Los Beach Boys abrieron el festival Jardins de Terramar con un viaje al pasado

Los Beach Boys, jóvenes surferos de la costa californiana, triunfaron sin saber surfear y han seguido cantando sus canciones pese a dejar atrás la juventud, como hicieron anoche para inaugurar la octava edición del festival Jardins de Terramar. Sitges, palmeras y Mediterráneo recibieron a la formación que desde hace décadas encabeza Mike Love como vocalista original y reservorio más espiritual que musical de la banda. “Perdonen por no saber catalán, nací en Los Ángeles, aprendí español de los mexicanos” djjo en broma Love, que a sus 84 años continúa al frente del grupo con gorra y camisa blanca por fuera del pantalón, aunque este atuendo le asemeje más ahora a un jubilado de Benidorm que a los jóvenes veraneantes de los años 60.
Guiados por el propio Love y por el teclista Bruce Johnston, otro de los supervivientes de la primera época, hace años que los chicos playeros cuentan con una formación estable (y más joven, en torno a los 40) con que ejecutar debidamente clásicos como las anoche celebradas Barbara ann, Surfin’USA o Do it again, tema este último con el que arrancaron el show entre recuerdos de crema solar y chicas guapas, tomando fuerzas para, después de 60 años en activo, hacerlo otra vez como banda festiva que cree en lo que hace, y transmite esa energía.
Brian Wilson recibió su homenaje entre clásicos como ‘Surfin’ Usa’, ‘I get around’ o ‘Good vibrations’Diez fueron los músicos que se dieron cita sobre el escenario, incluida la –cuando menos curiosa– dominante presencia del actor Jon Stamos sobre el escenario. Conocido en los años 80 por protagonizar la comedia Padres forzosos, Stamos es acérrimo seguidor de la banda, con la que mantiene una relación que le permitió tocar como batería invitada en algún bolo décadas atrás.
Enrolado para tocar batería y guitarra en esta gira , Stamos compartió escenario e instrumento con Chris Love, hijo de Mike, y los recién enrolados Jon Bolton a la percusión y John Wedemeyer, encargado también de ejecutar los falsetes que identifican mejor que cualquier otra cosa al sonido Beach Boys. Saxo, bajo, teclados y más guitarras completaban la vertiente instrumental, que ejecutó con precisión la treintena de temas a que acostumbran, un recorrido centrado en los dorados 60 del “American way of life” .
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La velada se transformó en un dulce viaje al utópico pasado sesentero envuelto en imágenes de los mejores años de la banda, en las playas del Pacífico, con aquellas tablas de surf que nunca supieron utilizar pero tan bien quedaban para decorar Surfin’ safari, Catch a wave o la balada Surfer girl, viaje a aquellos bailes de instituto de las películas, adornada con lucecitas de móviles, coros harmonizados y la firma de Brian Wilson. El compositor de la mayoría de los temas de la banda, fallecido el pasado junio, fue debidamente homenajeado con un vídeo biográfico del hombre que convirtió la mesa de sonido en un instrumento más del pop.
God only knows completó el recuerdo, en este caso a Carl Wilson, y poniendo de paso a sonar el álbum Pet sounds, obra maestra popera con la que la banda miró de tú a tú a los Beatles al tiempo que efectuaba su propio canto del cisne. La emotiva melodía, que los de Liverpool habrían matado por robar, estuvo acompañada por otros temas del disco como Sloop John B, Wouldn’t it be nice y la inolvidable Good vibrations, que puso a trabajar a fondo a toda la banda para recuperar el alegre barroquismo del último gran single producido por los de Hawthorne.
Lee tambiénKokomo, aromas hawaianos de 1988, representó en solitario a toda la producción del último medio siglo de los Beach Boys, con el único añadido de Rockaway beach, homenaje de vuelta al punk surf neoyorquino de los Ramones, herederos a su vez de los californianos, mientras I can hear music recordaba la huella de Phil Spector. El resto consistió en un feliz eterno retorno a las California girls con la alegre Help me Rhonda o dulzonas baladas que miraban a los 50 como Don’t worry baby, aderezadas por una sección dedicada a sus car songs , temas para escuchar al volante de un descapotable, caso de 409, Shut down, Little Honda o el conocido estribillo coral de I get around.
Moviéndose poco pero sin perder el ritmo de ningún tema, Love se apoyó generosamente en la banda, entregada al recital y bien engrasada a copia de navegar una y otra vez por los mismos mares para alegría del público, que participó del espíritu surfero de la formación y su mirada nostálgica, tan presente en la crepuscular versión de California dreamin. Recuerdos tiernos hasta el final de una velada donde la música ayudó a olvidar la realidad y pensar solo en Fun, fun, fun.
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