Un reloj imperial Fabergé en subasta

Podría parecer algo hecho ayer, pero en realidad fue hecho en 1907 por el maestro orfebre Henrik Wigström, artesano oficial de la casa Fabergé. Es un reloj rectangular de origen imperial y real que cambiará de manos en unos días en Ginebra . Esta pieza, estampada con los sellos HW y Fabergé, es típica de la artesanía de la corte imperial rusa, con su montura de oro delicadamente bordeada por un friso de corazones. A esto se suma una suntuosa decoración de esmalte guilloché azul con guirnaldas de hojas, alternando con baguettes verticales de esmalte blanco realzadas con dorado, y una esfera blanca con un borde engastado en perlas, adornada con números arábigos negros y agujas caladas de oro rosa con elegantes volutas.

La Casa Fabergé, emblema del lujo y el refinamiento imperial de la época, se ha convertido en leyenda gracias a sus creaciones diseñadas para miembros de familias reales o imperiales. Especialmente por sus huevos de singular belleza, complejidad y lujo. Este reloj proviene de Su Majestad la Reina Astrid de Bélgica (1905-1935), quien lo recibió de su madre, la Princesa Ingeborg de Dinamarca (1878-1958), sobrina de la Emperatriz María Feodorovna, de soltera Dagmar de Dinamarca. Se dice que le fue obsequiado en 1908 con motivo del 30.º cumpleaños de la princesa, y que ha pasado de generación en generación hasta nuestros días. Un concentrado de siglos de historia de las monarquías europeas y del Imperio ruso.