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Video. ¿Alguna vez has visto bailar a un cocker spaniel? Prueba tu suerte cerca de La Rochelle

Video. ¿Alguna vez has visto bailar a un cocker spaniel? Prueba tu suerte cerca de La Rochelle

El «dog dance», una disciplina canina poco conocida, se viene desarrollando desde hace unos veinte años en Francia. En Angliers, cerca de La Rochelle, algunos aficionados practican el movimiento en armonía con su compañero de cuatro patas.

Todos los martes por la noche, la sala del pueblo de Angliers, cerca de La Rochelle, acoge a unos bailarines bastante particulares, de cuatro patas, de pesos que varían del simple al quíntuple y con un pelaje siempre impecable. Bienvenidos al “dog dance”, una disciplina canina surgida en Francia en 2005, donde amos y perros deben combinar ritmo, obediencia y técnica en coreografías más o menos precisas.

Durante las competiciones, una parte de los puntos se otorga en función del bienestar del animal (no gritarle al perro, adaptarse a su cansancio, etc.).

Jean-Christophe Sounalet/SO

"Es una disciplina en la que te entregas por completo: para cada coreografía, eliges un tema, un vestuario para el dueño, música, un mensaje...", explica Nathalie Tanvet, responsable de disciplina del Club de Perros de Trabajo de Rochelais, el único que ofrece esta actividad en Charente-Maritime. Lleva practicando dog dance unos veinte años y entrena cada semana, junto a otros dúos, con Riyad, su pastor americano miniatura. Está dirigido a determinadas competiciones regionales y nacionales.

Nathalie con Riyad a la izquierda y Virginie acompañada de Pïa a la derecha.
Nathalie con Riyad a la izquierda y Virginie acompañada de Pïa a la derecha.

Jean-Christophe Sounalet/SO

Este martes 29 de abril, Pïa, la perra Boyera de Berna que podría pasar por un mastín al lado de los demás perros presentes, no parece querer cooperar demasiado con su "entrenadora" Virginie. Para estos últimos llegados al club, no es fácil canalizar la energía de alguien que parece preferir hacer estupideces con sus compañeros. “Empecé a bailar perros hace un año”, dice Virginie. La idea era principalmente bloquear un hueco durante la semana para dedicarme plenamente a Pïa y compartir una actividad con ella. »

Concentración máxima

Otros, como Neptuno, el cocker spaniel americano de Véronique, son un alumno modelo en comparación: "Con Neptuno es fácil, soy el único que le importa", ríe la profesora. He estado bailando con perros desde 2012. Vi un vídeo en Internet de una mujer estadounidense con su perro y ¡quiso poder hacer lo mismo! » Dos minutos de intensa coreografía y concentración para Neptuno, que gira alrededor de su ama, pasa entre sus piernas, va de un lado a otro... Todo con ritmo y sin recompensa.

El dog dance combina dos disciplinas: el “freestyle”, donde las coreografías son libres, y el “heelwork to music”, donde la pareja tiene diez figuras obligatorias.
El dog dance combina dos disciplinas: el “freestyle”, donde las coreografías son libres, y el “heelwork to music”, donde la pareja tiene diez figuras obligatorias.

Jean-Christophe Sounalet/SO

En la competición, no se nos permite premiarlo durante la coreografía, así que tenemos que ir acostumbrándolo poco a poco. Al principio, damos una recompensa después de cada figura, luego intentamos encadenar dos antes de dar una recompensa, y luego las espaciamos cada vez más —resume Véronique—. "Es aún más fácil cuando tienes un perro glotón", admite Nathalie. Pïa tiene pues futuro en la disciplina.

Neptuno, el cocker spaniel americano de Véronique, sigue el rastro de su ama.
Neptuno, el cocker spaniel americano de Véronique, sigue el rastro de su ama.

Jean-Christophe Sounalet/SO

El baile canino realmente fortalece el vínculo entre dueño y mascota. Es una disciplina que respeta al perro porque solo aprovecha las habilidades naturales de cada raza. "No vamos a hacer que un perro salchicha salte a dos patas, por ejemplo; no se adapta a su morfología", asegura Nathalie.

Después de una buena hora de práctica, los perros bostezan felices, señal de que es hora de aspirar el salón de la fiesta, guardar la alfombra desenrollada para la ocasión e irse a casa. “Los martes por la noche suelen dormir bien”, bromea Nathalie.

SudOuest

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