'Materialistas' (★★★★✩), 'Dangerous animals', 'Muértimer' y otros estrenos de la semana

Estos son los estrenos que llegan a la pantalla grande este jueves 14 de agosto:
Calificaciones★★★★★ obra maestra★★★★ muy buena★★★ buena★★ regular
Materialistas ★★★★✩Dirección: Celine SongIntérpretes: Dakota Johnson, Pedro Pascal, Chris EvansProducción: EE.UU., 2025 (109 minutos) Comedia romántica El algoritmo es un corazón solitarioPor Philipp Engel
Nada más arrancar su segundo filme, Celine Song le pone botas al algoritmo y lo saca a pasear por un Nueva York de nuevo fotografiado por Shabier Kirchner, como en Vidas pasadas: Dakota Johnson va dando zancadas y, sin ni siquiera detenerse, le entrega su tarjeta de “match-maker” –casamentera– a un desconocido con el que ha establecido contacto visual en lo que dura un clic.
La película se construye como un “Tinder en 3D”, no sólo porque sus clientes se presentan como esa lista de datos mercantilizados en la que nos hemos esforzado tantísimo en convertirnos, sino porque, cuando el propio algoritmo se revela como un corazón solitario, oscila entre dos arquetipos tan planos como los perfiles de cualquier red social, impresión a la que contribuyen, muy positivamente, las limitaciones dramáticas de los actores escogidos, ya sea Chris Evans o, ya me perdonarán, Pedro Pascal, el hombre de moda. Son caricaturas: el “loser” de manual, que tarde o temprano acabará triunfando, versus el ricachón demasiado seguro de sí mismo.

Chris Evans, Dakota Johnson y Pedro Pascal en un momento de 'Materialistas'
REDACCIÓNSi en Vidas pasadas Song nos contó cómo renunció a la pureza del primer amor, reflotado por las redes sociales a pesar del tiempo y la distancia, en su segunda película quiere desmarcarse de un sistema que, en esencia, no ha cambiado desde los tiempos de Edith Wharton: el matrimonio sigue siendo el negocio decisivo en las altas esferas.
En las dos películas, aparte de volver sobre su relación con el (exitoso) escritor y guionista Justin Kuritzkes, la directora reflexiona sobre los compromisos y renuncias que rodean esa unión monógama que, mediante un prólogo prehistórico (a lo Barbie), reivindica como quintaesencia de la Humanidad, entre la atracción personalizada y la supervivencia de la especie, entre el cariño genuino y el intercambio de favores.
Es un punto de vista algo conservador en este mundo tan diversificado, pero está tratado con inteligencia y originalidad. Se agradece la apuesta por una ligereza aparente que flirtea con la screwball y la rom-com –réplica chispeante por aquí, miradita sexy por allá–. Sería injusto hacerla de menos que su predecesora porque no inserte un concepto exótico tipo inyeong o haya evacuado la melancolía de la ecuación. Son películas muy complementarias.
Dangerous animals ★★★✩✩Dirección: Sean ByrneIntérpretes: Hassie Harrison, Jai Courtney, Josh HeustonProducción: Australia-EE.UU.-Canadá, 2025 (98 minutos) Terror Pesadilla en alta marPor Jordi Batlle Caminal
No solo se cumplen cincuenta años de Tiburón. También cincuenta años de tiburones, de muchos tiburones y otras bestias acuáticas que atemorizan. Porque el doble puñetazo propinado por Spielberg (a la taquilla y al espectador), en verano de 1975, de inmediato originó una “tiburonfilia” en la gran pantalla (y una “tiburonfobia” en la vida real) que no ha dejado de gotear en los cinco decenios siguientes y en la que se han acumulado desde subproductos o “exploits” infames, pero a veces muy divertidos, hasta títulos tan reivindicables como Deep blue sea, de Renny Harlin, o perlas “trash” exquisitamente demenciales (la saga Sharknado en cabeza).

