Los cuentos de Camilleri: lo llaman dialecto, pero es sobre todo el lenguaje del corazón.

Narrativa. Cautivar, narrar, cautivar la mirada y el corazón del lector, y brindarle un mundo donde vivir, un lugar donde sea agradable regresar, donde se sienta como en casa. Esto es lo que el maestro Andrea Camilleri supo hacer con maestría, y lo logró en todas sus obras, desde las novelas de Montalbano hasta las novelas históricas, pasando por los cuentos y el teatro. Seis años después de su muerte , el gran escritor de Agrigento sigue fascinando a los lectores con sus personajes más que realistas, su voz ingeniosa e irónica, y su dialecto melodioso y musical.
Sí: el dialecto del maestro es, ante todo, una lengua del corazón y del afecto. Es el dialecto familiar vinculado a su juventud, el que había conservado en su memoria, celosamente guardado, y que le vino muy bien cuando decidió probar suerte en la escritura de un texto narrativo. Él mismo lo explica en el prefacio de Il corso delle cose : la pureza del italiano se desvaneció ante la fuerza del siciliano, su sonoridad redonda, su capacidad para expresar un concepto en una sola palabra que en italiano habría requerido largas perífrasis. Con el debido respeto a sus detractores, el siciliano de Camilleri es una lengua literaria , forjada para contar historias y para describir la dinámica, las relaciones de poder y los pequeños milagros de un pequeño pueblo con vistas al estrecho de Sicilia, donde el pasado y el presente se cruzan: Le storie di Vigàta , precisamente, que incluye los seis relatos que Repubblica publicará semanalmente a partir de mañana.
Seis historias que narran destellos de las vidas de personajes profundamente humanos, obligados a enfrentar un destino que a veces es burlón, despiadado o indulgente. El maestro ha dado cuerpo y voz a los cuentos de su infancia. Ha restaurado fuerza, valor y amplitud. Los ha hecho reales. Además, precisamente porque está libre de las ataduras de la novela, Camilleri pudo y quiso experimentar y mezclar géneros e influencias literarias. Estos cuentos cortos se hacen eco del verismo de Verga , la narrativa fabulosa de Capuana, el estudio psicológico de Pirandello, mezclándose con el realismo mágico y la farsa, o incluso el elemento picaresco entrelazado con el drama. Son historias preciosas, en las que se respira la alegría de escribir con ligereza y perderse en el proceso, representando un verdadero himno a la libertad literaria y atestiguando, una vez más, la grandeza de este maravilloso autor.
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