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Sorpresa y rechazo: Hollywood se opone a los aranceles de Trump

Sorpresa y rechazo: Hollywood se opone a los aranceles de Trump

Hollywood reaccionó con preocupación y sorpresa al anuncio del 100% de aranceles que el presidente Donald Trump pretende aplicar a todas las películas producidas fuera de Estados Unidos que se estrenen en su territorio. La política del Gobierno pretende revertir el difícil momento que atraviesa la industria cinematográfica nacional, sacudida por las recientes huelgas y la fuga de rodajes hacia terceros países con incentivos fiscales agresivos, entre otros factores adversos, pero anuncia muchos más problemas que soluciones para la industria audiovisual de California.

La impresión generalizada es que el plan de Trump no solo no funcionará, de llegar a aplicarse -algo que, a tenor de los constantes cambios de humor del republicano, sigue siendo una gran incógnita a día de hoy- sino que empeorará la actual situación, teniendo en cuenta la gran cantidad de proyectos de pequeño, mediano y gran presupuesto que se diseñan que se ruedan en el extranjero.

«Aplicar un arancel a las películas filmadas fuera de Estados Unidos aumentará el coste de rodaje. La consecuencia será que los estudios presionarán a los exhibidores para que aumenten los precios de las entradas, por lo que el público dejará de ir al cine y entonces... Bueno, ya ven hacia dónde va esto», escribió en sus redes sociales Randy Greenberg, productor de títulos taquilleros como Megalodón o Cowboys & Aliens.

En el banco de inversión Morgan Stanley, los analistas calificaron la idea de Donald Trump de «mal definida» y explicaron que la imposición de aranceles del 100 % sobre una parte o sobre la totalidad del coste de una producción deslocalizada de Hollywood «conduciría a que haya menos películas, películas más caras y menores ganancias para todos en la industria». Sería ir en contra de una dinámica ya establecida donde casi todo, desde el guion, hasta la producción y la edición, se hace fuera de Estados Unidos porque los costes de producción son mucho más competititvos. «La noticia ha causado muchísimo desconcierto», explica a EL MUNDO Álvar Carretero, productor y publicista de la firma Joshua Jason. «Todo el mundo se está preguntando qué va a pasar y cómo se van a aplicar esas tarifas, ya que casi todas las grandes superproducciones de Hollywood se hacen fuera. Incluso las de sus amigos [de Trump], como Mel Gibson, que está rodando la secuela de La pasión de Cristo en Italia», añade.

En el aire quedan muchas más preguntas que respuestas. No está claro, por ejemplo, quién tendrá que pagar los impuestos ni en qué supuestos. ¿Serán las distribuidoras estadounidenses que compren cintas extranjeras para exhibirlas en Estados Unidos? ¿O serán las productoras extranjeras que quieran proyectar sus filmes en el país? ¿Y cómo afectará esa fiscalidad adversa a los premios Oscar? Está más que demostrado que las películas extranjeras cada vez tienen un peso mayor en el palmarés de la Academia de Hollywood.

En el paisaje queda el anuncio del Gobierno de la República Popular China, que recortará el número de películas estadounidenses que permitirá estrenar en sus salas de cine tras la guerra arancelaria iniciada por Washington hace unas semanas. El clima reinante en Hollywood, cuando menos, es extraño. Donald Trump indicó el lunes que su intención es ayudar a la industria, no destruirla, pero su objetivo de «volver a hacer películas en América» se antoja cada vez más complejo.

Los números más recientes parecen ir en la dirección contraria. En Hollywood, la producción de películas, series y anuncios descendió un 22,4% en los primeros tres meses del año, de acuerdo a los datos de FilmLA. Las políticas de incentivos fiscales de países como Colombia, Hungría, Reino Unido y Francia se han vuelto una competencia casi imposible de superar para un mercado tan caro para los rodajes como California, a pesar de los esfuerzos para atraer más producciones del gobernador del Estado Dorado, el demócrata Gavin Newsom.

De momento, la influencia del equipo de embajadores especiales del cine nombrados por Trump -formado por Jon Voight, Sylvester Stallone y Mel Gibson- para revertir la situación ha sido poca cosa. La promesa del presidente de hacer que Hollywood vuelva a ser «más grande, mejor y más fuerte que nunca» está muy lejos de ser real. El primer trimestre de 2025 se cerró con un descenso del 11% en taquilla, según datos de Box Office Mojo. De no ser por el fenómeno salvador y sorprendente de Una película de Minecraft, con 873 millones de dólares (769 millones de euros)ingresados en todo el mundo, la situación sería aún más preocupante. Los potenciales aranceles de Trump, sin un plan definido ni fecha concreta para su entrada en vigor, no hacen más que añadir incertidumbre a la ecuación.

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