A la esperanza le sigue el miedo: cómo perciben los iraníes el ataque de Israel


Durante días, Israel ha estado atacando posiciones militares en Irán. Inicialmente, muchos expresaron su alegría por la eliminación de miembros de alto rango de la Guardia Revolucionaria, en particular aquellos que habían desempeñado un papel clave en la violenta represión de los recientes movimientos por la libertad. Circularon videos de opositores al régimen vitoreando en las calles de Teherán. Las reacciones no fueron sorprendentes: tras décadas de opresión, el régimen de los mulás es odiado por amplios sectores de la población, y muchos anhelan un cambio de poder; por lo tanto, los ataques de Israel llegaron en el momento justo.
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Pero cuanto más intensamente ataca Israel la infraestructura del país y más víctimas civiles se reportan, mayor es la desilusión. El ánimo está cambiando, y queda poco del júbilo por la eliminación de altos mandos de la Guardia Revolucionaria. Una vez más, queda claro: cuando caen bombas y la gente teme por la vida de sus seres queridos, el amor a la patria y el miedo son más fuertes que el odio al régimen.
Mantener el régimen a toda costaMuchas personas con las que he hablado en los últimos días muestran un conflicto interno: por un lado, depositan sus esperanzas en los ataques de Israel, que de todos modos no pueden evitar, con la expectativa de que puedan debilitar al régimen y, en última instancia, desencadenar un levantamiento nacional. El ansiado derrocamiento finalmente parece estar al alcance. Por otro lado, muchos temen el peor escenario posible: que el país quede completamente destruido, pero que el régimen sobreviva. Como se puede ver en Gaza, donde Hamás también ostenta el poder a pesar de los ataques generalizados.
El fundador de la República Islámica, el ayatolá Jomeini, afirmó en una ocasión que el régimen debía preservarse a toda costa, incluso si eso implicaba abandonar ciertos aspectos de su fe. Mantener el poder era su máxima prioridad. Alí Jamenei, el Líder Supremo, y los demás gobernantes de alto rango de Irán no se comportarán de forma diferente a su predecesor cuando llegue el momento decisivo.
Poco después del inicio de la guerra, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se dirigió al pueblo iraní en un mensaje de video. El video, con subtítulos en persa, circuló rápidamente en Irán a través de aplicaciones como WhatsApp y Telegram, y fue ampliamente compartido. En su discurso "al orgulloso pueblo iraní", abordó primero las razones de la guerra: "El régimen islámico (...) ha amenazado con destruir mi país, Israel. El objetivo de la operación israelí es neutralizar la amenaza nuclear y los misiles balísticos del régimen islámico contra nosotros". Añadió que lograr este objetivo también abriría el camino a la libertad para el pueblo iraní.
En tiempos de necesidad, la gente de repente se uneNetanyahu distinguió claramente entre el régimen y el pueblo iraní: "Como dije ayer y muchas veces antes, la lucha de Israel no es contra el pueblo iraní. (...) Nuestra lucha es contra nuestro enemigo común, el régimen criminal que los ha oprimido y empobrecido. Valiente pueblo iraní (...). Estoy con ustedes, y el pueblo israelí también está con ustedes". Citando las sagradas escrituras que citan el nombre del rey persa Ciro el Grande como salvador del pueblo judío, enfatizó: "El pueblo iraní y el pueblo israelí han sido amigos desde la época de Ciro el Grande. Ha llegado el momento de que el pueblo iraní (...) se levante y se rebele contra el régimen malvado y tiránico". Este régimen nunca ha sido tan débil como ahora, continuó Netanyahu. Ahora el pueblo tiene la oportunidad de enviar su mensaje —mujer, vida, libertad— al mundo.
El mensaje de Netanyahu solo admite una interpretación: que no solo le preocupa eliminar la amenaza nuclear y los misiles balísticos, sino sobre todo un cambio de poder. La naturaleza y la magnitud de los ataques dejan claro que Israel busca la desestabilización total de Irán. Al mismo tiempo, es consciente de que un ataque externo acompañado de una destrucción significativa podría provocar la solidaridad del pueblo iraní con el régimen, algo que intentó evitar con su mensaje en video. Su éxito es bastante cuestionable. El pueblo iraní ha observado de cerca lo sucedido en Gaza, Líbano y Siria. La destrucción de su infraestructura y las bajas civiles tampoco contribuyen a generar confianza.
En una situación de miedo, un país suele mantenerse unido y las críticas al régimen disminuyen. Esto también es evidente en Irán. Sin embargo, estoy convencido de que este efecto no es sostenible. El pueblo iraní de hoy es fundamentalmente diferente de quienes se lanzaron voluntariamente a la guerra durante la primera guerra entre Irán e Irak (1980-1988). Ahora saben que a los líderes de Teherán no les importa ni el bienestar de su propio pueblo ni el patriotismo genuino. Han sucedido demasiadas cosas desde entonces: cientos de opositores han sido asesinados, las mujeres han sido oprimidas y el país ha quedado económicamente arruinado.
¿Cuales son las alternativas?Lo que también da pocas esperanzas a los iraníes es que, incluso después de unas cinco décadas, la oposición en el extranjero no ha logrado establecer una auténtica alternativa secular-democrática: una fuerza que pueda servir de nexo entre Occidente, por un lado, y la población, los rangos medios del ejército y la Guardia Revolucionaria, por otro. Esta deficiencia suscita la preocupación de que el futuro de Irán se parezca al de Siria o Afganistán. Por lo tanto, tengo la impresión de que, pocos días después del inicio del ataque israelí, una parte significativa de la población se inclina cada vez más por el mal menor: preferir el odiado régimen de los mulás a un país completamente destruido y sumido en el caos.
Sin embargo, surge la pregunta de qué régimen podría reemplazar al actual en Irán si este colapsara. ¿Cuál sería una alternativa al régimen actual? Según la voluntad de la mayoría de los iraníes, tanto en el país como en el extranjero, esta alternativa debería ser laica y democrática, según mis muchos años de investigación. También me parece que el príncipe heredero Reza Pahlavi, quien vive en el exilio, podría desempeñar un papel importante en una fase de transición. Siempre ha establecido tres condiciones para la cooperación: la preservación de la unidad territorial del país, el establecimiento de un sistema laico-democrático y un referéndum sobre la futura forma de gobierno, es decir, si Irán debe convertirse en una república o en una monarquía constitucional.
Mahdi Rezaei-Tazik es un politólogo e iranista iraní-suizo.
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