge la historia dentro de la historia: laberintos, traumas y decepciones transformados en escenarios del enfrentamiento. El absurdo no está lejos. El existencialismo tampoco. Con un emotivo canto a la amistad y el siempre de agradecer no estamos solos. Y nuevas posibilidades para el universo Marvel. Seguimos...

Los protagonistas de la nueva película de superhéroes
Por J. Batlle
Una comedia popular bastante por encima de lo que prometía su tópica premisa. Tiene chispa, situaciones divertidas, líneas de diálogo ingeniosas y tanto Albanese como Raffaele evidencian un carisma notable. Inserta en la trama, además, temas de actualidad como la despoblación rural o la acogida de niños de Ucrania sin soflamas ni pretensiones edificantes. Algunas cosas, eso sí, chirrían, sobre todo la lamentable, a todas luces innecesaria escena de la muchacha suicida.

El actor Antonio Albanese
Por P. Engel
Curioso publirreportaje, producido por Richard Gere, sobre el último Dalái Lama, que rompe la cuarta pared y mira directamente al espectador, como en una conversación de tú a tú. El problema es que ese dispositivo alterna con otros menos audaces, como una biografía marcada por la invasión china y el exilio, que queda un tanto diluida, o un introducción a la meditación adornada con imágenes supuestamente poéticas, en la que no nos da tiempo a expulsar nuestros pensamientos negativos. Al menos se muestra certero al identificar la masculinidad belicosa y el cambio climático como los principales males de nuestro mundo.
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