Aunque el presidente Petro defiende la intervención de la Nueva EPS, las cifras y expertos revelan que el Gobierno solo empeoró el problema

El presidente Gustavo Petro volvió a referirse este viernes a la situación de la Nueva EPS, asegurando que la entidad está en proceso de recuperación y que la intervención estatal busca proteger a los usuarios. Sin embargo, la realidad que describen las cifras oficiales, los reportes de la Superintendencia Nacional de Salud, las quejas de los usuarios y las advertencias de expertos muestra un escenario radicalmente distinto: lejos de mejorar, la aseguradora más grande del país atraviesa su peor momento.
La contradicción es evidente. Desde el 3 de abril de 2024, cuando el Gobierno ordenó la intervención administrativa de la Nueva EPS —con más de 11 millones de afiliados—, la situación no solo no ha mejorado, sino que se ha deteriorado en múltiples frentes.

lLos datos actuales revelan que la intervención estatal no ha corregido la opacidad. Foto:Luis Lizarazo García. Archivo EL TIEMPO
Petro recordó que entre 1994 y 2022 se expidieron múltiples decretos —entre ellos los 995, 1492 y 1606— que, según dijo, flexibilizaron los requisitos financieros de las EPS y abrieron la puerta a prácticas irregulares. “Esa política permitió el desvío de recursos y la liquidación de 130 EPS, que dejaron deudas con hospitales, clínicas y trabajadores de la salud”, afirmó.
Para el presidente, las consecuencias fueron devastadoras: “Millones de pacientes no recibieron el tratamiento que necesitaban. Eso es un genocidio hecho desde la política pública en Colombia”. La acusación, de enorme peso político y moral, pone en entredicho la manera en que se diseñó y ejecutó el modelo de aseguramiento durante casi tres décadas.
En el caso específico de la Nueva EPS, Petro fue aún más contundente. Señaló que la entidad maquilló sus cuentas en 2023 para evitar ser intervenida. Según su denuncia, reportó un activo de 6,8 billones y un pasivo de 6,6 billones, lo que arrojaba un patrimonio positivo de 143 mil millones. Pero en realidad —afirmó— la aseguradora estaba quebrada: debía más de 5 billones de pesos a hospitales y tenía deudas ocultas que ascendían a 11,7 billones.
“Lo que se hizo fue presentar unas cifras maquilladas para mostrar solvencia cuando la EPS ya estaba en una situación crítica. Lo que descubrimos fue un engaño a la ciudadanía y al sistema de salud”, subrayó el mandatario.

La Supersalud carece hoy de las herramientas para resolver la crisis de las EPS según expertos. Foto:Supersalud
Aunque las denuncias de Petro apuntan a un problema conocido, que requería de medidas para solucionarlo, la intervención estatal de la Nueva EPS no ha logrado corregirlo. Desde que la Superintendencia Nacional de Salud asumió el control el 3 de abril de 2024, la entidad no ha presentado estados financieros certificados ni de 2023 ni de 2024.
El contralor delegado para el sector salud, Julián Niño, lo explicó recientemente en entrevista con EL TIEMPO: “Hoy la EPS no tiene estados financieros ni de 2023 ni de 2024. Intentar aproximarse a la realidad financiera sin esa información certificada es muy complicado”. Es decir, el mismo déficit de información que Petro denuncia respecto al pasado persiste durante su propio Gobierno.
Por su parte, el exministro de Salud Alejandro Gaviria también recordó que la Contraloría General encontró un crecimiento acelerado en los anticipos pendientes por legalizar durante 2025: $6,6 billones adicionales entre enero y junio, que llevaron el total a $15,27 billones. Para Gaviria, esta situación “compromete la liquidez institucional y aumenta el riesgo de un posible detrimento patrimonial, especialmente aquellos que superan los dos años por valor de $143 mil millones”.

El presidente Gustavo Petro en la alocución de este viernes. Foto:Presidencia
La Federación Colombiana de Enfermedades Huérfanas también cuestionó las palabras del presidente. Mientras Petro habló de desvío de medicamentos e insumos hacia importadores privados, el informe de la Contraloría no evidenció tal situación. Lo que sí documentó fueron irregularidades administrativas y financieras, en su mayoría ocurridas durante la intervención estatal.
El académico Luis Jorge Hernández, de la Universidad de los Andes, agrega otro ángulo: el deterioro en la experiencia de los usuarios. Entre enero y julio de 2025 se radicaron 295.390 reclamos contra la Nueva EPS, lo que ratifica que la aseguradora no solo lidera el ranking nacional de quejas, sino que además registra una de las tasas más altas de reapertura de reclamos. “Eso refleja insatisfacción y problemas graves en la prestación de servicios”, señala Hernández.
Hospitales y clínicas en crisisLa consecuencia más tangible de la crisis son las deudas con hospitales y clínicas. Según la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), la cartera de la Nueva EPS ya supera los 5 billones de pesos, con un crecimiento de 800.000 millones en apenas seis meses y un deterioro de 5,5 puntos en la morosidad.
Los efectos se sienten en regiones como Caldas, Quindío, Risaralda, Meta y Antioquia, donde clínicas y hospitales han cerrado servicios, suspendido contratos o bloqueado la atención a pacientes por falta de pago. “Hoy ya no es un riesgo, es una realidad”, advirtió Juan Carlos Giraldo, director de la ACHC.
El discurso del presidente Petro apunta a señalar responsables históricos de la crisis de las EPS y a denunciar maniobras contables recientes en la Nueva EPS. Sin embargo, los hechos revelan que la intervención estatal no ha corregido la opacidad ni ha estabilizado a la aseguradora. Los usuarios presentan más quejas, las clínicas acumulan deudas y la información financiera sigue sin estar disponible.
Como lo resume el exministro de Salud, Augusto Galán, el panorama es incierto: “Recuperar eso sin estabilidad administrativa, sin gobierno corporativo, sin una cultura organizacional sólida (…) pone mucha duda cuál va a ser el futuro y la recuperación posible de esa Nueva EPS”.
Mientras el presidente habla de “genocidio por política pública”, la mayor EPS del país, bajo control estatal, enfrenta su peor momento. Y la pregunta que queda abierta es si la intervención ha servido para corregir los males que Petro denuncia o si, por el contrario, los ha profundizado.
Periodista de Medioambiente y Salud
eltiempo