La sexy Hexy en Alexanderplatz: Y nadie tiene ojos para la santa Heidi

Allí está, colgada, alta como un monumento conmemorativo en el andén 4, donde siempre hay mucha gente y la multitud invade las puertas abiertas del S-Bahn. Esta vez incluso lleva algo, aunque solo un toque de tela de poliamida azul claro retorcida sobre el pubis y los pechos. No se retuerce sensualmente como una chica de Only Fans ni, con mucha originalidad, con una manguera de jardín que sale a chorros sujeta entre los muslos como en uno de sus últimos vídeos de Instagram.

No, todo es bastante modesto para los estándares de Heidi: un bonito bikini, una mujer atractiva. Incluso le dejaron un pequeño rollito de grasa, mientras lanza miradas significativas. Por lo demás, claro, todo ha sido perfectamente pulido por los expertos en Photoshop de la marca de moda italiana Calzedonia , que, según Wikipedia, «produce principalmente medias, pantalones, leggings y trajes de baño».

Pero ¿por qué estas gigantescas vallas publicitarias estadounidenses, que parecen estar colgadas por toda la ciudad ahora mismo, observándonos desde arriba, a los plebeyos? ¿Acaso los diseñadores de moda de la católica Italia tienen algún motivo oculto? ¿Se supone que la Virgen María, alias Heidi Klum, es una belleza bañándose, leyéndonos la cartilla? Pero ¿por qué aquí, en el epicentro pagano de todo Oriente, en Alexanderplatz? La gente apenas levanta la vista para ver a la santa desnuda.

¿Heidi desnuda también en Roma?

Tampoco hay adolescentes gritando ni hordas de hombres babosos sacando sus celulares y grabando a Melusina guiñando el ojo solemnemente. No, la divina Heidi no llama la atención en el Berlín impío. Al menos no de forma obvia. Están demasiado ocupados abriéndose paso entre la multitud, tienen que abrirse paso como todos los demás, apresurarse a sus citas; la vida en la capital es dura . A menos que sean turistas, pero ni siquiera ellos están observando el rostro y el cuerpo de la modelo mayor de 50 años en busca de mensajes secretos de salvación.

¿Y ahora qué, Calzedonia? ¿Seguirá funcionando el concepto publicitario? ¿Se dispararán las ventas de trajes de baño? ¿Publicarán hordas de instagramers fotos con la "mamá modelo"? No es que nos importe, solo nos lo preguntamos. ¿Serán así de grandes las vallas publicitarias en Roma? ¿Podrá verlas el nuevo Papa? Preguntas y más preguntas. Pero Heidi simplemente sonríe.