La obra del gitano libertario Helios Gómez entra en el MNAC
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“Peligroso y de acción, propagador de ideas”. Así describe la ficha policial que se conserva en el Archivo de Salamanca al pintor y cartelista Helios Gómez (Sevilla, 1905-Barcelona, 1956), gitano, vanguardista y libertario, una figura clave para entender nuestra modernidad, cuya obra entra a formar parte de las colecciones del MNAC gracias a la donación de su hijo Gabriel Gómez, que ha cedido al museo seis óleos, veintisiete dibujos y un libro que el artista quiso conservar para sí. “La colección del museo era una y después de esta donación es otra. Eso no pasa a menudo”, señala Pepe Serra, para quien se trata de “un artista absolutamente clave en el relato de la vanguardia en Catalunya y en España. Y no creo que haya otro más relevante en su doble condición de vanguardista y revolucionario, tan representativo de esa idea del arte y el conflicto”. Asimismo, el museo ha comprado las tres pinturas ( Evacuación, que formó parte del pabellón de la República en París , Agro Andalúz y Dolor Aerotransportado (paracaídas con ojo) que estaban en depósito. y se exponen de forma permanente en las salas de arte moderno.
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Gabriel Gómez, junto a algunas de las obras que ha donado al MNAC
MARTA MÉRIDAHelios Gómez, que en 2020 fue objeto de una exposición en La Virreina, fue un artista que participó de la redes de creación europeas de su tiempo, pero aquí sigue siendo un desconocido. Sevillano de Triana, donde se forjó al mismo tiempo como revolucionario e ilustrador, Gómez fue un gitano flamenco que en Barcelona, la ciudad a la que llegó por primera vez con 18 años, frecuentaba con las gentes del POUM y la CNT locales como Juanito el Dorado, en cuyo escenario cantó, bailó y recitó a Lorca. Murió a los 51 años, fue perseguido por la dictadura de Primo de Rivera y vivió el exilio en París, Viena, Berlín o Moscú.
“La colección del museo era una y después de esta donación es otra diferente”, señala el director Pepe Serra“Mi padre pintaba y dibujaba y mostraba al pueblo con sus penurias, a la gente que había sido encarcelada, torturada o asesinada. Nos mostraba toda esta parte que normalmente queda oculta”, recuerda Gabriel Gómez, que cuenta que solo vivió con su padre un año. El resto del tiempo tenía que ir a visitarlo a la cárcel Modelo, donde ingresó en 1945; fue liberado un año más tarde y al poco volvió a ingresar. Salió en 1954, dos años antes de morir.
Lee tambiénPor encargo del capellán de la prisión, pintó La Capilla Gitana en una celda de la cuarta galería habilitada como oratorio junto a las celdas de los condenados a muerte. Se trata de un mural en el que la virgen tiene rasgos gitanos, el niño sostiene un molinillo de viento y los angelitos son negros, como la canción de Machín. A sus pies, se retuercen los condenados cercados por alambre de espino. En 1998, fue recubierta con pintura blanca por decisión de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, que alegó razones higiénicas. Ahora, el Departament de Cultura ha empezado a restaurarla.
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