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Tamara Silva Bernaschina: baqueana literaria del misterioso paisaje rural uruguayo

Tamara Silva Bernaschina: baqueana literaria del misterioso paisaje rural uruguayo

“Todo terminó o se murió y al volver solo queda reconstruir y buscar rastros de cosas que fueron”, escribe Tamara Silva Bernaschina en el cuento “No acampar ni abordar” y es un ejemplo de su estilo. En una sola frase conviven la jactancia, lo inquietante, la reverberación ominosa y cierto destilado de melancolía. Es uruguaya, oriunda de Minas, la capital del departamento de Lavallejas, una ciudad ubicada al sur del país donde viven alrededor de 39 mil habitantes. Sin embargo, le contó a Viva –desde Barcelona donde se encuentra presentando Larvas, su último libro de cuentos editado por Páginas de espuma– que su territorio está en el campo. En lo rural, las afueras. Animales, bichos, piojos y pequeñas irrupciones fantásticas pueblan estos ocho cuentos donde hay ternura pero, también, brutalidad.

Su primer libro, Desastres naturales (2023) ganó dos Premios Bartolomé Hidalgo ( Narrativa y Revelación). También obtuvo el Premio Nacional de Literatura en la categoría Ópera prima. Un año después publicó su primera novela, Temporada de ballenas, que obtuvo una mención de honor en el concurso literario Juan Carlos Onetti. Quizás por eso, y por ser categoría 2000, muchos la empezaron a llamar “la joven promesa de las letras uruguayas”.

Categoría la cual, revela, le hace un poco de ruido: “No entiendo muy bien cuando la cosa deja de ser una promesa. La promesa es como a futuro. Algo que todavía no está realizado. Siempre me pregunto qué pasaría si hubiera otra persona en mi lugar, si no tuviera 24 años, si no fuese mujer”.

En esta charla analiza ciertos ejes de su último volumen de cuentos que, revela, expandió su horizonte de lectores y la incorporó en un catálogo que la honra: Se está leyendo en territorios a los que no había llegado antes, como España y Latinoamérica más allá de Uruguay y la Argentina. Eso es lo que más me emociona de todo esto. También formar parte de un catálogo que es maravilloso, me da orgullo”.

–Estudiaste la Carrera de Letras y la Tecnicatura Universitaria en Corrección de Estilo. ¿Qué te aportó esto para escribir?

–Escribo desde mucho antes de ir a un taller y obvio que antes de entrar a la universidad pero es cierto que la facultad y sobre todo la formación en Letras me dio un panorama literario no sólo de Latinoamérica sino del mundo y herramientas para leer de otras maneras que antes no tenía. Es cierto que la expansión de mi mirada lectora repercutió de manera directa en mi escritura. Todos los autores a los que llegué por la facultad y que no hubiese llegado tan fácilmente por mi cuenta son hallazgos increíbles. Hice muchos talleres literarios. Uno que nombro siempre, porque fue clave en el lanzamiento de Desastres naturales, fue el de Horacio Cavallo. Si bien el libro llevó su proceso y algunos textos los escribí por fuera, de allí surgió el impulso de publicar.

–Ganaste varios premios ¿Qué significaron para vos?

–Fue increíble. Se extendió la vida del libro en librerías y sobre todo en medios de prensa durante meses. Las entrevistas, las reseñas, las invitaciones a participar de mesas en Feria del libro, ferias internacionales incluso –Buenos Aires, Guadalajara–. Hay algo ahí que es fantástico y es cuando los premios contribuyen a que la gente conozca más el libro. Después hay una dimensión monetaria de un premio que tiene plata y que recontra sirve. También algo más interior, una suerte de... no sé. Ese era mi primer primer libro, fue mi primer libro, que le hayan dado estos premios significó casi como una legitimación, aunque es media rara esa palabra y usarla en este contexto también porque los premios son un mundo extraño.

–¿Cómo surgieron los relatos de Larvas?

–Es un libro de relatos que pensé desde el principio. Hice algo que no había hecho con el anterior –donde tenía muchos textos, seleccioné y se fue formando el libro–. Acá la idea estaba desde antes ya sabiendo que se iba a publicar en Páginas de espuma, no teniendo todavía una dirección muy clara. Pero sí estaba algo del tono, de elementos que quería que estuviesen en esos cuentos. Cuando Juan Casamayor me contactó porque le había gustado mucho Desastres naturales, no tenía todavía un proyecto de libro de cuentos. Cuando lo tuve se lo se lo compartí. Pero hay algo del proceso de escritura de Larvas que es muy distinto al de los libros anteriores. Por una noción de lector que ya no era solo un lector uruguayo y posiblemente argentino sino de Latinoamérica y España y también algo mucho más concentrado a nivel de proceso. Pensar un libro de cuentos desde cero, ver qué tienen en común, qué quiero contar, hacia dónde. Fue muy interesante. Sobre todo el ritmo de escritura de este libro que fueron varios meses de trabajo con mucha intensidad, escribir un cuento detrás de otro con una sensación de encabalgamiento poético muy interesante.

