Fatma, una joven palestina antes de ser asesinada en Gaza: “Nadie puede derrotarnos, no tenemos nada que perder”

Solo tenía 24 años. Ni las bombas ni el hambre consiguieron borrar su maravillosa sonrisa. Fatma Hassona vivía en Gaza. Soñaba con viajar algún día a Roma. Y también con un trozo de pollo y una onza de chocolate. Había estudiado la carrera de Comunicación en la Universidad de su ciudad y quería ser fotógrafa.
Vivir en el asedio “No hay una rutina diaria, porque no sabes cuándo van a bombardear. No hay luz, agua ni comida”La directora iraní Sepideh Farsi pensaba rodar un documental sobre la vida en la Gaza asediada por el ejército israelí. Pero no logró entrar en la ciudad. A través de un grupo de refugiados gazatíes conoció a Fatma y decidió que fuera la chica quien contara ante las cámaras el día a día de la guerra más cruel. Se comunicaron y estuvieron realizando videollamadas durante un año. Fueron conversaciones esporádicas, porque Fatma tenía dificultades para cargar el móvil y para acceder a internet.
Muerte de Fatma “Un amigo común me confirmó el fallecimiento. Para mí, aún está viva y ese es mi único consuelo”Farsí grabó esas charlas. Con ellas y con las fotos que le mandó Fatma de Gaza en ruinas, la realizadora iraní construyó el documental Put Your Soul on Your Hand and Walk, una película imprescindible para conocer la terrible situación de un pueblo que vive entre escombros sin agua ni luz ni alimentos y que se ha acostumbrado ya a la cotidianidad de los bombardeos. La cinta se estrenó en Cannes poco después de que la risueña Fatma fuera asesinada. Ahora ha pasado por el Atlàntida Film Fest donde Farsi ha concedido esta entrevista a La Vanguardia para relatar los pormenores del rodaje más difícil de su vida.
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¿Cómo entró en contacto con Fatma Hassona?
Las noticias hablaban de Gaza, pero solo daban números. Yo me obsesioné con poder contar la parte humana de la historia desde dentro. Viajé al El Cairo con idea de pasar por Rafah y entrar en Gaza. Pero en abril de 2024, cuando llegué allí, fue imposible, porque ya estaba bloqueado. Algunas personas había logrado salir pagando 8.000 euros por cabeza. Seguí a un grupo de esos refugiados y uno me dijo: “Mi amiga Fatma es fotógrafa, está en North Plaza y tiene mucho talento; tienes que conocerla”. Y así empezó todo.
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Ustedes hablaron durante un año. De todo lo que Fatma le contó, ¿qué es lo que más le impacto?
Durante la primera comunicación que mantuvimos, me dijo que estaba orgullosa de ser palestina y que nadie puede derrotarlos porque no tienen nada que perder. Me llegó al alma. Fue realmente impactante. No mostraba odio ni ira. Añadió: “Aunque intenten destruirnos, seguiremos riendo y viviendo nuestras vidas”. Era tan positiva...

La cineasta iraní Sepideh Farsi
MIQUEL A. BORRÀS / EFE¿Cuánto tiempo estuvieron en contacto?
Hablamos durante casi un año, empezamos el 24 de abril del 2024 y ella fue asesinada el 16 de abril pasado.
Su película es un documento imprescindible para ver de primera mano cómo se vive en Gaza...
Eso es lo que quería, una voz y unas imágenes desde dentro, que mostrasen los sentimientos y la vida cotidiana de la gente, abrir una ventana para enseñar lo que esta pasando. Y con Fatma tuve voz e imagen, porque ella me envió sus fotografías.

Una imagen de la película
¿Cómo se vive en la Gaza sitiada?
En Gaza no hay una rutina diaria, porque no sabes cuándo van a bombardear. Ni cuándo habrá luz. Y hay que salir a buscar agua cada mañana. No hay comida y cuando la encuentras no puedes pagarla. Un kilo de harina cuesta entre 40 y 60 dólares desde marzo. Fatma procedía de una familia acomodada, su padre es médico, pero ni siquiera ellos pueden pagar ese precio. En Gaza ahora solo hay lentejas y un poco de harina.

'Put Your Soul on Your Hand and Walk'
¿Hay al menos esperanza?
La hubo en un momento en que parecía que las hostilidades iban a cesar. Pero se perdió. Fatma siempre supo que no habría cambios. Era mucho más lúcida y realista que yo.
¿Cómo se enteró de su muerte?
Hablamos el 15 de abril. El 16, intenté conectar para contarle cosas de Cannes, pero no fue posible. Esa noche me llegó al móvil una foto de Fatma con un mensaje comunicando su fallecimiento. Pensé que era un error. Pero una hora después, nuestro amigo común me lo confirmó. Es una locura, pero para mí, aún está viva y ese es mi único consuelo.
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