José cueli: Fernando Césarman

José cueli
E
l Neblumo, de mi maestro Fernando Césarman, abre con el tema específico del estudio de los sucesos de nuestra relación con el entorno, siempre enfocados desde el esquema del sicoanálisis.
Un honor el que me distinguiera con el escrito del prólogo del libro que comento.
Siempre con la esperanza de modificar los patrones de la explotación del medio, la destrucción de la naturaleza por el hombre y su incapacidad para tener una conciencia lo suficientemente clara que le alcance para medir lo que ha perdido. Su obra sobre la relación del hombre con la naturaleza es amplia y extensa. Su labor en nuestro país, pionera y constante.
Entre líneas, Césarman deja sentir una gran nostalgia por esas pérdidas de la naturaleza: el dolor de la tierra erosionada, el subsuelo exprimido sin piedad, los ríos y mares contaminados, el ambiente intoxicado, las armas nucleares amenazándonos, la hambruna azotando a más y más seres humanos en el tercer mundo y la ruptura de las cadenas biológicas de plantas y animales amenazando y logrando su extinción.
El hombre creó la tecnología, investigó y llegó a otros planetas, canceló su relación con la naturaleza que, a su vez, es precisamente relación de relaciones, perdió su autonomía con lo anterior y anda en busca de un camino muerto para llegar, ¿será huir? del interior, desprotegido, y sin amparo en medio de grandes vacíos.
El hombre no ha podido elaborar el duelo por la pérdida de parte importante de la naturaleza. No alcanza a medir lo que ha perdido. Sin captarlo, llora por la vida que le huye. Césarman desde hace años capta la pérdida, y se vuelve un inicio de conciencia de este llanto por la desaparición de un cielo lleno de rayos de luz y la tierra vestida de flores y verde, y el viento con perfume y cantos de pájaros y armonías distantes.
Césarman grita en el desierto, todo el tiempo, clamando porque la muerte de la naturaleza está cercana; será una larga noche, en la que los pájaros desaparecerán al igual que las mariposas, las libélulas para dar paso a insectos obscuros de las tinieblas que vendrán a roer fibras, depositar en sus senos sus necrófilas larvas, despedir a las aves que se mecían al soplo de los vientos, arrugando flores.
El ecocidio, como gigantesca serpiente, aprisiona al ser humano, lo ahoga, deja sin comida, ni bebida, sin cantos, ni belleza: la melancolía invade por la destrucción parcial de su entorno, pero no la percibe. Ni capta el valor de lo natural de la naturaleza, ni como la internaliza y es parte de él.
El ser humano enfrenta una nueva guerra. La guerra contra la naturaleza. Una guerra que va perdiendo. Césarman anunció el tema. La enfrenta desde nuestra disciplina, el sicoanálisis, la divulgación e investigaciones en lenguaje sencillo.
jornada