La joven Tamara Silva Bernaschina, considerada una de las voces más importantes de la nueva literatura uruguaya. Foto: gentileza Páginas de Espuma.La joven Tamara Silva Bernaschina, considerada una de las voces más importantes de la nueva literatura uruguaya. Foto: gentileza Páginas de Espuma.

–Tu libro abre con una cita del músico argentino Dillom, un cuento transcurre en Iruya, pueblo argentino de la provincia de Jujuy. ¿Cómo es tu relación con la cultura argentina?

–Mucha de la literatura que leo y me encanta es argentina. Creo que la tradición literaria, sobre todo del Río de la Plata, está muy influenciada y es muy móvil. Autoras como Gabriela Cabezón Cámara, Samanta Schweblin. Hay algo increíble ahí que disfruto mucho. Aparece Dillom, la música, el cine, Lucrecia Martel, que me parece un faro en muchas cosas. La cultura argentina está muy presente en mi.

–En varias notas se te presenta como una "joven promesa". Naciste en el 2000. ¿Te molesta o incomoda esta etiqueta?

–Hay algo que me da gracia. Otra parte no la entiendo y cuando es usada de cierta forma también me incomoda un poco. Hay algo de esto de la promesa que está desde Desastres naturales, este es mi tercer libro. Hay algo de esas dos palabras juntas que me hace un poco de ruido. Aunque entiendo a qué se refieren y hacia dónde van direccionadas generalmente.

–Esto se desprende de la pregunta anterior: la juventud aparece como una potencia en los relatos de Larvas. ¿Lo ves así? ¿Te inspira esto para imaginar historias?

–Hay algo de las voces infantiles y juveniles que para mí está lleno de de potencia y de posibilidad. Es un momento para cambiar de foco, ver cómo se ve el mundo, cómo se ve algo que ya conocemos y que nos aburre desde una perspectiva infantil. ¿Qué juego le da? ¿Qué cambio de forma puede tener eso que está siendo observado. Eso me gusta mucho y también como a nivel de lenguaje pensar cómo hablaría un niño también me parece riquísimo, cómo entra a jugar lo mágico de una manera mucho más orgánica. Después pensando en la adolescencia, es como un estado de deformidad total, en el buen sentido. Eso me interesa, ese tránsito, ese pasaje.

–También hay como una puerta abierta hacia lo fantástico, casi como un realismo mágico por momentos. ¿Lo observás?

–Fue otra de las cosas que estaba desde antes de que existieran los textos. Había imágenes, cosas que sabía que no pertenecían a una representación mimética de la realidad y me interesaba que fueran irrupciones de lo fantástico, aunque fuesen muy pequeñas o aparentemente simbólicas. Me cuesta mucho pensar en el terreno de lo simbólico.

La joven Tamara Silva Bernaschina, considerada una de las voces más importantes de la nueva literatura uruguaya. Foto: gentileza Páginas de Espuma.La joven Tamara Silva Bernaschina, considerada una de las voces más importantes de la nueva literatura uruguaya. Foto: gentileza Páginas de Espuma.

–Creo que todo lo que pasa en un texto de ficción pasa. A menos que estés leyendo algo muy alegórico. Por ejemplo, en la escritura cuando pongo a una yegua que vuelve de la muerte, estoy hablando de una yegua que vuelve de la muerte . Me interesó jugar con eso.

–También hay una exploración por territorios más allá de lo urbano, rurales, montañosos, cerca del río. ¿De dónde nace esto?

–Los territorios que están más allá de lo urbano que son mi territorio. Esto que dicen y es verdad (si abrís a la gente hay paisajes) mi paisaje sería el campo uruguayo. Nací en Minas, una ciudad del interior, pero viví en un barrio en las afueras. Después me mudé al campo y ahí viví hasta que me mudé a Montevideo para estudiar. Hay algo de ese territorio muy metido dentro mío, forma parte de quién soy, de cómo me muevo, de lo que pienso y siento. Esos son los territorios de mi literatura en los tres libros que escribí.

–Otro tópico que emerge es la sexualidad y el universo femenino, sobre todo desde la exploración, la curiosidad y el autodescubrimiento sin prejuicios. ¿Cómo te atraviesa esto?

–Pienso que lo que está detrás de todos estos relatos y todos estos temas es el deseo. La búsqueda del deseo y sobre todo seguirlo. Esa fue una de las direcciones del libro, que tuviese que ver con el cuerpo y sobre todo con ese algo que late y va hacia adelante. Eso me interpela como persona. Cuando un relato está atravesado por el deseo pasan cosas buenas.

Tamara Silva Bernaschina básico
  • Nació en Minas,Uruguay, en 2000. Vive en Montevideo.
  • Es autora de Desastres naturales (2023), su primer libro de cuentos, galardonado en 2023 con dos Premios Bartolomé Hidalgo: el de Narrativa y el Revelación.
  • Al año siguiente, recibió el Premio Nacional de Literatura en la categoría Ópera Prima.
  • Su novela Temporada de ballenas (2024) recibió una mención de honor en el concurso literario Juan Carlos Onetti.

Larvas, de Tamara Silva Bernaschina (Páginas de espuma).

Clarin

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