El libro que pone el dedo en la llaga de la desastrosa campaña electoral de Biden

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Se llama Pecado Original , el libro del que se habla en estas horas en el Capitolio y en varios programas de entrevistas estadounidenses y que verá la luz el próximo 20 de mayo. Escrito por el presentador de CNN Jake Tapper y el columnista de Axios Alex Thompson, Original Sin cuenta la historia de cómo y por qué Joe Biden abandonó la carrera presidencial de 2024 después de ganar las primarias del partido, dejando luz verde para su candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris. Pero más que maniobras palaciegas, el texto –por lo que podemos entender de los extractos difundidos en estas horas– rayano en la pornografía política, es un relato de los progresivos padecimientos físicos y mentales del viejo Joe, para lo cual los autores entrevistaron a más de doscientas personas cerca y sobre la avenida Pennsylvania . El subtítulo es, de hecho, El declive del presidente Biden, su cobertura y la desastrosa decisión de presentarse de nuevo. Después de su destructiva derrota contra Donald J. Trump, un hombre que había intentado un golpe de Estado unos años antes, los demócratas comenzaron a echar culpas, colocando el peso de la derrota electoral directamente sobre Biden.

Este libro continúa señalando la llaga del burro azul, culpando también a quienes supuestamente ocultaron el deterioro del candidato. Según Original Sin, se habló de que el hombre de 81 años utilizaría una silla de ruedas ya en 2023, debido a su problema de columna, pero habrían decidido hacerlo, posiblemente, solo después de su reelección para un segundo mandato. Después de tropezar con un saco de arena en la Academia de la Fuerza Aérea en junio de 2023, la Casa Blanca hizo todo lo posible para evitar que el incidente se repitiera, lo que resultó en nuevas reglas: caminatas más cortas frente a la cámara, zapatillas deportivas en casi cada oportunidad, alguien que lo sujetara del brazo mientras caminaba e instrucciones escritas muy precisas sobre dónde ir y qué hacer en todo momento durante discursos, conferencias de prensa y ceremonias. Lo único que faltaba era un poco de gomaespuma para tapar los bordes o las tapas de los enchufes eléctricos como se hace con los bebés. Precauciones y miedo, al menos hasta la votación, para evitar que el mundo Maga intensifique aún más la narrativa de un “Joe dormilón” tambaleante manipulado por titiriteros, una narrativa empujada y piloteada por la retórica trumpiana, que de hecho tuvo un pequeño momento de terror cuando empezó el verano verde ácido de Brat con cocos y Trump se encontró frente a un contrincante mucho más joven que él .

Fue el debate televisado, con su voz entrecortada y tartamudeante, lo que hizo que Estados Unidos se diera cuenta de que Biden tal vez no pudiera seguir el ritmo de la charla insultante de Trump. Pero dentro del círculo de Biden –y esta es una de las acusaciones que hacen los jóvenes miembros del Partido Demócrata– se sabía que el presidente, a sus 81 años, no estaba muy bien, así como solo en la Oficina Oval se sabía que Franklin Roosevelt, afectado por la polio, no llegaría al final de la guerra. “La Casa Blanca nos mintió”, se queja Tapper. El superestratega de Obama, David Plouffe, a quien Harris posteriormente convocó para una "misión de rescate", afirma en el libro: "Biden nos ha jodido por completo. Nuestro partido ha sido jodido por Biden".

Pero el verdadero impulso vendría de dos aliados y amigos históricos de Biden: Barack Obama y George Clooney, quienes luego pidieron al presidente que se hiciera a un lado en un artículo en el New York Times. El libro de Tapper y Thompson revela que la postura de los dos hacedores de reyes tuvo lugar la noche de un importante evento de recaudación de fondos organizado por Clooney, donde Biden, quien llegó para estrecharle la mano y agradecerle, no reconoció al actor. "Es George Clooney", supuestamente sugirió un asistente después de unos segundos de charla. “¡Ah, cierto!” Según se informa, el presidente respondió. La estrella de Hollywood, dice el libro, lo dejó “conmocionado hasta la médula”. En el mismo evento, tarde en la noche, después de que Biden respondiera demasiado vagamente a algunas de las respuestas del presentador, se suponía que Biden desaparecería detrás del escenario, pero en lugar de eso caminó directamente al borde del escenario y miró fijamente a la multitud inmóvil. Según se informa, Obama se vio obligado a tomarlo del brazo y acompañarlo detrás del escenario, notando su supuesto declive. El pecado original, que se asoma por el ojo de la cerradura a los dos últimos años de Biden como presidente, socava los intentos del partido, por torpes que sean, de renovar su imagen, y arroja los éxitos de Biden (que son muchos) junto con el agua del baño. Un Biden que recientemente, enfureciendo a muchos demócratas, regresó a la televisión diciendo que probablemente podría derrotar a Trump una segunda vez. “Después de todo”, dijo el expresidente, “Trump es un perdedor”.

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