5 alimentos que podrían estar dañando la función cerebral, según un neurocientífico

Un neurocientífico ha detallado cinco alimentos cotidianos que podrían dañar el funcionamiento interno y la estructura de nuestro cerebro. El dicho "eres lo que comes" es cierto, y pone de relieve el importante impacto que nuestras decisiones alimentarias tienen tanto en nuestra apariencia física como en nuestro bienestar interno.

Existe una gran variedad de contenido en línea que profundiza en la influencia de nuestra dieta en nuestro cuerpo, así como en la salud mental. Muchos expertos en nutrición han recurrido a plataformas como TikTok para ofrecer consejos sobre cómo preparar comidas saludables que beneficien tanto al cuerpo como a la mente.

El Dr. Ramón Velázquez, consultor y asesor de investigación de Mind Lab Pro , ha aportado ideas sobre cómo ciertos alimentos podrían afectar la capacidad cerebral.

El Dr. Velazquez advirtió: «El daño causado por una mala alimentación se acumula silenciosamente durante décadas. Los alimentos que consumimos entre los 30 y los 40 años determinan el funcionamiento de nuestro cerebro a los 60, 70 y más».

Señaló varios alimentos comunes en nuestra dieta que podrían ser más perjudiciales que beneficiosos, advirtiendo que su consumo continuo podría provocar problemas de memoria y un deterioro de las facultades cognitivas con la edad. Si bien la moderación es clave para una dieta sana y variada, seguir los consejos que se presentan a continuación podría ser la clave para una mente y un cuerpo más sanos.

Si bien las comidas preparadas y los refrigerios procesados ​​pueden ser una solución rápida, a menudo están repletos de aditivos, conservantes e ingredientes artificiales que pueden provocar una serie de problemas de salud.

El Dr. Velazquez advirtió: “Los estudios han encontrado que las personas que consumen las mayores cantidades de alimentos ultraprocesados ​​tienen una tasa 28% más rápida de deterioro cognitivo global.

"Estos alimentos desencadenan respuestas inflamatorias que dañan las delicadas conexiones entre las células cerebrales".

En lugar de ello, puede ser que sea más sensato elegir alimentos integrales que no hayan sido muy procesados, como frutas frescas, verduras y carnes sin procesar.

Con frecuencia se afirma que el pescado estimula el cerebro debido a su contenido de omega-3, pero hay algunos tipos que resultan riesgosos.

Los peces depredadores de mayor tamaño que suelen vivir más tiempo (como el tiburón, el pez espada, la caballa real y el blanquillo) pueden contener niveles elevados de mercurio, una neurotoxina que puede acumularse en el cuerpo con el tiempo.

El Dr. Velazquez afirmó: «El mercurio es particularmente dañino para el tejido neuronal porque puede atravesar la barrera hematoencefálica. Una vez dentro del cerebro, altera la función celular y, con el tiempo, puede provocar deterioro cognitivo».

Los alimentos carbonizados pueden ser tentadores, especialmente durante la temporada de barbacoas, pero el proceso de dorado crea compuestos conocidos como productos finales de glicación avanzada (AGEs).

Estos compuestos, conocidos como AGE, se forman cuando las proteínas o las grasas se combinan con azúcares, especialmente durante métodos de cocción a alta temperatura como asar a la parrilla, freír o gratinar. «Los AGE desencadenan estrés oxidativo e inflamación en el cerebro», explicó el Dr. Velazquez.

Se han vinculado al desarrollo de placas amiloides, los mismos depósitos de proteínas que se encuentran en la enfermedad de Alzheimer.

Él recomienda optar por métodos de cocción como cocinar al vapor, escalfar o guisar, que producen menos AGE.

A pesar del consejo del Dr. Velazquez, muchos expertos, incluida la chef Eva De Angelis, LDN, creen que todo se reduce al equilibrio. En declaraciones a EatingWell , comentó: «Es más importante centrarse en el patrón dietético general que en alimentos aislados».

Como regla general, si tienes una dieta equilibrada rica en alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables, con una ingesta reducida de carnes procesadas y rojas, y alimentos ricos en azúcar, grasas y sal, no hay problema en quemar algo de comida de vez en cuando.

Añadió: «Es innegable que la comida carbonizada sabe bien y forma parte de muchos platos y comidas sabrosas. Sin embargo, intento comerla solo de vez en cuando. Así puedo disfrutarla sin arriesgarme a aumentar el riesgo de enfermedades crónicas».

Sobre los edulcorantes artificiales, el Dr. Velazquez afirmó: «Estudios recientes sugieren que ciertos edulcorantes artificiales pueden alterar la flora intestinal, lo que podría favorecer la inflamación. Esta inflamación puede afectar la función cognitiva y potencialmente aumentar el riesgo de trastornos neurodegenerativos».

En lugar de recurrir a edulcorantes artificiales, vale la pena probar alternativas naturales como la miel o el jarabe de arce. También es beneficioso intentar reducir gradualmente el gusto por lo dulce, reduciendo su consumo poco a poco.

Aunque muchos británicos disfrutan de una copa para relajarse, el consumo excesivo de alcohol puede causar estragos en el cerebro. El Dr. Velazquez afirmó: «El consumo excesivo de alcohol a largo plazo reduce el volumen del cerebro».

Afecta particularmente la corteza prefrontal, el área responsable de la toma de decisiones y el pensamiento racional. Así que, si te das un capricho, la moderación es clave.

El neurocientífico destacó que si bien el cerebro es “increíblemente resistente”, también es “vulnerable” a los efectos de los alimentos inflamatorios.

Advirtió que los alimentos nocivos "interactúan con factores de riesgo genéticos", lo que significa que aquellos con antecedentes familiares de demencia o Alzheimer podrían ver la "aparición de síntomas" rápidamente "acelerada" por "malas elecciones dietéticas".

Concluyó: "Por eso, la nutrición debe ser una piedra angular de cualquier estrategia de salud cerebral, junto con el ejercicio, el sueño y la estimulación mental".