Un momento de la película 'Dangerous animals'
FilmaffinityDangerous animals también va de tiburones, pero digamos que de manera tangencial. Porque aquí el terror no lo generan los escualos, que siguen con hambre de carne humana como exige el género, sino alguien de nuestra especie mucho más salvaje que los escualos. La película del australiano Sean Byrne podría definirse como una suerte de Múltiple, la obra maestra de Shyamalan, en alta mar. El demonio que desencadena la pesadilla vendría a ser la encarnación del lado oscuro, oscurísimo y sádico, del inolvidable Robert Shaw, el capitán Quint de Tiburón, y lo interpreta con mucha convicción el actor Jai Courtney, de físico robusto y mirada de depredador. Dangerous animals es, pues, además de una película de terror, un thriller de suspense, tenso y angustioso.
Sean Byrne no es Shyamalan, no tiene la capacidad de hechizar ni inquietar con la puesta en escena, pero sí sabe orquestar hábilmente un entretenimiento fluido, vibrante y vistoso, idóneo para estos días tan calurosos. Byrne ya había realizado dos estimulantes “horror movies” anteriormente: The loved ones, un “slasher” eficaz y opresivo, y The devil’s candy, una sinfonía satánica a ritmo de “heavy metal”. Las dos se pudieron ver en sus respectivos años de producción en el festival de Sitges, pero no se estrenaron comercialmente.
Los Muértimer ★★✩✩✩Dirección: Álvaro Fernández ArmeroIntérpretes: Iratxe Emparan, Diego Montejo, Melani GarcíaProducción: España, 2025 (90 minutos) Comedia juvenil Para matar el ratoPor Salvador Llopart
Estos Muértimer, como las novelas de Los cinco, de Enid Blyton, o series y películas como Scooby-Doo, se entroncan en esa rama del entretenimiento juvenil en la que un grupo de adolescentes se enfrentan a un misterio, muchas veces de carácter sobrenatural. Película con un ligero toque del más allá virado hacia la comedia, de fastuosa producción, basada en una novela gráfica de la autora francesa Léa Mazé. El histrionismo de los personajes adultos, meras caricaturas al servicio del relato, se compensa con creces por la entrega de los intérpretes adolescentes. Especialmente por la entrega de la pareja protagonista, formada Diego Montejo e Iratxe Emparan, entre los que surge una química especial. Un filme de personajes, pues. En el que sus jóvenes protagonistas imprimen el carácter del que adolece el conjunto del filme.

Una escena de la película española 'Los Muértimer'
FilmaffinityPor S. Llopart
Estos pequeños elfos, llamados elfinks, con sus tradicionales trajes de elfos y sus gorros en punta de elfos, tan alemanes ellos, quieren ser superhéroes a lo Hollywood en esta nueva entrega de sus peripecias (hubo otra entrega allá por el 2020). Para ello, abrazan la tecnología super heroica con decisión y tienen aventuras de vértigo por las torres de la impresionante catedral de Colonia. La solidaridad, como arma secreta, resulta su mejor baza. Aunque hay atisbos de rebeldía entre los más jóvenes, el individualismo se supera y se acaba por integrar en el bien común. El dibujo, de una simpleza y efectividad como la misma película, convencerá a los más pequeños. Bienintencionada propuesta animada que debería estar prohibida a los adultos que no asistan acompañados por menores de siete años.

Una escena de la película animada 'Los Súper Elfkins'
Ver CinePor J. Batlle
Nadie, una enloquecida “action comedy” estrenada hace cuatro años, la dirigió un ruso, Ilya Naishuller, y ahora Nadie 2 la dirige un indonesio nacido en Alemania que ya tiene una legión de seguidores que saben pronunciar correctamente su apellido. Ambos demuestran destreza filmando acción hiperbólica, más hiperbólica y más paródica en esta secuela. El héroe, el incomparable Bob Odenkirk, sigue metido en asuntos sucios pero debe atender a su familia y marcha de vacaciones al mismo parque de atracciones donde fue feliz de niño con su padre, el no menos incomparable Christopher Lloyd, que también viaja con ellos. Huelga decir que las vacaciones se saldarán con un orgiástico baño de sangre y más muertos que los que acoge el cementerio del Père-Lachaise. La mala de la función, de una crueldad nada refinada, es Sharon Stone.

El actor Bob Odenkirk en un momento de 'Nadie 2'
FilmaffinityPor J. Batlle
Hay muchos vagabundos por las calles, y seguramente muchos tienen un pasado que nada tiene que ver con la maloliente pobreza que ahora arrastran. El protagonista de Mr. Nadie, un tipo de unos cuarenta años, es uno de ellos. Durante los primeros veinte minutos, el misterio impregna al personaje, siempre callado, triste, solitario. Lo seguimos con curiosidad día y noche. Una joven de una oenegé intenta entablar relación con él, ayudarlo, pero es tarea imposible. Luego vienen los flashbacks y comenzamos a perfilar quién fue ese hombre. Incluso te planteas si no será la versión actualizada del William Powell de la magistral Al servicio de las damas. Pero cuanto más sabemos de su pasado menos interés suscita la historia. Atención a la pintoresca presencia secundaria de la veterana Myriam Mézières, musa de Alain Tanner.
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