¿La cerveza provoca ganas de orinar?

Axel Merseburger es director del Departamento de Urología del Centro Médico Universitario de Schleswig-Holstein e imparte docencia en el campus de Lübeck. Se especializa en terapias mínimamente invasivas, cirugía robótica y salud masculina.
En resumen: sí, la cerveza tiene un efecto diurético. El efecto más potente proviene del propio alcohol. El etanol suprime la liberación de la hormona antidiurética (ADH) de la hipófisis. Esta hormona, por otro lado, hace que los riñones reabsorban parte del agua de la orina y la devuelvan a la sangre. Como el alcohol bloquea este efecto, la orina está menos concentrada. Esto significa que la vejiga se llena más rápido.
A esto se suma el gran volumen que supone beber cerveza. Beber entre medio litro y un litro completo expande el estómago, por lo que el líquido se absorbe rápidamente y el volumen sanguíneo aumenta notablemente. El cuerpo reacciona excretando más sal y agua. Esta es también la razón por la que se tiene resaca al día siguiente, debido a la falta de electrolitos.
El dióxido de carbono de la cerveza puede incluso potenciar el efecto diurético al acelerar el vaciado gástrico y pasar el contenido más rápidamente al intestino delgado, lo que a su vez aumenta la cantidad de agua en la sangre. Si bebes rápidamente, también experimentas un aumento considerable de líquido en la sangre. Los riñones reaccionan de inmediato, produciendo orina, y la vejiga se llena consecuentemente más rápido.
Con la cerveza sin alcohol, el efecto es significativamente menor y similar al del agua. Las cervezas ligeras se encuentran en un punto intermedio, mientras que las cervezas fuertes con alto contenido alcohólico tienen un efecto aún mayor. Los factores ambientales también influyen. Con el aire fresco de una cervecería al aire libre por la noche, se produce lo que se conoce como diuresis fría: un aumento de la necesidad de orinar a bajas temperaturas. Quienes ya padecen de vejiga hiperactiva o agrandamiento de la próstata sentirán la necesidad de orinar con mayor rapidez.
Sin embargo, el conocido mito de "romper el sello" no es cierto: la idea de que la primera vez que se va al baño se abre una especie de válvula. Tras la primera micción, la ADH permanece inhibida por el alcohol, por lo que se produce una orina más líquida. Los riñones necesitan tiempo para procesar las cervezas anteriores, y la gente suele seguir bebiendo. Esto explica las visitas adicionales al baño. Para cuatro cervezas, las mujeres tienen que ir unas seis veces, los hombres con menos frecuencia, unas cuatro. La vejiga de una mujer tiene una capacidad de entre 300 y 400 mililitros, mientras que la de un hombre tiene una capacidad de entre 400 y 600 mililitros.
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