Cada 4 años, el mismo incendio. Y las mismas excusas.

Cada año sabemos que Portugal arderá. Lo que no podemos aceptar es seguir tratando como una "tragedia inevitable" lo previsible y, sobre todo, agravado por la falta de responsabilidad política y estratégica. Los incendios forestales son el resultado de muchos factores, incluida la actividad delictiva, y la justicia debe ser más severa contra quienes ponen en riesgo la vida y los bienes de las personas. De hecho, el gobierno dio recientemente una señal positiva al respecto.
Pero los alcaldes no pueden eludir su responsabilidad. La culpa no recae solo en los delincuentes ni en los particulares que no cuidan sus tierras. Un alcalde no puede simplemente esperar a que Lisboa resuelva sus problemas; debe encontrar soluciones, debe esforzarse. La gente los elige basándose en esto, no en las excusas que pondrán.
Recientemente, el diputado Rui Santos intentó hacerse la víctima y desviar la responsabilidad, tanto de sí mismo como de su sucesor, de los incendios que han devastado Vila Real. En sus declaraciones, admitió que este flagelo ocurrió en 2017, en 2021 y ahora en 2025, y se preguntó: "¿Hay algún responsable?".
Ahora bien, con o sin implicación criminal, hay cuestiones que este intento de victimizar al Partido Socialista no aborda. En concreto, el hecho de que, durante los 12 años de gobierno municipal del PS, se ha hecho poco o nada para gestionar la biomasa (combustible), reorganizar las tierras forestales o implementar soluciones estructurales para reducir la carga de combustible que hace a Vila Real tan vulnerable cíclicamente, como se vio en 2017, 2021 y ahora.
Cada cuatro años, el bosque tenía tiempo para regenerarse, pero el Consejo Socialista no cumplió con su parte. Las declaraciones de estos líderes y alcaldes socialistas son graves, pero aún más grave es el hecho de que tuvieron la oportunidad de proteger el territorio y no lo hicieron.
Es cierto que los incendios provocados deben castigarse con firmeza. Pero simplemente eludir la culpa no basta. Si nada cambia cada cuatro años, el problema también reside en quienes no gobiernan bien. La falta de planificación y estrategia municipal convierte el territorio en un polvorín. No basta con esperar al gobierno, y el Partido Socialista de Vila Real no ha dado ejemplo.
A pesar de la drástica reducción del número de incendios (de 32.000 en 2010 a unos 6.000 en la actualidad), el 90 % de la superficie quemada sigue siendo causada por menos del 10 % de los incendios. Esto significa que los incendios verdaderamente destructivos se producen debido a fallos en la planificación, la gestión del paisaje y la respuesta inicial ante incendios. Mientras sigamos ignorando el bosque entre elecciones, seguirá ardiendo.
La solución reside en la prevención. Pero la prevención requiere visión. Requiere, por ejemplo, un plan de gestión coordinado para pequeñas propiedades que atraiga inversión, aproveche la biomasa para generar energía e impulse actividades como el pastoreo, esenciales para controlar la vegetación. Sin valor económico en el bosque, no hay motivación para talarlo. Imponer obligaciones sin retorno condena a los propietarios al abandono.
La autoridad local debe liderar este proceso. Debe unir a parroquias, organismos de protección civil, universidades y propietarios de inmuebles en torno a una estrategia paisajística que reduzca el riesgo y genere valor. También debe invertir en campañas de concienciación continuas y planes municipales de emergencia adaptados a las circunstancias locales.
Es igualmente urgente cambiar el modelo de protección civil. Los bomberos siguen operando en un sistema fragmentado, sin un mando nacional unificado y dependientes de la ANEPC (Agencia Nacional para la Protección de los Bomberos). Son mayoritariamente voluntarios, aproximadamente 18.000, y trabajan con recursos escasos en condiciones cada vez más difíciles. Su misión es vital, pero se está viendo devaluada por una política que crea estructuras paralelas y debilita a las corporaciones locales. El Ayuntamiento debe apoyar a los bomberos y no simplemente aplaudirlos en redes sociales.
Vila Real está cansada de excusas; necesitamos soluciones. Vila Real necesita un plan local que integre la prevención, la gestión forestal, la inversión en la economía rural y el fortalecimiento de la protección civil. No podemos seguir viviendo entre mensajes alarmistas en verano y silencio en invierno. Proteger Vila Real significa proteger a las personas, los hogares y la economía local. Y eso se consigue con trabajo, no con palabras.
observador