Esto es lo que debes hacer si alguien deja de hablarte tras una discusión

En el caso de alguien que deja de hablar cuando se enfada, una reacción bastante habitual, por otra parte, no siempre encontraremos una única razón incuestionable. Esta conducta puede tener raíces distintas: historia personal, estilo de apego, falta de recursos emocionales, necesidad de protección o de control, entre otros. Pero lo que tal vez sea más útil explorar es: ¿para qué guarda silencio? ¿Qué intenta regular, evitar o conseguir con ello?
Así pues, aunque pueda parecer una forma pacífica de manejar el conflicto, pues no hay una escalada directa de él, este comportamiento puede tener efectos emocionales importantes y muy dolorosos, como expone la terapeuta Paula Sastre, psicóloga de Somos Estupendas. Una vez estamos inmersos en esta situación… ¿Cómo debemos reaccionar frente a la persona que nos ha retirado la palabra?
Causas y consecuencias del silencio 'castigador' tras una discusiónDetrás de la común conducta de dejar de hablar a la otra persona pueden encontrarse tantas causas como personas según la experta. Sin embargo, las más comunes son: "Dificultades en la regulación emocional; que se producen cuando la persona no sabe cómo gestionar su rabia o tristeza, por lo que opta por el silencio. También está la escasa tolerancia a la frustración: no se tienen las herramientas necesarias para enfrentar la incomodidad, por lo que alejarse enfría esa emoción", dice Sastre.
Otra posibilidad es que reaccionen así personas que crecieron con el mensaje de que 'no es seguro expresar lo que siento', que se protegen del conflicto retirándose de la escena. Y también hay ciertos modelos aprendidos en la infancia: "si en casa el conflicto se resolvía con silencios prolongados, es probable que se repita este patrón". En otras ocasiones, "el silencio funciona como una forma de castigo o manipulación, generando culpa o inseguridad en la otra persona".
Las consecuencias de este incómodo silencio pasan por un desgaste de la confianza mutua; ansiedad y confusión; sentimiento de culpabilidad; y reducción de posibilidades de solucionar el problema.
¿Qué podemos hacer si somos 'víctimas' de este silencio castigador?Como explica la psicóloga Paula Sastre, "si eres tú quien está del otro lado del silencio, lo primero es tomar conciencia de que esa conducta dice más de la otra persona que de ti. No estás obligado a llenar el vacío ni a hacer malabares emocionales para que te atiendan, pero sí hay ciertas conductas que pueden estar en tu mano".
Para aprender a manejar esta incómoda situación (la que hace referencia a que el 'otro' te retira la palabra), la experta comparte algunas recomendaciones. La primera de ellas es "respirar hondo; analiza la situación de forma objetiva identificando si tu conducta ha sido correcta. Si no es así, deberemos aceptarlo y hacernos cargo de nuestra parte de responsabilidad. Si nos hemos comportado de forma empática, será hora de escuchar y darle lugar al otro si nos lo permite".
Otro consejo de la experta: "Pon límites claros; puedes expresar que estás dispuesto a hablar cuando la otra persona se sienta preparada, pero que no aceptarás el silencio como forma de castigo, al menos no de forma prolongada o no pautada. Opta por la comunicación asertiva y la escucha activa: comunica tu necesidad sin juicio y escucha sin esperar tener la mejor respuesta a la otra parte".
Comunicación asertiva y escucha activa para neutralizar el 'castigo'Otra estrategia que va a funcionar bien es "no entrar en el juego de la persecución: trata de respetar el espacio y tus necesidades. Evita justificarte o pedir perdón sin razón, pues esto podría llegar a reforzar la dinámica".
Pero además, es importa este tip: "Observa si es un patrón repetido: si ocurre con frecuencia, valora si esta relación es emocionalmente saludable y sostenible para ti. Céntrate en ti: cuida tus emociones, busca apoyo si lo necesitas y no descuides tu autoestima por la conducta del otro".
¿Y qué pasa si eres tú quien se calla tras una discusión?El silencio no es negativo en sí mismo. Puede ser una herramienta útil si se usa de forma consciente para calmarse o evitar dañar. La clave está en comunicar esa necesidad: “Estoy muy enfadada y necesito un rato de silencio para pensar. Luego hablamos”.
Cuando el silencio se vuelve evasión, castigo o manipulación, "es importante cuestionarse: ¿Qué estoy evitando con este silencio? ¿Qué me gustaría decir que no sé cómo expresar? ¿Qué aprendí sobre el enfado y la comunicación en mi historia? Trabajar con una profesional puede ayudarte a encontrar formas más funcionales de expresar el enfado y conectar con él respetando tus necesidades y dándole un espacio al conflicto y su resolución, si es que la tiene", dice Sastre.
Detrás del silencio en medio del enfado hay múltiples capas: historia personal, heridas, miedo, necesidad de control, falta de herramientas emocionales… "Comprender su función —más que buscar su justificación— puede ayudarnos a decidir cómo actuar, cómo protegernos y cómo acompañar a la otra persona desde un lugar más consciente. Y tú, cuando te enfadas… ¿Hablas o te callas? ¿Sabrías identificar qué función tiene esto para ti?".
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