El Festival Gabo celebra el periodismo en tiempos de Trump

Dos fantasmas han recorrido el Festival Gabo de este año: el fin de las ayudas de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), que financiaban muchos proyectos periodísticos latinoamericanos, y el reto que supone para la profesión las nuevas herramientas y lógicas de la inteligencia artificial. Contra Trump y la dimensión más oscura de la tecnología, el lema del encuentro internacional sobre periodismo –que cumple 13 años de existencia– ha sido claro: “Vernos de cerca para narrarnos mejor”. En una megalópolis de ocho millones de habitantes, durante tres días se han sucedido más de cien burbujas de intercambio y proximidad.
Ese centenar de actividades ha tenido lugar en una trama de espacios. Los centrales han sido complementarios: las instalaciones clásicas del Gimnasio Moderno de Bogotá, fundado en 1914 bajo la influencia de María Montessori, y los equipamientos hipermodernos del Centro Felicidad Chapinero, símbolo de la transformación urbana de esta década. A ellos se han sumado universidades, la BiblioRed, el cine Colombia y el Museo Santa Clara.
Un centenar de actividades ha tenido lugar en una trama de espacios en los más de 15.000 personas han recibido microdosis de ofrmaciónEn todas esas sedes, más de 15.000 personas han recibido microdosis de formación y pedagogía, trueque de ideas, discusión, lectura y experimentación, con figuras iberoamericanas de referencia, como Juanita León, José Guarnizo o Agus Morales (directores, respectivamente, de los medios independientes La Silla Vacía , Vorágine y 5W ), e internacionales, como Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, o el corresponsal de guerra Jon Lee Anderson. En ningún otro festival del mundo se ve tanta gente joven tomando notas en los auditorios: tanta sed.

El director general de la Fundación Gabo, Jaime Abello, habla durante la entrega de los Premios Gabo este sábado, en Bogotá
EFE/Carlos OrtegaEl objetivo, en palabras de Jaime Abello Banfi, presidente de la Fundación Gabo, es comunicar “inspiración y esperanza por futuros posibles para el periodismo y nuevas formas de contar historias”. Es decir, reactualizar el espíritu de Gabriel García Márquez, cuya fundación celebra ahora su 30.º aniversario. Una amplia exposición en la Biblioteca Nacional recuerda, con las páginas originales de El espectador tituladas “ La odisea del náufrago sobreviviente del A.R.C. Caldas” (el texto que dio lugar a Relato de un náufrago ) y con pósteres de películas y fotografías de encuentros con Arturo Ripstein o Luis Buñuel, que además de un escritor extraordinario de cuentos y novelas fue periodista de redacción, cronista y guionista de cine. Un verdadero creador transmedia.
Por eso, como dice Daniel Marquínez, director de proyectos especiales de la fundación, “nuestra programación recuerda que muchas otras expresiones narrativas se alimentan también de investigaciones periodísticas”. La ficción y la no ficción circulan en ambos sentidos. Todos los lenguajes artísticos se influyen mutuamente. Esa creatividad promiscua ha reinventado periódicamente las estrategias para informar, criticar y narrar. Y ahora debe hacerlo, una vez más.
Tenemos que asumir que el periodismo dejó de ser masivo, la pretensión de lo masivo es la zanahoria que nos han puesto, pero no somos ni seremos Netflix ni Bad Bunny” Cristian Alarcóndirector de la revista 'Anfibia'
“Tenemos que asumir que el periodismo dejó de ser masivo, la pretensión de lo masivo es la zanahoria que nos han puesto, pero no somos ni seremos Netflix ni Bad Bunny”, dijo en su charla Cristian Alarcón, director de la revista Anfibia y autor de la obra de teatro documental Testosterona . Se está consumando el divorcio entre el periodismo y las redes sociales, mientras que Google deja de ser la principal fuente de información en línea, pues cada vez más personas recurren para informarse a la inteligencia artificial. En ese contexto, el periodismo de alta calidad sigue influyendo en una inmensa minoría, al tiempo que continúa siendo el dique de contención de las noticias falsas, tanto a través de los medios tradicionales como gracias a la penetración de los podcasts, las newsletters y todas las formas documentales.
La elocuente presencia en el festival de Dima Khatib, directora ejecutiva de AJ+ (plataforma multimedia de Al Yazira en árabe, inglés, francés y español), de origen palestino, la cineasta iraní Sepideh Farsi, y la investigadora catalana Júlia Nueno Guitart (de Forensic Architecture) hizo que la mirada de muchos de los asistentes se dirigiera, también a través de diversos formatos, hacia el genocidio que está perpetrando en Gaza el Estado de Israel.

El cronista salvadoreño Juan Martínez (d), con su trabajo Buscando a Mikelson: un apartheid en el Caribe, publicado por Redacción Regional y Dromómano, recibe el reconocimiento como ganador del Premio Gabo 2025 en la categoría Texto, durante la ceremonia este sábado, en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá (Colombia).
EFE/Carlos OrtegaTras la intervención de Khatib el viernes por la noche, se leyó en el escenario un mensaje colectivo del Consejo Rector de la Fundación Gabo en apoyo de los periodistas que están contando la violencia en Gaza. Doscientos treinta y uno han sido asesinados durante estos últimos 20 meses atravesados por el horror. Sepideh Farsi habló de su documental, estrenado en Cannes, Pon tu alma en la mano y camina, que muestra su correspondencia audiovisual con la fotoperiodista palestina Fatma Hassona, que fue atacada por soldados hebreos al día siguiente de que el festival francés anunciara que había seleccionado la película.
La investigadora Júlia Nueno demostró que el ejército israelí se ha convertido en una auténtica fábrica de objetivos con la ayuda de sistemas de inteligencia artificialY Júlia Nueno llenó el aforo de la masterclass “Patrones de destrucción: Métodos y herramientas digitales para investigar los crímenes de guerra en Gaza”, en la que demostró mediante metodologías novedosas que el ejército israelí se ha convertido en una auténtica fábrica de objetivos con la ayuda de sistemas de inteligencia artificial.
No sorprende que el exterminio cuente con el apoyo de Trump. Ni que Microsoft, Alphabet, Amazon, IBM y Palantir figuren en el informe de cómplices que ha firmado la relatora de la ONU Francesca Albanese. En contra de los fantasmas de esos nombres propios, lejanos y opacos, el Festival Gabo ha propuesto de nuevo un espectro amplio de propuestas críticas, cercanas y transparentes, en red.
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