Citomegalovirus: “El cribado sistemático de embarazadas es una emergencia sanitaria y ética”

El citomegalovirus (CMV) es una infección viral común que afecta a una gran proporción de la población, pero que a menudo se ignora debido a sus síntomas leves o ausentes. Este virus, primera causa de infección congénita en Francia, puede sin embargo representar, si se contrae al principio del embarazo, un riesgo considerable para el feto. Puede provocar retrasos en el desarrollo, trastornos psicológicos o sordera en 4 de cada 1.000 recién nacidos. Cada año, 800 niños nacen con discapacidades debido a la infección por CMV.
Estos riesgos se pueden prevenir aconsejando a las mujeres embarazadas que no son inmunes que eviten el contacto con los fluidos corporales de un bebé infectado. Sin embargo, la infección ocurre con mayor frecuencia a partir del primogénito en un hogar de acogida, donde el 80% de los niños excretan este virus.
Por ello, la introducción de un cribado serológico sistemático del CMV en mujeres embarazadas se convierte en una necesidad obvia y una emergencia sanitaria y ética.
El conocimiento sobre el CMV ha avanzado considerablemente en las últimas décadas. Si la infección se detecta a tiempo, los tratamientos antivirales, cuya seguridad es evidente, y otras intervenciones médicas pueden reducir el riesgo de transmisión al feto y, por tanto, el riesgo de secuelas en el niño. Sin embargo, sin una detección sistemática, estas soluciones quedan fuera del alcance de muchas mujeres. La ecografía prenatal de rutina identifica menos de la mitad de las infecciones fetales graves cuando se desconoce el estado de infección de la mujer embarazada. Por otra parte, guiado por este conocimiento, el examen es sumamente relevante.
Hoy en día, sólo las mujeres bien informadas –o aquellas supervisadas por profesionales capacitados– se benefician de una atención óptima dentro de un auténtico proceso de atención.
Libertad individualEl argumento a favor de esta evaluación va más allá de consideraciones puramente médicas y se basa en principios éticos fundamentales, incluida la información, que es el núcleo de una toma de decisiones informada, y la igualdad de oportunidades para el tratamiento médico del riesgo de infección fetal. De hecho, conocer los riesgos asociados al CMV permite a las mujeres ejercer su libertad individual y optar por someterse a pruebas de detección para maximizar sus posibilidades de prevenir esta infección en el feto y beneficiarse, si es necesario, de un tratamiento temprano.
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