Cerca de Milán, Villa San Martino, una fábrica de sueños y pesadillas para la Italia de Berlusconi

Un coche roza la entrada de Villa San Martino y desaparece tras la verja automática. « Ha llegado la Dottoressa Marta», susurra un guardia en el umbral de una verja. Una placa reza: «Diputada Marta Antonia Fascina. Secretaría Política». Nacida en 1990, la joven diputada representa al partido de su difunto compañero, Silvio Berlusconi, 54 años mayor que ella, en la Cámara de Diputados desde 2018. Marta Fascina, exjefa de prensa del club de fútbol del empresario, el AC Milan, nunca obtuvo el derecho a casarse con él. Sin embargo, tras su fallecimiento en 2023, conservó el acceso a Villa San Martino en Arcore, un pequeño pueblo a las afueras de la capital lombarda.
Esta casa, que le sirve tanto de residencia como de secretaría política, debe de parecerle muy vacía: durante medio siglo, fue el corazón palpitante de un frenesí empresarial y político del que Italia no se ha recuperado. En la puerta, los últimos nueve perros de Silvio Berlusconi empiezan a aullar. Parece que aún sufren la ausencia de su amo.
El 12 de junio, aniversario de su muerte, sus admiradores estacionaron un camión publicitario frente a la villa, cubierto con una fotografía del multimillonario uniéndose a George W. Bush y Vladimir Putin en 2002. Iba acompañado de un mensaje: "Te fuiste demasiado pronto... El mundo te necesitaba...". Alrededor de la finca, permanecen otros recuerdos: un corazón disecado, flores de plástico y un retrato de un hombre agarrando una cara de cera de Silvio Berlusconi, todo con la leyenda "¡Gracias, presidente, por lo que hizo por todos nosotros!" y la firma de Giulio Galbusera, su carnicero de confianza.
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Le Monde