Sobrecarga sensorial: la sensación que se produce cuando el cerebro no puede más y colapsa
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La sobrecarga sensorial, un estado donde el cerebro se ve sobrepasado por un exceso de información sensorial, puede llevar a respuestas extremas como la lucha, huida o congelación. Este fenómeno, más común de lo que se piensa, afecta a personas de todas las edades, provocando desde descontrol hasta agotamiento.
En situaciones de sobrecarga sensorial, actividades cotidianas pueden volverse retadoras, dificultando la concentración y la estabilidad emocional. Los episodios, aunque intensos, suelen ser transitorios, desapareciendo después de unos minutos, especialmente en quienes han experimentado episodios previos.
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Algunas personas son particularmente susceptibles a la sobrecarga. Foto:iStock
Los desencadenantes de la sobrecarga son variados e incluso cotidianos: luces intensas, sonidos estridentes de sirenas o transportes, y aromas fuertes persisten como ejemplos claros.
A veces, los síntomas aparecen sin un desencadenante obvio, pero eso no significa que el individuo esté perdiendo la cordura; por el contrario, es una respuesta frecuente y reconocida del cerebro ante el exceso de estímulos.
Orígenes y detección de la sobrecarga sensorialAnna Jean Ayres, terapeuta estadounidense, identificó este fenómeno en la década de los 70, notando que el cerebro puede recibir señales contradictorias cuando no logra procesar la información de todos los sentidos adecuadamente. Además de los cinco sentidos conocidos, Ayres destacó la importancia de la propriocepción y el sentido del movimiento, fundamentales para entender la sobrecarga.
Grace Tworek, psicóloga de la Clínica de Cleveland, explica que la sobrecarga sensorial puede paralizar a una persona, comparándolo con una computadora que muestra una pantalla azul cuando no puede procesar más datos. "Es el sistema nervioso simpático el que activa nuestras respuestas de emergencia", añade Tworek.
Grupos vulnerables y estrategias de manejoPersonas con trastornos del procesamiento sensorial, como el autismo y el déficit de atención con hiperactividad (TDAH), son particularmente susceptibles a la sobrecarga. Las investigaciones indican que la estructura cerebral diferente en individuos con TDAH influye en cómo procesan los estímulos.
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Hay desencadenantes comunes de la sobrecarga, como luces intensas, olores y sonidos fuertes. Foto:iStock
Para manejar y potencialmente prevenir la sobrecarga sensorial en niños y adultos con autismo, las terapias cognitivo-conductuales y de exposición son recomendadas. Stella Maris De Vita, licenciada en Psicopedagogía, enfatiza que estas terapias deben ser supervisadas por profesionales, pues un manejo inadecuado puede incrementar la ansiedad inicialmente.
Cómo vivir con sobrecarga sensorialIdentificar los estímulos que desencadenan la sobrecarga es clave. Los ruidos intensos, los ambientes visualmente saturados, olores fuertes, o texturas particulares pueden ser desencadenantes comunes.
De Vita también menciona que el apoyo familiar y educativo es crucial, especialmente para niños que pueden mostrar signos de sobrecarga a través de comportamientos disruptivos o berrinches.
Finalmente, es fundamental comunicar a los seres queridos lo que significa vivir con sobrecarga sensorial. Proponer alternativas para reuniones sociales, aprender técnicas de relajación como yoga o meditación, y tener a mano elementos que puedan contrarrestar los estímulos negativos, como imágenes tranquilas o aromas agradables, son estrategias útiles para manejar este desafío sensorial en el día a día.
Más noticias en EL TIEMPO*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.
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