La nueva temporada de 'El Pacificador' es la prueba de fuego del nuevo Universo DC

Superman ha sentado las bases del nuevo Universo DC de James Gunn con una taquilla firme, pero la pregunta inmediata es ¿y ahora qué? Para responder, todas las miradas se centran en la segunda temporada de El Pacificador, el único producto que ha traspasado el filtro de la etapa anterior y que llega el día 22 a HBO Max. Una temporada-secuela que pondrá a prueba si la visión del director para su mundo cohesionado puede funcionar mezclando sus producciones más familiares y las irreverentes.
La temporada empieza un mes después de los acontecimientos de Superman, volviendo a las caóticas aventuras de Christopher Smith para tender puentes entre dos ficciones, la primera conectada con El Escuadrón Suicida, y esta nueva entrega con una inevitable continuidad narrativa con el estreno aún en cartelera. Puede que ciertas propiedades del DCEU se puedan integrar retroactivamente en la línea temporal actual, lo que revela una estrategia industrial calculada que no descarta todo lo anterior, sino que conserva lo que funciona.
El enfoque de Gunn deja asomar su pasado, la experiencia dentro de un modelo que algunos no tardarán en llamar la marvelización de DC, pero a pesar de los ecos de personajes cruzados, continuidad y un tono más ligero que la introspección oscura de Snyder, hay una vocación de mezclar el humor escatológico y lo emotivo que cada vez se parece más al Kevin Smith más maduro. En todo caso, Gunn rara vez se toma a sí mismo tan en serio como el de Nueva Jersey, resaltando lo ridículo inherente a las situaciones de los superhéroes como algo humano.
En cuanto a los puntos comunes con Superman, tenemos a Isabela Merced (Hawkgirl), Nathan Fillion (Guy Gardner) y Sean Gunn (Maxwell Lord), que salía en un microcameo, aunque uno más importante de lo que parece para solidificar el tejido conectivo de ambas producciones. También aparece Rick Flagg Sr., interpretado por Frank Grillo, que viene de Creature Commandos. Son incorporaciones que alteran el ADN de la serie, abriéndose a situaciones a otra escala, más enganchadas al Universo DC.
La estrategia de Gunn para cuajar todo sin que parezca artificial es evitar la exposición forzada, permitiendo que sus personajes fluyan de forma natural entre proyectos sin dar demasiadas explicaciones. Por ello, la aparición del Pacificador en Superman es casi un guiño, pero permite la construcción de otros puentes, rompiendo con la maldición de DC de querer hacer las cosas demasiado rápido. Parece que lo nuevo sí tendrá en cuenta la experiencia del director en Marvel, pero buscando un término medio entre el cameo obligado y la necesidad narrativa de contar algo más grande.
La segunda temporada de El Pacificador debe demostrar que el universo de Gunn puede mantener la identidad individual, pero también establecer una continuidad, mantener su tono irreverente, pero no uno que vaya a marcar todo el conjunto del Universo DC, además de hacer que su enfoque funcione en diferentes formatos multimedia. Una serie de retos en medio de la encrucijada del cine de superhéroes, con los datos de recaudación de Superman bastante lejanos de los mil millones de dólares y el pinchazo relativo de Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos.
Las dos últimas grandes apuestas por el cómic en el cine son una dupla de blockbusters veraniegos que palidecen frente a la lluvia de dólares del Barbenheimer, lo que hace que la inercia del nuevo proyecto no sea óptima. No ayuda que entre ambas temporadas hayan pasado tres años, pero es tiempo necesario para resetear y presentar esta continuación como algo fresco.
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